Hacia las legislativa 2025, ¿resistir o imaginar?

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    Peronismo unido de la provincia de Buenos Aires
PERONISMO EN CRISIS

Hacia las legislativa 2025, ¿resistir o imaginar?

14 Diciembre 2024

El año político parece cerrarse en dos imágenes claras. De un lado, el presidente Milei realiza una cadena nacional en donde no sólo enumera sus logros, sino que traza una agenda hacia adelante ambiciosa, pero clara y realizable. Reconoce el aguante social y vende un futuro de grandeza.

Del otro lado, Unión por la Patria se saca una foto con fórceps. La foto elegida es extraña, varios advertidos sonríen a cámara, otros parecen no haber sido avisados y no muestran su mejor perfil. A los dos días, la foto se completa con una dedicatoria a los “peronistas tardíos”. Unidad hasta que te duela. De cara al año electoral, si estas imágenes definieran la elección no parecería haber dudas de quién la ganará a nivel nacional.

A la hora de preparar la campaña opositora se piensa en muchas cosas, los candidatos, los discursos, los ejes, los territorios y los sectores sociales a los que dirigir los mensajes. A modo de síntesis, teniendo en cuenta experiencias anteriores y lo sucedido en el último año, se puede decir que la oposición tiene dos caminos: construir una propuesta electoral representando a los dañados del modelo, juntar a las pymes, a los jubilados, a los científicos, a los feminismos y diversidades sexuales, a los sectores laborales, a la educación y salud públicas. Otra opción es tratar de imaginar algo nuevo, que la sociedad cambió y que como consecuencia las demandas cambiaron.

En la primera versión predomina la tesis de que la destrucción social tendrá como resultado un incremento de la oposición, la suma de los dañados será suficiente para ganar las elecciones. Una campaña de los resistentes. Para la segunda versión el gobierno mantendrá la estabilidad y una narrativa creíble para un sector importante de la población. Pese a que pueda haber una merma económica, cumple con sus promesas electorales: descenso marcado de la inflación, ordenamiento de las calles y destrucción de la vieja política. En esta tesis hay que imaginar algo distinto a las experiencias pasadas.

Estos dos caminos atraviesan una serie de preguntas y supuestos. Por un lado, ¿hasta dónde llega el hartazgo con el pasado? ¿cuánto se resiste un malestar personal? ¿y cómo se articula una propuesta electoral? Y, por el otro, hay algunos datos incontrastables: la gran mayoría de la sociedad perdió poder adquisitivo, hay un cansancio masivo de las experiencias políticas tradicionales y este gobierno está haciendo casi todo lo que prometió que haría. El blanqueo de capitales y la victoria de Trump permiten intuir que llegará a las elecciones legislativas con la “macro” estabilizada por más de un año.

De esta ensalada entre el ingreso propio, la gestión económica y la novedad política puede configurarse la constitución de los electorados. Creer que el voto se define de forma individual de acuerdo a los cambios en el poder adquisitivo es subestimar al electorado. Las promesas pasadas y futuras juegan un papel central en el voto. Las expectativas forman parte de la experiencia presente.

No

En todo curso de armado de campañas electorales debería verse la película chilena "No", una ficción que retrata el plebiscito por la continuidad de Pinochet en el gobierno de Chile y en donde se da un debate sobre el eje de la campaña en contra de su continuidad. Un joven publicista encarnado en Gael García Bernal vuelve al país del exilio para poder coordinar la campaña. Se junta con familiares de desaparecidos, con organismos de derechos humanos y sectores opositores. Realiza unos primeros videos retratando el calvario que se vive, pero percibe que así no ganarán las elecciones y cambia el eje. Como si fuera un plagio de la campaña alfonsinista exalta las maravillas de la democracia y así aporta a la victoria del "no".

Paradojas de la historia, podría pensarse que la campaña de Milei tuvo el mismo espíritu, pero en otra dirección. La motosierra como símbolo de esperanza. Con el mercado se cura, se come y se educa. En la cadena nacional de esta semana continuó en el mismo mood, hay una esperanza en la destrucción del estado, en proponer algo totalmente distinto a lo anterior. Se suele discutir cuán casta es Milei. Si su propuesta se sigue presentando como novedosa, si su estilo continúa siendo rupturista, será difícil endilgarle ese mote. Por ahora sigue siendo el topo que entra para destruir.

El peronismo no gana una elección intermedia en la provincia de Buenos Aires desde 2005, cuando Cristina enfrentó a Chiche Duhalde. Aquella vez fue la última en la que había una promesa en el voto: terminar de derrotar a la vieja política (el peronismo de los noventa). Desde entonces, 2009, 2013, 2017 y 2021, el peronismo dejó de generar expectativas en las elecciones de medio término y sólo se centró en las figuras y lo que podían representar: Néstor, Insaurralde, Cristina y Toloza Paz.

Hoy el peronismo -del AMBA- parece correr como el hámster en la ruedita. Se mueve, hace cosas, pero parece quedarse siempre en el mismo lugar, discutiendo quién conduce, viendo quién saca la foto de unidad, proponiendo lo mismo de siempre.

De los dos modelos propuestos al comienzo, hasta el momento, Unión por la Patria parece elegir el camino de los resistentes. Reunir a los damnificados y ofrecerles un escudo. Estado presente. Señalar la destrucción actual, ofrecer un pasado glorioso. El cambio, la autocrítica, está -otra vez- en los intérpretes, ¿quién expresa mejor el pasado glorioso, Cristina o Axel? ¿Quién puede sumar un nuevo ingrediente al viejo cóctel, Cristina o Axel? ¿Es Cristina, abandonando la elección de figuras grises y poniéndose al frente, una solución? ¿O es Axel, un kirchnerista pura sepa, pero sencillo, con buena gestión y sin causas de corrupción? Con pegar un vistazo a lo que hacen figuras más periféricas como Juan Grabois o Guillermo Moreno, se entiende que es posible correrse de la inercia, que se puede decir "no" con humor, con propuestas, con imaginarios futuros.

Hoy la iniciativa, la ofensiva, la promesa de futuro es toda del gobierno. Hace lo que dice que va a hacer y señala un rumbo de supuesta grandeza. Con esta dirección ya le lleva varios cuerpos a la oposición. La respuesta en clave resistente es una espera a que el gobierno fracase. Y quizá no suceda. Eso estamos aprendiendo en los últimos meses. Parecería necesario imaginar algo nuevo, distinto al pasado. Quedó claro en los fracasos propios que en los nombres no está la solución. No hay más jugadas maestras ni gatos en la galera. El peronismo hoy es la vieja política, como lo fue el bipartidismo que explotó en 2001. Si no hay una nueva propuesta integral, si no se revisa la gestión y las prácticas políticas pasadas, si no se remueven estructuras, si no cambia la narrativa, si no se imagina un peronismo distinto sólo queda esperar a que el plan de Milei estalle.

* El autor puede encontrarse en redes: @carraspero (en X) @lucio_fm (en Instagram)

Hoy el peronismo -del AMBA- parece correr como el hámster en la ruedita. Se mueve, hace cosas, pero parece quedarse siempre en el mismo lugar, discutiendo quién conduce, viendo quién saca la foto de unidad, proponiendo lo mismo de siempre.