De las ventanas carcelarias a las cuadrículas “zoom”

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De las ventanas carcelarias a las cuadrículas “zoom”

23 Marzo 2021

Por Sergio Ferrari, periodista y ex preso político de Coronda

El confinamiento y el “encanute” -encierro- carcelario. El peso de la soledad y la convicción de la resistencia colectiva como arma de sobrevivencia. A 45 años del golpe militar del 24 de marzo de 1976, la historia y los sentimientos se entremezclan para parir Corondaes. Una experiencia audiovisual colectiva elaborada entre septiembre y noviembre del 2020 en plena clausura pandémica.

Si el aislamiento inhumano no pudo derrotar a los presos políticos rehenes de la dictadura, la reclusión por la crisis sanitaria tampoco parece haber debilitado la imaginación creativa de dos realizadoras, una docena de ex presos políticos de la cárcel de Coronda y cinco jóvenes artistas: Adrián Barrionuevo, Mariano Moral, Hernán López, Tomás Raele y Agustín Labiaguerre.

De esa rara mezcla generacional, en realidades históricas distintas -pero enlazadas por el impacto enloquecedor del encierro- la directora teatral Graciela Camino (foto 2) y la joven realizadora y técnica audiovisual Gabriela Robles concibieron y dirigieron una producción de treinta minutos que este 24 de marzo sale a la luz pública a través de diferentes canales, redes, sitios web y medios digitales.

Gabriela Robles puso toda su larga experiencia en cine comunitario al servicio del proyecto y formó, vía digital, aceleradamente, a los actores. Brindándoles las herramientas técnicas para que todo el material pudiera ser auto filmado por ellos mismos. Rompió así preconceptos sobre lo que es la creación artística, extendiendo las propias fronteras de la misma, y fue la artífice de la integración digital del binario “celda-zoom” que le da a Corondaes una impronta distintiva.

Corondaes fue para mí una universidad de vida, donde cada encuentro me nutrió en lo más profundo de mi ser. Un proyecto que transité como desafío personal y donde el eje narrativo constituido por el testimonio de vida de los ex presos, trascendió por sobre la forma y la manera clásica de hacer cine”, explica Gabriela (foto 3).

Y subraya que esta obra documental, donde el límite entre vida y ficción se funden, enseñó a poner los escasos recursos técnicos a disposición de la historia, pensando y adaptando constantemente un diseño de producción que diera espacios para trabajar de manera horizontal. “Entendiendo que el fin de esta experiencia colectiva, más allá de cualquier resultado, era el ejercicio mismo de elaborarla. La transitamos con amor y compromiso”, reflexiona.

Corondaes había transitado un momento previo, probatorio, casi íntimo, a fines de enero en el Festival organizado por los Espacios Escénicos Autónomos (ESCENA), donde recibió una primera crítica estimulante de parte de críticos del medio cultural.

La cárcel pandémica

Corondaes arranca de la vivencia de los presos políticos detenidos en el penal de máxima seguridad de Coronda, en el norte de la provincia de Santa Fe, durante la última dictadura. Y la resistencia de los mismos que, ante un régimen vejatorio cotidiano, apostaron a la comunicación -por medios tan inauditos como inimaginables- como el principal desafío y argumento clave de resistencia y sobrevivencia.

El lenguaje de morse con golpecitos en las paredes de las celdas contiguas, o adaptado a movimientos casi imperceptibles de los dedos a través de los agujeritos redondos de la parte inferior de las puertas; la plática con gestos de manos; las clases magistrales y el diálogo diario por cañerías, lavabos e inodoros. Y el más deseado, nítido, vivencial y reparador: el coloquio por las ventanas.

Las ventanas externas de un sector de las celdas de los tres pisos de los pabellones de Coronda se prolongan, ahora, a través de esta obra testimonial, en los cuadritos de la comunicación colectiva por “zoom”, universalmente usado durante la pandemia.

Y de esa interrelación y juego entre el pasado carcelario y el hoy confinado, surge esta pieza teatral digital. En la cual, las preguntas esenciales de presos de ayer y actores de hoy siguen siendo casi las mismas: el sentido de la vida; el combate contra el aislamiento suicida; la fuerza del colectivo para superar las limitaciones personales; la unidad y disciplina como instrumentos de resistencia. Y la esencial, el sentido de la lucha a favor de la justicia, de Hombre Nuevo en Otro Mundo Posible.

La resistencia abraza la dignidad

“En todos estos tiempos, el encierro fue el mal remedio para las desobediencias. Aislamiento y celda. Reglamento y castigo. Horas vacías. Formas del aniquilamiento para encapuchar la rebeldía”, reflexiona Graciela Camino al introducir la obra con tono afirmativo y de pregunta.

Y se responde tajante: “Es inútil. El aliento se cuela por las rendijas. Los rayos no cesan y los prisioneros trabajan por la libertad. Luchan, desde el confinamiento, para sobrevivir y volver a intentarlo. Muchos años después y en otro encierro, la historia vuelve para reconocerse a si misma en la mirada de otras generaciones…”

Y si el aliento esquiva barrotes, “la luz del reflector va y viene sobre el paredón del pabellón, se mete por la ventana de mi celda, y cada vez que va y viene te lleva, te aleja un poquito más”, según la propia reflexión poética recitada por Guillermo Martini, uno de los ex presos que actúan en Corondaes. Los amores y la libertad, producto de los años acumulados de encierro, se alejaban como el mismo horizonte…

Graciela Camino vuelve al hoy e insiste en que “la memoria teje ficciones y ya no sabemos quién es quién, o si antes es ahora, o si vivir es actuar, si el encierro y la resistencia son los lazos que nos trajeron hasta aquí, a esta cárcel pandémica figurada”.

¿Se puede odiar una cárcel como la de Coronda? “Más que los barrotes o las celdas, el odio fue y sigue siendo hacia los que nos verduguearon, es decir aquellos seres humanos que se ensañaron contra nosotros, que éramos, entonces, jóvenes seres humanos, que habíamos dejado afuera amores ardientes -desvanecidos por el tiempo- y sueños inconclusos”, responde al unísono el colectivo El Periscopio.

Sin embargo, la cárcel “fue nuestro territorio de lucha durante años. Por eso hoy nos une una relación contradictoria de amor, de odio y de resistencia”, enfatiza.

Quince años atrás

Corondaes no surge de la nada. Tres lustros atrás, Graciela Camino con una parte de los mismos protagonistas actuales, elaboraron y presentaron Coronda en acción (foto 4). Catalogada como una intervención político-artística, la misma se nutrió del libro Del otro lado de la mirilla, colectivo y anónimo, escrito por 70 ex presos políticos de ese penal santafesino y publicado en el 2003.

La primera presentación en Santa Fe fue el 16 de marzo, en Villa Constitución, en el trigésimo segundo aniversario de la explosión obrera conocida como “Villazo”. Coronda en Acción, estrenada meses antes en Buenos Aires, se paseó por muy diversos escenarios en distintas ciudades del país y selló un “pacto de amor” entre la directora teatral, los jóvenes actores y los ex presos de Coronda.

Las idas y vueltas de esta gesta compartida, de este laberinto carcelario-resistente se rejuvenece ahora cuando las sociedades humanas se confrontan globalmente a paradigmas de encierro y aislamiento social.

Coyuntura ideal para volver a pensar sobre la esencia misma del ser humano colectivo. ¿Qué significan la vida y el compromiso en situaciones complejas como la de ayer y la de hoy? Y Graciela Camino no duda en responder: esta es la historia, un continuo, una renovación de la utopía, una aventura… que empieza a vislumbrarse en esta obra testimonial denominada Corondaes.

Voces y vivencias de sobrevivientes

Los ex presos que participamos en Corondaes somos Reynaldo Benítez, Hugo Borgert, Sergio Ferrari, José Kondratzky, Alberto Marquardt, Guillermo Martini, Victorio Paulón, Hugo Pot, Roberto Pozzo, Augusto Saro y Alfredo Vivono.

Todos miembros de la Asociación Civil “El Periscopio”, editora del libro Del otro lado de la mirilla, cuya tercera edición acaba de ser presentada el 18 de marzo, y de su versión en francés Ni fous ni morts, publicada en Suiza, de amplia distribución en la Europa francófona.

También contribuyeron activamente a la realización Jorge Gazzaniga, Pájaro Coutino, Juan Dell’Oro y Daniela Abadi.

Corondaes podrá verse a ver a partir de este miércoles 24 de marzo a través de la página web de “El Periscopio”, o en You Tube. También existe una versión con subtítulos en francés.

La oscuridad de la celda, un testimonio de Corondaes

Otra vez la noche, en la oscuridad de la celda

La noche 1237.

Llueve despacio y hace 1237 noches que no estás conmigo. Que no te veo.

Cierro los ojos y trato de recordarte, y no puedo.

Trato de recuperar la ternura que me daban tu sonrisa, tu voz, tu color de ojos, tu olor. Busco por los rincones de la memoria, donde estás, para mantenerte viva.

Pero me estoy olvidando de tu sonrisa, me estoy olvidando de tu olor, de tu color de pelo. Me estoy olvidando de todo lo que te quería.

La luz del reflector va y viene sobre el paredón del pabellón, se mete por la ventana de mi celda, y cada vez que va y viene te lleva, te aleja un poquito más.

El ruido estruendoso de las rejas que se abren y se cierran en el silencio de la noche, me recuerdan que sigo preso… que estoy solo. Está lloviendo.

Y extraño extrañarte.

Testimonio de Guillermo Martini, ex preso político, en Corondaes.