Bergoglio, esperanza latinoamericana y pasado sombrío
La APU acompaña esta esperanza sinceramente y desea que el papado de Jorge Bergoglio se ponga del lado de los humildes para revertir la situación de la región más injusta del planeta. Que recupere la senda de Juan XXIII.
Sin embargo, como militantes populares, advertimos que los antecedentes de Bergoglio son desalentadores. El Papa no escapa a la responsabilidad de la jerarquía eclesial argentina en cuanto a su complicidad con la dictadura 1976-1983. En el caso específico de Bergoglio, pesa sobre él la entrega, o al menos, la no ayuda a los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics. También, fue citado como testigo en la causa de robos de bebés, donde dio versiones diferentes sobre el conocimiento que la Iglesia tenía sobre un plan sistemático dedicado a ello. Otro signo negativo es el silencio en cuanto a un mea culpa del rol eclesial durante el genocidio luego del regreso democrático.
En el mismo sentido, debe entenderse la oposición de Bergoglio a las medidas más transformadoras del proceso iniciado en 2001-2003. El actual Papa, tuvo un notable protagonismo en sus acciones contra la resolución 125 y el matrimonio igualitario, además de numerosos documentos políticos contra el kirchnerismo.
Lo más probable es que Bergoglio se vea obligado a sanear el presente moral y financiero de la Iglesia que le costó el puesto a su antecesor, Joseph Ratzinger. La crisis provocó la primera renuncia en 600 años y hay una enorme presión sobre el nuevo Papa para que detenga los escándalos sexuales e intervenga el Banco del Vaticano, vinculado al lavado de dinero proveniente de armas y drogas ilegales.
En síntesis, que Bergoglio no sea lo que ha sido.