El futuro de Boca
Por Enrique de la Calle
No ligó está vez el equipo de Carlos Bianchi, que tenía todo prácticamente dominado frente a Argentinos Juniors en lo que fue su mejor actuación en el torneo. Sobre la hora apareció Leandro Pisculichi para empardarlo con un golazo. Antes, tuvo varias ocasiones para ensanchar la distancia (Emmanuel Gigliotti marcó el 1 a 0 en el primer tiempo). La perorata es conocida: los goles que se pierden en un arco…
Eso pasó ayer.
Sin embargo, esta crónica pretende hablar de futuros. El más inmediato, el que tiene que ver con las chances del xeneize en este torneo, se vio perjudicado por el traspié de anoche, aunque como señaló Bianchi en la conferencia, hace 4 fechas la distancia con el puntero era de 8 puntos, ahora es de 4. Mirado en perspectiva no está tan mal. Además, el equipo mejoró con las semanas, lo que otorga margen para la esperanza. En ese campo, Boca sigue teniendo futuro (sobre todo si se tienen en cuenta las carencias generales).
En otro terreno donde también lo tiene es en un plano menos abordado por las coberturas periodísticas. Tal vez el dato más sobresaliente de un presente gris sea la presencia de juveniles en el primer equipo. Sacando al arquero, un central, Riquelme (que sin embargo también tuvo un paso breve por las divisiones inferiores) y el centrodelantero, el resto del equipo que ayer entró a la cancha nació y se crió en el club. En general, son chicos muy jóvenes que empiezan a consolidarse entre los titulares.
Desde hace un tiempo, Boca se caracteriza por la generación casi industrial de juveniles. Tiene divisiones menores fuertes, provistas de una gran inversión. Con pocas chances en el primer equipo, esos jóvenes alimentaron los planteles de otros equipos (con el rédito correspondiente para el xeneize). Esto cambió esta temporada en la que el 65% de la propia plantilla es “nacida y criada”.
El hincha de Boca disfruta del dato y tiene paciencia: por eso aplaude casi desmedidamente las intervenciones de Erbes, Acosta o Bravo. Sin embargo, exigente y exitista, el simpatizante xeneize pedirá en el corto plazo que la novedad derive en vueltas olímpicas. No es mucha la distancia que separa el “vamos los pibes” de “con chicos no se puede ganar campeonatos”.
Así está Boca, en un presente menos desolador del que presenta buena parte del periodismo deportivo, siempre necesitado de crisis terminales (que nunca son tales, obviamente). Con el técnico más ganador de su historia, con mucho piberío nacido en sus entrañas y con Riquelme como emblema, el xeneize quiere volver a sonreír a lo grande. Se tiene que convencer que tiene futuro.