50 años sin Perón: el legado vivo del líder definitivo
Habíamos participado de su última convocatoria en junio donde se despidió de todas y todos y la veníamos venir. Luego de sus días fríos en Paraguay se activó el rumor de su salud ya precaria. Y se vino la lluvia fría y el anuncio que el General había muerto. Caminamos a la tardecita hacia el Congreso con mi hija, bajo la lluvia, el pesar y el desconcierto.
Ante esta crisis presente de una Ley Bases que amenaza muchas conquistas populares y nacionales de la mano del General, nos cabe reflexionar sobre su legado, tanto en la esfera de la política como arte y de las estrategias ante cada momento y desafío.
En su documento Conducción Política de 1951, el General escribía: “Nosotros hemos asistido a la descomposición política argentina durante los últimos cincuenta años. Y observen ustedes que todos los partidos han cambiado de rótulo; no sólo han cambiado de caudillos, de causas, sino que han cambiado también de rótulo, algunos para mejorar en el nombre y otros porque no estaban de acuerdo con el que inicialmente ellos fundaron, crearon y propugnaron. Así, han tenido distintos calificativos: lo que primero fue la Unión Nacional, fue después Partido Cívico, luego Unión Cívica Radical… Esto evidencia un partido sin arraigo. ¿Qué significa partido sin arraigo en el pensar nuestro? Son los partidos que no saben lo que quieren. ¿Y cómo iban a saber si los dirigentes tampoco lo sabían? Y no vayan a pensar que esto es una cosa tan extraordinaria. Me atrevería a afirmar que no son muchos los hombres que saben lo que quieren”.
Y en estos escritos interrogaba cuál ha sido el sistema orgánico de captación y reclutamiento: “La primera regla que yo cumplí fue: decir la verdad… Algunos dicen: hay que captarse la opinión independiente. Grave error. Esa no se capta nunca, porque está tres días con uno y tres días contra uno. Esa opinión es la que no debe interesar al que conduce. Algunos han perdido lo que tenían por ganarse la opinión independiente. A esos hay que dejarlos al margen y no tratar de conducirlos. Esos son inconducibles; esos son en todas las colectividades, los salvajes permitidos por la civilización, que viven aislados y al margen de las inquietudes de los demás. Ese es el trabajo que tenemos que realizar. Hay que tomar uno por uno e irlos persuadiendo. En política, el arma de captación no puede ser otra que la persuasión, porque queremos hombres conscientes que sirvan conscientemente a la doctrina… Con sectarismo no hay conducción. El sectarismo es el primer enemigo de la conducción, porque la conducción es de sentido universalista, es amplia, y donde hay sectarismo se muere porque no tiene suficiente oxígeno la conducción para poder vivir. No se pueden conducir los elementos sectarios. ¿Por qué? Porque cuando llega el momento en que la conducción debe echar mano a un recurso, ahí dice: no; esa es una herejía para el sectario”.
Está claro que desde mediados de la década del 40´ el General no era impulsor del sectarismo y pudo forjar un gran movimiento y una gran representación. La experiencia nos enseñó que algunos sectores acompañan solamente ´lo nacional´ y ponen trabas para el avance de ´lo popular´, así son los sectores que confluyen por intereses sectoriales con los que hay que conducir la Nación. Es un desafío dada algunas contradicciones innegables del conflicto social entre capital y trabajo. El General no legó ese desafío.
En el Modelo Argentino de 1974 el General volvía a remarcar: "¿Qué función cumplen los grandes sectores de la vida nacional? El gobierno debe defender un solo interés: el del pueblo, la grandeza de la Nación y la felicidad del pueblo son los fines básicos."
“Los partidos políticos en la Democracia Social no giran alrededor del caudillo, sino que las masas participan en forma activa…Y ya se anticipaba al rol de los viejos partidos políticos: “Esta visión del partido político ha quedado en la historia, dado el rol relevante de otros actores que suplantan al partido o lo reemplazan por frentes o alianzas coyunturales, en general financiadas por grupos concentrados del poder económico. Este rol del partido político merecería un trato especial en la reforma política futura.”
También Perón destaca el rol de los trabajadores y una única central obrera. Lo piensa como los pilares del Modelo Argentino y se vinculan por la solidaridad. Estos trabajadores se deben una organización que trascienda sus convenios de trabajo y defiendan los derechos a una vida digna. Y agrega la trascendencia del intelectual en la vida política, con los avances tecnológicos y las necesidades de mejorar la condición humana, lo hacen jugar un papel destacado. Los empresarios deberán ajustar sus condiciones para que sus empresas no sólo logren beneficios propios, sino que incluyan al país, no solo a través de los precios de sus productos o servicios, sino también a través de las inversiones.
En el plano económico el General señalaba en forma precisa. "Es imprescindible un acuerdo nacional sobre este planeamiento nacional y regional, con planes de desarrollo acordes a las necesidades, cuidando los recursos nacionales y sus consumos. No podemos mantener nuestras estructuras económicas tales como están. Habrá que articular mejor la producción agrícola con la industrial."
"La función empresarial del Estado jugará un rol estratégico importante a través de sus empresas, que no serán entes para disfrazar la desocupación laboral, sino jugarán un papel económico primordial para articular al Estado y al capital privado, cuidando que el capital extranjero sea un complemento más de la actividad económica y no dejarle jugar otro papel relevante." Además, profundizó: "Se impondrá como principio el creciente nivel de los ingresos y su distribución como pilares de la justicia social. El Estado deberá garantizar la plena distribución de los ingresos a nivel federal.
Para la actividad agraria sostiene: “Esta política debe señalar con precisión los objetivos a alcanzar en materia de colonización, infraestructura, régimen de tenencia de la tierra, explotación, investigación, capacitación e incentivos, con el fin de lograr a la vez una fuente continua de riqueza para el país y un aporte vital para el mundo del futuro hecho con criterio de solidaridad universal”.
Su legado ha sido y seguirá siendo un desafío, dada la penetración de ciertos conceptos neoliberales que apelando al principio de la escasez (que no pueden demostrar), nos ajustan a todos los sectores nacionales y populares en beneficio de las corporaciones conocidas.
La Comunidad Organizada de Perón no es otra cosa que una Democracia Social, que tiene ciertas características esenciales:
-Una estructura de poder soberano
-Orgánica, participan en ella los partidos políticos y los grupos sociales representativos del quehacer nacional
-Procura el bien común
-Prevalece una Ética social que supera la ética individualista
-La propiedad en función social. La tierra como un bien de producción social.
-Pluralismo político: no hay lugar para un partido único
-Liberar al hombre de la opresión y del poder ajeno como fines.
-Representación, ampliarla con los partidos políticos y grupos sociales.
-Participación, en los partidos políticos y en las organizaciones de base por su condición de trabajador, empresario, intelectual, etc.
-Autoridad basada en la recta razón.
-concepción nacional sin xenofobia, continentalismo latinoamericano y universalista.
-Sociedad moderna, superando la estructura liberal conservadora.
-Impera lo real sobre lo utópico.
Hacia esa Comunidad Organizada es la apuesta, de la mano de mujeres y hombres que participan de esta épica nacional y popular.
¿Por qué es Pueblo? Porque participa de la solidaridad y la justicia social, porque ampara a los más necesitados, porque sueña en conjunto. Comparte esos valores de la misma forma que los cristianos primitivos compartían las comidas comunitarias, así crecieron sin templo y sin dirección unificada, orgánica o encuadrada. Y fue el crecimiento geométrico más inusitado de la antigüedad en materia religiosa. Marechal primero y luego el padre Mugica nos hablaron de los cristianuchos, como fuente inagotable de ideas y sentimientos.
Volver al General no ha sido nada fácil y tampoco lo será, porque hay que revitalizar estos conceptos y otros de la Constitución Nacional de 1949: modernizar instrumentos sin perder el objetivo esencial: eliminar las desigualdades.
La muerte del General continúa no solo en mí, sino también en mi hija que lo recuerda, la multitud llorando bajo la lluvia, la firmeza de soldados que lloraban de cara a la gente, un pueblo movilizado por una épica del trabajo y la justicia social.