Todas las críticas, todos con Cristina
En cuanto al plano político, las críticas toman como eje el verticalismo presidencial. Se discute el protagonismo de la presidenta en la campaña (eclipsando al candidato Martín Insaurralde) o la reconstrucción de lazos con actores muy confrontados (como el gobernador Daniel Scioli). También se argumenta contra los espacios otorgados a los intendentes y gobernadores del interior, a quiénes algunos adjudicaron gran parte de la derrota.
Respecto de la gestión, se puede establecer dos subcategorías. Por un lado, las críticas contra falencias que afectan a sectores medios bajos, como la inflación, la seguridad y el transporte ferroviario. Por el otro, aquellas que van contra medidas que involucran a sectores medios altos: impuesto a las ganancias y cepo al dólar.
En cuanto a lo comunicacional, nada novedoso. No poder quebrar la hegemonía del Grupo Clarín con sus adláteres (en especial el periodista Jorge Lanata) y la insuficiencia / obsolescencia del sistema Spolsky – Gvirtz.
Por si todo esto fuera poco y nítido, la Agencia Paco Urondo agrega cuatro problemáticas acuciantes, que desde 2003 se han agudizado: tercerizados, trabajo informal, vivienda y la frontera sojera.
Algunas críticas posiblemente sean acertadas, otras evidentemente contradictorias (están quienes señalan que hicimos demasiado, están quienes afirman que no hicimos suficiente). Lo que sí es evidente: todas estas problemáticas tienen respuesta dentro del kirchnerismo y no por fuera.
El kirchnerismo es la coronación del proceso de resistencia 1976-2001, su caída implica debilitar todas las conquistas alcanzadas. En el kirchnerismo, cada lucha termina reflejada en una política de Estado, aun cuando tenga origen en una fuerza no kirchnerista. Es el caso de Mariano Ferreyra y los tercerizados ferroviarios, ahora planta permanente del FF.CC. Roca.
Recuperando al último Néstor, que florezcan mil flores. Dentro del jardín del proyecto nacional.