Retratos y postales (o como cronicar la ciudad)
Por Betina Campuzano
Pedro Lemebel, el desgarrado cronista chileno, definió la crónica como “el estallido de los géneros” y José Martí, indudable referente de la religación hispanoamericana, se refirió al género como “esas pequeñas obras fúlgidas”. Otros estudiosos y algunos cronistas la han llamado “arqueología del presente” o “el ornitorrinco de la prosa”. Fronteras lábiles que definen un género inasible resultan, quizá, un lugar común que se ha cristalizado para referirse a una escritura subjetiva, que trata de capturar la orfandad de un presente y el caos de la urbanidad. Un cierto afán testimonial recorre estos relatos, cuya mirada se agudiza centrándose en la cotidianeidad que, debajo de lo ordinario, encubre, sin duda, una compleja madeja de tensiones de la vida urbana.
En Salta, en el marco de la cátedra de Literatura Hispanoamericana y el seminario “Escrituras del presente y giro subjetivo en la literatura latinoamericana”, de la Carrera de Letras, Facultad de Humanidades, de la Universidad Nacional de Salta, hemos sido extasiados por el espectáculo de fuegos artificiales que la lectura de las crónicas, desde las modernistas hasta las urbanas de fines de siglo XX, han estampado en nuestro horizonte lector. Y como sucede con todo aquello que conmueve, nos contagió las ganas de esbozar -con palabras, fotografías y dibujos- los perfiles de nuestras ciudades del NOA que, entre andinas y occidentalizadas, enhebran con relatos el tejido latinoamericano.
Dos experiencias conforman un proceso que se inició en agosto de 2015 y que aún hoy, al igual que una piedra que cae en el agua o como el resplandor de los fuegos en el horizonte, sigue formando ondas y estampando estallidos. La primera se trató de una muestra colectiva de crónicas y fotografías producidas por estudiantes avanzados de Letras para recordar la relevancia de Pedro Lemebel, quien nos dejara huérfanos en enero de 2015; la segunda, la producción -también por parte de los estudiantes de la carrera- de postales que combinaran imágenes y textos como un homenaje a Rubén Darío, el cronista y poeta nicaragüense, al cumplirse un centenario de su fallecimiento. Las ciudades modernas y las posmodernas en las lecturas de estos cronistas hispanoamericanos se tradujeron en relatos e imágenes que dieron cuenta de una Salta en la que múltiples ciudades se superponen.
Retratos y atmósferas urbanas. Recordando a Pedro Lemebel
En esta oportunidad, lo que inicialmente fue un trabajo de cátedra desbordó las aulas y el formato de la clase magistral convirtiéndose en una clínica en la que, con el acompañamiento de artistas salteños (María Laura Buccianti, Daniela Romano y Juliana Romeo) y del equipo de cátedra (Betina Campuzano, Rafael Gutiérrez y Verónica Gutiérrez), los estudiantes produjeron crónicas que ponían en diálogo la palabra escrita y una fotografía sacada con sus propios celulares. La propuesta nunca fue “formar” escritores o artistas, sino más bien la de registrar la cotidianeidad y la vida urbana, por eso, quizá, algunas fotografías están pixeladas y algunos relatos despojados de cualquier lirismo. La subjetividad prontamente se adueñó de las crónicas y, así, los escenarios y conflictos tan próximos a sus cronistas moldearon, sin duda, voces auténticas con tono íntimo, irónico o autobiográfico: el duelo de un patriarca, la enfermedad y la anunciada inminencia de la muerte de un abuelo, la violencia obstétricia en la salud pública, un padre que -con aun el estigma de la procedencia boliviana- quería ser pintor en una Salta conservadora.
También, recuerdo que me sorprendió el mapeo que quedó esbozado en este nuevo collar de perlas y cicatrices salteño, con evidente contagio lemebeliano: los estudiantes de la carrera dieron cuenta de sus procedencias geopolíticas. Así, advertí que las crónicas recorrían desde calles céntricas de Salta Capital como el Corredor Balcarce y sus peñas folclóricas, hasta barrios más alejados como Castañares. Policías represores, posturas religiosas, vecinos que sacan la basura, docentes que se jubilan, viajes en colectivos, la paranoia de la inseguridad fueron las situaciones cotidianas narradas con humor y crudeza. Pero también transitaban por ciudades de frontera como Embarcación y Orán, y la dolorosa situación de los pueblos originarios, Colonia Santa Rosa y sus migrantes, El Galpón y los temblores que devastaron el pueblo recordando a la perdida ciudad de Esteco.
Los resultados de la clínica se convirtieron rápidamente en una muestra colectiva que se montó en el Museo Histórico UNSa “Eduardo Ashur”, en el Rectorado de la Universidad, en los meses de abril y mayo de 2016. Y la muestra fue visitada y revisitada por muchas personas, no sólo de la comunidad universitaria, sino también por los curiosos lectores de Lemebel que, desconfiados, acudieron a ver de qué se trataba. Y por colegios que, con sus docentes y estudiantes, veían fotos y leían crónicas. Se convirtió esta muestra en una oportunidad para atraer lectores de crónicas.
Toda esta movida nos impuso una tarea más: la reunión de las crónicas en un libro que, primero, fue palabra escrita artesanal de la mano de la poeta salteña Fernanda Salas y de Killa (editorial independiente de estas latitudes) y, luego, con el respaldo de la Secretaría de Extensión Universitaria, se convirtió en una edición que incorporaba relatos y fotografías, cuya edición estuvo lista en diciembre de 2016. Otro soporte que propicia otras oportunidades para leer crónicas.
Postales cosmopolitas. Homenaje a Rubén Darío
A Rubén Darío, el príncipe de las letras o el “cosmpolita extremo”, como lo define la crítica, lo homenajeamos con la producción de unas postales que, una vez más, reunían en una clínica la experiencia de combinar diferentes lenguajes artísticos. En esta ocasión, elegimos el formato de la postal, pues este tipo de tarjetas artísticas son indudables signos de la modernidad y su carácter cosmopolita. Si de Rubén Darío y el modernismo se trata, el paso por la poesía es ineludible, pero al recorrido le añadimos una parada más: las crónicas de sus viajes. Y eso quizás porque el viaje es, sin duda, el ejemplo más claro de la religación y del cosmopolitismo propios de los tiempos modernos, conexiones que permitieron que los aldeanos vanidosos salieran de lo local y se vincularan para empezar a pensar en “nuestra américa” o la América “hija del Sol”, como la definieron Martí y Darío.
Y las postales se expusieron el 16 de diciembre de 2016 en el Patio de las Palmeras del Rectorado, con una tertulia musical a cargo de Julieta Colina y el Grupo Altamaraña -que pone siempre en diálogo el recitado con la canción latinoamericana-, convirtiéndose así en una nueva ocasión para la lectura. Pero la propuesta no queda ahí: ahora las postales están viajando, por correo postal o en las valijas y mochilas de quienes las poseen. Y cuando llegan a un lugar en el que se sienten cómodas, sus portadores les sacan una foto que suben a Facebook, a Postales Cosmopolitas. Homenaje a Rubén Darío. Y así, en ese movimiento de religación y cosmopolitismo de nuestros tiempos, a través de las redes sociales y los nuevos formatos de nuevas postales, viajamos todos y todos somos un poco más cosmopolitas.
El estallido que detonan las crónicas toman en nuestro tiempo nuevos formatos, se vinculan con diferentes lenguajes artísticos y pueden tomar los conductos de las redes sociales, para propiciar nuevas ocasiones de lectura. Las crónicas darianas o lemebelianas, u otras, contagian ganas de leer y producir voces y miradas de aquello que, a simple vista, pasa desapercibido: nuestra cotidianeidad urbana.