Explotación de trabajadores agrarios: “Con el ajuste de los últimos dos años el abuso patronal aumentó”
Por Santiago Asorey
El 8 de octubre de 1944, el entonces Secretario de Trabajo y Previsión Juan Domingo Perón impulsó mediante un decreto el Estatuto del Peón de Campo. En conmemoración a ese hito histórico se celebra todos los años en esa fecha el Día del Trabajador Rural. En este contexto, AGENCIA PACO URONDO entrevistó a Gabriela Reartes, integrante de la comisión directiva de ATRES (Asociación de Trabajadores Rurales y Estibadores de Salta), para hablar de las condiciones laborales de los trabajadores rurales en tiempos macristas.
APU: La muerte de Gerónimo "Momo" Venegas desató un escándalo de corrupción y además sacó a la luz la discusión sobre los trabajadores agrarios. ¿Cuál fue el rol de Venegas como dirigente gremial?
Gabriela Reartes: ¿Te acordás que alguna vez los trabajadores agrarios hayan festejado con el "Momo" Venegas como secretario general algún aumento?¿Algún derecho adquirido? ¿Viste alguna vez festejando en las calles la obtención de algún derecho por algún conflicto que haya tenido con las patronales?
La última vez que el "Momo" Venegas fue protagonista fue cuando apoyó a la patronal en la 125 en el 2008 y cuando se puso en contra de la ley 26.727, ley que nos igualaba derechos con la ley del contrato de trabajo. O cuando se sacaba una foto con el presidente de la Sociedad Rural o con los gobiernos patronales o como acompañante del presidente de la nación disfrazado con un frac. Lo hacía con chalecos como si fuera cumpliendo con las normas y los requisitos de los reyes. No quiero hablar de los muertos pero la verdad que el escándalo mediático, como dijo la compañera Cristina (Fernández de Kirchner), lo generó la hija diciendo que el padre tiene una cantidad extraordinaria incalculable dinero. Eso puso de manifiesto de forma pública la mafia del padre muerto con los socios mafiosos.
APU: ¿Cómo están las condiciones laborales en el sector hoy? ¿Y cómo impacto el ajuste económico del macrismo de los últimos dos años?
GR: Las condiciones laborales en el mundo agrario desde hace mucho tiempo que vienen mal, fueron reguladas por la Ley 26.727 (aprobada en el 2012). De alguna manera se había logrado apalear y mejorar algunos incumplimientos. Pero lo que sí se puede subrayar y se puede afirmar es que con el ajuste de los últimos dos años, el incremento de los servicios públicos y del transporte, el abuso patronal aumentó.
Anteriormente con la existencia del Ministerio de Trabajo como regulador de las relaciones laborales, podía haber inspecciones o algún tipo de control para parar el abuso. Hoy se paga mal, se paga por debajo de la Ley de Contrato de Trabajo y de la Ley 26727. El ajuste, al igual que en el resto del pueblo argentino es brutal, se lo siente mucho más en los pueblos del interior. En los pueblos todos los productos son más caros por las distancias y las incomodidades de los pueblos rurales. Las mercaderías te llegan con sobreprecios extraordinarios, así que el ajuste se nota mucho más. En relación a las condiciones laborales los patrones están acostumbrados a no cumplir con sus obligaciones, ya sea con ropa de trabajo como con herramientas y elementos de control por el tema de la contaminación y la manipulación de productos tóxicos. Nos encontramos con un día del trabajador agrario pisoteado y sus bolsillos cada vez más exprimidos.
APU: ¿Qué dificultades y violencias específicas sufren las mujeres trabajadoras en el campo?
GR: Las dificultades para las trabajadoras rurales son tal vez más grandes por el abuso patronal y una cultura machista y prepotente. Eso hace que los salarios de las trabajadoras normalmente estén por debajo. Además, se suman el trato desigual y autoritario. No se las provee de las herramientas y la ropa y las condiciones mínimas de trabajo. No se la provee de agua potable porque no se toman el trabajo. Las personas tienen que proveerse de agua de las acequias de las vertientes de los ríos o cualquier otro lugar. No cumplen con las obligaciones sanitarias, para preservar su consumo de agua. Lo que es peor es que trabajan centenares de mujeres diferentes en establecimientos agrarios y tienen por uso y costumbre que las mujeres vayan a los yuyos, hay que decirlo así, las mujeres van a los yuyos porque no se toman el trabajo de contratar baños químicos, o algún otro tipo de protección que las dignifique. Algo que les dé un poco de estima como persona humana y no como si fuera un objeto que anda escondiéndose en los yuyos para hacer sus necesidades. Esta es la realidad trágica que vivimos y que queremos cambiar.