Presas políticas en Jujuy: "Nos han hostigado hasta lo último, ultrajado hasta el hígado”
Por Ludmila Sueiro y Santiago Asorey
AGENCIA PACO URONDO viajó a Jujuy Capital y pudo visitar en el penal del Alto Comedero a las dirigentes sociales y presas políticas Graciela Lopez, Gladys Díaz y Mirta Aizama por más de tres horas. La única referente barrial que no pudo ser entrevistada fue Mirta Rosa “Shakira” Guerrero porque se encuentra con problemas de salud, por lo que no se le permitió otra visita que no sea de familiares. Las militantes detenidas el 14 de julio del 2016 testimoniaron sobre la persecución sufrida, sus trayectorias en las organizaciones sociales, los años de contención a los sectores más vulnerables de la sociedad jujeña y la oscura realidad social actual bajo el mando del gobernador radical Gerardo Morales.
“La verdad que no nos explicamos el odio de Gerardo Morales. Él antes venía al barrio, nunca decía nada en contra del Milagro. Venía a ver las obras. Ahora por ejemplo están reinaugurando la textil de Alto Comedero que hicimos nosotros. Están viendo todas las obras que hizo la Tupac. Antes en el barrio no había centro de salud, nosotros lo hicimos. Aunque ahora haya sido abandonado y quedado en ruinas”, analizó la referente barrial de la Túpac Amaru, Gladys Díaz, en relación a las causas judiciales impulsada por el Poder Ejecutivo provincial en su contra.
Gladys recordó el intenso trabajo social realizado en la sede de la Túpac, en el centro de la capital jujeña, antes de la llegada de Morales y Mauricio Macri al poder. “Todo lo que pasaba en los barrios llegaba ahí. Cualquier problema se iba ahí para solucionarlo. Si tu hijo estaba enfermo. Si tenía un problema de adicción también. Era muy fuerte trabajar en la sede. Los compañeros que trabajaban ahí dejaban la vida con lo que hacían. La única oportunidad que tenían esos pibes que venían con problemas era Milagro”, expresó.
En esta misma línea, profundizó: “Hace poco Morales fue al parque acuático para reinagurar una parte. Fue solo para sacarse la foto. Creo que ahora Morales quiere ser Milagro Sala. Va al norte y participa en las actividades del carnaval y del Día de la Pachamama. Hace actividades de la cuales antes no participaba”.
A su vez, Díaz recordó el comienzo de la persecución contra las organizaciones sociales y cooperativistas tras el acampe, en diciembre del 2015. En la protesta, la Túpac, junto a otras organizaciones, reclamaron al gobierno de Morales el pago de los sueldos de los trabajadores de las cooperativas. “Después del acampe empezó la persecución contra nosotras. Se notaba que estábamos marcadas, que tenían las fotos de todas las chicas del Alto. Íbamos cayendo todas. Había gente que nos conocía que no nos saludaba”, relató Gladys.
Asimismo, rememoró las presiones a dirigentes sociales para incriminar a la líder de la Túpac, Milagro Sala: “Fue difícil. Al final, los más falderos fueron los traidores. Recuerdo el miedo de los allanamientos”.
La política del miedo
Por otro lado, la dirigente comparó la realidad actual de la provincia con lo vivido en la época de la última dictadura militar argentina: “Hay miedo, como lo que pasó en el Ingenio Ledesma. Acá fue algo parecido a lo de la dictadura. No se puede caminar tranquilo porque te pueden señalar. Yo sé todo de construcción y de obras pero cuando salga de acá no voy a poder trabajar”, insistió.
Desde otra perspectiva, Mirta Aizama, otra referente de la Túpac detenida, habló sobre las dificultades de la adaptación de las compañeras a la vida del penal de Alto Comedero. En ese marco, sostuvo que cuando era llevada al médico por algún motivo en particular se “desplegaba un operativo de seguridad como si fuese Chapo Guzmán. Si me encontraban con alguien en el centro no permitían que me abrace”.
Por su parte, una de las dirigentes de la Red de Organizaciones Sociales, Graciela López, quien se encuentra detenida en otro pabellón, habló sobre la necesidad de mantener la fortaleza dentro del penal como cuadros políticos. “Yo fui activista por la libertad de Milagro. Por eso me detuvieron”, explicó. A su vez, López relató su extensa trayectoria como militante. Graciela fue parte de la CCC (Corriente Clasista y Combativa), organización de la cual se fue para conformar la Cooperativa Libertad, que fue parte de la Red de Organizaciones Sociales. Además, Graciela describió todo el proceso de persecución desatada sobre las organizaciones: "Nos han hostigado hasta lo último, ultrajado hasta el hígado”.
La referente barrial ofreció su mirada sobre la situación del campo popular. “Veo que afuera la dirigencia se encuentra dividida, lo vi por ejemplo en Jujuy en el 8M, en el día de la mujer. Veía que había una columna de la Túpac, otra columna del 'Perro' Santillán y otra con compañeras feministas. Eso me preocupa. Tenemos que estar unidos”, describió.
Además, Graciela habló del compromiso sostenido durante años por las dirigentes de las organizaciones sociales: “Hemos dejado la vida para construir. Me dio mucha bronca ver cuando fue el juicio de los huevos (fue condenada por participar de una protesta contra Morales en el Consejo de Profesionales de Ciencias Económicas data del año 2011). Ese edificio de la Justicia Federal en el cual se condenó a dirigentes se había hecho para enjuiciar a genocidas. Ahí tendría que haber estado Blaquier, no yo.”
La detenida por razones políticas reflexionó sobre el rol de la mujer en la organización popular y sostuvo que “la mujer ha tomado un protagonismo en Jujuy desde siempre. Fueron las jefas de hogar las que armaron las organizaciones sociales. Entre vecinas: con una copa de leche, otra ponía papas. Así se fueron armando. No hay que el olvidar el protagonismo de Evita (Perón), de Cristina (Fernández de Kirchner) y por supuesto, de Milagro (Sala)”.
“Gerardo Morales no puede construir nada. Nosotras soñamos lo que Néstor nos prometió y lo realizamos. Todas las obras en el barrio, las viviendas. Siempre pensamos en el otro. Milagro fue diputada y nunca cobró un peso. Nos hicimos cargo de lo que Estado no se había hecho cargo durante tanto tiempo. Nosotros hubiésemos sido la mejor oposición para este gobierno”, sintetizó.
Para finalizar, la dirigente política recordó historias de su infancias importantes en su formación: “A mí me crió mi abuelo en el campo, que tenía en cada pared de adobe un cuadro de Evita y Perón. Yo pensaba que eran mis antepasados. Mi abuelo me miraba y me decía: ´Estos son los que dignificaron al pueblo´. Cuando vino la dictadura tuvo que enterrar todo en un cajón afuera. Así fue que perdimos todo. A mi abuelo lo esposaron, lo maniataron. Yo tenia 8 años y mi abuelo me dijo: 'estos al que tenga un libro debajo del brazo lo van a matar'. Por eso yo nunca estudie”.