Doris Halpin: la mujer delante del hombre
Por Ignacio Soneira
En rigor, la frase “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer” no se ajusta a Doris, ella estaba adelante del hombre, no sólo porque representó a Carpani durante parte de su vida y, fundamentalmente, luego de su fallecimiento, sino también porque fue promotora de la carrera artística de éste y condición necesaria de la supervivencia de su imagen desde la década del noventa en adelante.
Doris había contraído matrimonio muy joven con el empresario Oscar Balestrini, quién estaba vinculado desde comienzos de la década del sesenta a la Izquierda Nacional y, particularmente, al intelectual José Hernández Arregui. En ese entorno ambos conocen a los pintores Juan Manuel Sánchez, Carlos Sessano, Ricardo Carpani y a Esperilio Bute. Ellos le prestan a Carpani y luego, por intermedio del primero, a Pascual Di Bianco el sótano del edificio de Piedras y Venezuela del barrio de San Telmo, que fue el primer taller de ambos pintores. Un incipiente grupo Espartaco solía reunirse allí y mantener acaloradas discusiones con la pareja sobre temas de arte y política. Una serie de fotografías existente en el archivo “Ricardo Carpani” (UNSAM TAREA) ofrecen testimonio de ello.
Al tiempo de haber enviudado, Doris comenzó una relación con Carpani, que se fortalecería con los años, la militancia y el exilio. Durante la llamada “década larga” formó parte activa de los convulsionados procesos de organización y lucha de esos años, lo cual podemos constatar en distintos emprendimientos editoriales efímeros, agrupaciones y reuniones de las que quedan unos pocos documentos. En 1974, meses antes de realizar un viaje a Estocolmo del cual ya no podrían regresar por la situación del país, coordinó junto a Carpani la experiencia de los “Talleres de militancia plástica de base”, que consistían en espacios de capacitación orientados a militantes barriales de los sectores populares que les brindaban herramientas para realizar estandartes, banderas y murales, a partir de la cuadrícula y la solarización de fotos.
En el documental sobre el pintor realizado por Mariano Wolfson (1995), Doris repetía en un fragmento de la entrevista que Ricardo y todos los integrantes del grupo Espartaco eran tremendamente machistas y que era difícil como mujer participar en esos espacios. De todos modos, las numerosas correspondencias existentes en el archivo dan cuenta de una mujer temperamental, taxativa por momentos, entusiasta y sensible. Figura central para coordinar la carrera pictórica de Carpani, para sostener el exilio de ambos y, particularmente, para reencauzar el regreso a la Argentina en 1984. Clave también para entender la prolífica producción del pintor: ella pasaba los dibujos en las telas y los murales, les daba la primera base de color y luego Carpani definía los trabajos.
En 1987 nuevamente coordinó unos talleres de militancia plástica, esta vez orientados a chicas y chicos en situación de calle. Todavía se conservan los bocetos e informes de lo realizado en esos encuentros. También participó junto a Carpani de múltiples encuentros de mural y distintas charlas en el interior del país durante el proceso de reconstrucción democrático.
Una vez fallecido Carpani en 1997, Doris se encargó de preservar y difundir la obra del artista. Lo hizo a través de la “Fundación Ricardo Carpani”, espacio desde el cual armó una película con entrevistas de Ricardo y opiniones de personas que lo conocieron, coordinó múltiples exposiciones y catálogos, y participó de un centenar de charlas y homenajes en espacios sindicales y de militancia. Interpretando que la circulación de la obra por esos sitios iba en correspondencia con la supervivencia de la imagen del artista, ligada entrañablemente a la historia política argentina.
Doris adscribió profundamente a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, brindando repetidas veces su apoyo público y acercando obras a distintas iniciativas llevadas adelante por el gobierno nacional.
Años previos a la manifestación de su enfermedad armó en parte lo que es hoy el Archivo Carpani, compuesto por un enorme acervo documental que incluye bocetos, cartas, ensayos, material hemerográfico y fotográfico diverso; que permite comprende una porción de la historia argentina reciente. Legó ese patrimonio temporalmente a la Universidad Nacional de San Martín para su catalogación, digitalización y estudio. En cada uno de esos papeles y registros está la huella de Doris.