"Flora no es un canto a la vida": primer documental de Iair Said
Por Silvina Gianibelli
La historia del documental Flora no es un canto a la vida comienza con un entramado familiar que funciona como enigma y disparador sobre una tía del director argentino Iair Said, también protagonista y testigo del documental: Flora Schvartzman.
Said encuentra una anotación sobre Flora en su diario íntimo que recibió como regalo para Bar Mitzvah (ceremonia judía en donde los preadolescentes de trece años afianzan la responsabilidad de sus actos y su compromiso con la Toráh). La anotación evidencia una afirmación familiar a modo de hipótesis que deberá descubrir a lo largo del film. Es la primera aparición de un objeto con un valor emocional inigualable, inicia así el propio buceo interior del narrador-protagonista para atravesar la búsqueda de su propia verdad.
El universo del film está envuelto en el entramado de los discursos familiares y el impacto que esto genera en un niño. ¿Quién es Flora? ¿Por qué su presencia se vive como una renuncia familiar basada en sucesos ambiguos? ¿Cuál es la verdadera determinación del rencor en un ámbito familiar?
Said toma al personaje de Flora desde varios puntos de vista, si bien al principio, su búsqueda, se muestra como una travesura familiar, a medida que el film avanza, el personaje adquiere una alta profundidad dramática porque se despliega sobre sus zonas más complejas.
Flora vive de sus recuerdos, está habitada por los objetos de los que se desprende y los que atesora, sin embargo, cuando se trata de la herencia de su propiedad, se desarrolla un verdadero conflicto en donde intervienen algunas variantes para su solución: ¿excusa narrativa? No se sabe hasta el final generando una verdadera empatía con la búsqueda.
Iair se va comprometiendo con lo imperceptible de a poco, al mismo tiempo que Flora crece como personaje dramático poniendo en las manos del que la mira, toda su vida interior, aún sus propias perplejidades. El crecimiento es tan progresivo que lo hace hasta lograr la poetización total de esta tía que va percibiendo el final de su vida de a poco y de esta manera toma la fuerza de su dramatismo convirtiendo al personaje en chejoviano.
Flora es una vecina del barrio de Flores que atraviesa momentos de impacto muy fuertes, su humor punzante abraza su sentido existencialista de la concepción de la vida, “nacimos para morirnos”.
El universo de la tradición judía es el telón de fondo de esta historia, donde se percibe la sensibilidad y la amorosidad en los lazos familiares con el calor de la tradición. Los objetos elegidos tienen un alto valor cinematográfico no solo porque funcionan como excusas narrativas, sino que son marcas metonímicas de un universo fuerte que se trasciende a sí mismo para lograr un canto poetizante.
Ficha técnica
Argentina, 2018, 64’
Dirección, guión y fotografía: Iair Said.
Producción: Eugenia Campos Guevara, Flor Efrón, Iair Said.
Editor: Flor Efrón.
Música original: Matías Schiselman, Fernando Martino.
Diseño de sonido: Jésica Suárez, Diego Hernán Marcone.
Compañía productora: Gentil.
Postproducción de imagen: Lahaye post.
Diseño gráfico: Pepita Sandwich.
Elenco: Adriana Schvartzman, Flora Schvartzman, Iair Said.
Para poder ver el film escribir a: floranoesuncanto@gmail.com