Tomás Orduna: "Lo que está pasando en Brasil es un genocidio que algún día tendrá que ser juzgado"
Por Martín Massad y Juan Cruz Guido
Tomás Orduna, médico inféctologo y jefe de servicio de Patologías Regionales y Medicina Tropical (CEMPRA-MT) dialogó con AGENCIA PACO URONDO RADIO (domingos de 10 a 12, FM La Patriada) sobre la ola de contagios en Brasil, la situación de los médicos en CABA y la vacunación obligatoria al personal de Salud.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es su visión respecto a la gran ola de contagios de Coronavirus que hay en Brasil actualmente? ¿Cree que esto puede ser perjudicial para la Argentina y el resto de la región?
Tomás Orduna: Ya en mayo o junio de 2020 catalogué como genocida a Bolsonaro por su postura definida hacia el abandono de la población del Brasil. Como consecuencia, eso es lo que ha ocurrido, y esta tragedia continúa sucediendo hoy, donde muchas ciudades están al borde del colapso absoluto del sistema sanitario. Además, Brasil tiene una cantidad de muertos que prácticamente duplica la nuestra, es decir, si lo extrapolamos a Argentina, sería como tener 110 mil fallecidos.
Lo que les está pasando a los brasileros es que no hay una contención desde el Poder Ejecutivo nacional. Por suerte, sí hay una gran repuesta desde las gobernaciones y, de hecho, se ha emitido un documento firmado por los gobernadores y secretarios de Salud de todo el Brasil para exigir una serie de cambios, inversiones y la extrema necesidad de que el gobierno central de Brasilia se ocupe de este tema. A mi entender, todo lo que pueda suceder para cambiar la situación va a depender de la gran acción que realicen las intendencias y los gobernadores en conjunto.
Respecto a cómo puede repercutir todo esto en la región, en la medida en que se siga expandiendo brutalmente el Coronavirus en el Brasil, con esta variante de cepa llamada “Manaos o la P1 de Manaos, que tiene una aparente mayor tasa de transmisión, y tomando en cuenta el movimiento potencial de las personas que salen de Brasil hacia cualquiera de los países hermanos de Sudamérica, por supuesto que todo esto puede hacer que se vectorice esta cepa con mayor facilidad hacia otros lugares. Esto, por supuesto, puede generar que nos siga costando más a los países que venimos haciendo muy bien las cosas, en términos generales, para poder seguir controlando con la eficacia que tenemos, sobre todo en áreas fronterizas como la provincia de Misiones, Corrientes, para dar algunos ejemplos.
A mi criterio, lo que le está pasando a Brasil es un genocidio que algún día tendrá que ser juzgado.
APU: ¿Considera que existe un peligro inminente de poca efectividad de las vacunas en tanto Brasil continúe con estas políticas sobre la vacunación, la presencia de la variante de cepa de Manaos y la inexistencia de confinamiento?
T. O.: Esta es una realidad que se construye día a día. Por ahora, las vacunas y los testeos que se han hecho para ver las respuestas de anticuerpos en las personas que están vacunadas, confrontadas contra la variante de cepa británica, la sudafricana y la de Manaos, básicamente ha dado que algunas de las vacunas bajaban aproximadamente 70% contra la sudafricana, pero no contra las otras. Por lo menos para la vacuna Gamaleya y Oxford por ahora estamos bien, entendiendo de nuevo que esta seguridad sobre la protección se construye a diario.
Pensemos que tres variantes, sumada la de Río de Janeiro que sería una cuarta, tienen una clara definición como variantes que han preocupado y que preocupan por supuesto, y se pueden agregar muchísimas más. Esta es una historia vivida, donde falta mucho por determinar, y que podríamos asemejar a las temporadas de series y capítulos donde aún no sabemos cuántas temporadas y capítulos tiene COVID-19 para la humanidad. Entonces, lo que hace falta es una gran inversión, vigilancia epidemiológica, estar alerta y hacer lo que hay que hacer. Esto es lo que se le pide al gobierno de Bolsonaro, que es hacer las cosas bien, con las correcciones que hemos tenido que hacer, pero con un Poder Ejecutivo nacional que comanda el gran barco que en este caso es un país.
APU: En relación a lo sucedido en CABA, ¿cómo analiza el caso de los dos médicos que fallecieron por COVID- 19?
T. O.: Son dos tragedias que se suman a los prácticamente 450 compañeros del equipo de salud de Argentina que han fallecido. En el caso de la Dra. María Rosa Fullone, de 56 años, médica generalista del Hospital Fernándezr con el cuadro clínico. Luego, cuando cambio de opinión y decidió vacunarse, ya había empezado con los síntomas de un cuadro de infección por virus salvaje.
El caso de ella es diferente al del jefe de cirugía plástica del Hospital de quemados, Carlos Sereday, que tenía indicación de vacunarse pero tuvo que esperar que se autorizara el uso de Gamaleya para mayores de 70, por lo cual tuvo la mala suerte de infectarse.
APU: ¿Cree que la vacunación debería ser obligatoria para todos los médicos?
T. O.: La obligatoriedad está en discusión en todo el mundo, no solo para la vacuna COVID-19, que hoy por hoy no es obligatoria. Hay un par de vacunas que son históricas para el equipo de Salud como la vacuna de hepatitis B y la de gripe. Siempre se intentó que sean esas dos vacunas sean obligatorias, incluso para la vacunación de hepatitis B hay una ley del año 1992 que obligaba a los empleadores a vacunar a todo el equipo de salud. Sin embargo, la obligatoriedad como tal, es decir, que si no estoy vacunado/a no me permiten trabajar, nadie lo ha podido hacer.
A mi entender, lo mejor es seguir convenciendo a las personas que todavía tienen dudas con el ejemplo de los países que tienen ya una altísima tasa de cobertura como, por ejemplo, Israel, con más del 70% de su población vacunada y la caída absoluta de casos graves y de muertes. Es maravilloso ver la correlación entre vacunas y el cese de las tragedias.
APU: En CABA, una de cada cuatro personas de equipos de salud no está vacunado. ¿Qué es lo que sucede específicamente?
T. O.: Cada hospital recibe las dosis de vacunas y tiene que hacer su propio tipo de organización interna. Nación realiza la entrega de vacunas a Ciudad de Buenos Aires y, a su vez, esta las entrega a todos sus hospitales para que cada uno de ellos organice en lo interno la dinámica de vacunación.
En nuestro caso, en el Hospital Muñiz, estamos todos vacunados. Entonces no termino de entender el motivo de porqué en algunos hospitales aún no está vacunada la totalidad de los equipos de salud. No sé si hay algún hospital que no la haya recibido en tiempo y forma.
APU: En términos epidemiológicos, ¿cómo está la situación del país hoy a un año del comienzo de la pandemia en Argentina?
T. O.: El 3 de marzo se cumplió un año del primer diagnóstico en la Argentina, de aquel paciente que llegó de Italia cuando esperábamos desde hacia dos meses que llegara de China. En ese momento, era una tragedia lo que se vivía en Europa y, obviamente, la conexión entre Argentina-Europa es mucho más poderosa que con China.
Después de un año, nosotros en lo particular tenemos una trasmisión comunitaria importante, ya que estamos en un promedio de 6000 casos por día y lo peor es que tenemos un promedio de 160 fallecidos promedio por día. Esto no es bueno pensando que dentro de un mes y pico estaremos entrando al otoño, entonces vamos a partir de una base alta para una etapa donde las patologías respiratorias se ven favorecidas por el frío, porque empezamos a estar más a dentro de las casas y ya no se puede estar expansivamente afuera.
La diferencia es que, si seguimos con la campaña de vacunación, esperamos que se logre un cambio cualitativo, es decir, que podamos tener vacunados a todos aquellos que tienen riesgo, sea por edad o por patologías asociadas como obesidad y diabetes. A nivel mundial, hay muchas incertidumbres y la única fuerza esperanzadora es poder lograr que las factorías sigan produciendo la enorme cantidad de vacunas que se necesitan; solo a lo largo de este año estamos hablando de miles de millones de vacunas.
Para lograr un rebaño mundial se necesitan 5 mil millones de vacunas, aunque no creo que se llegue este año a ese número. Sin embargo, es muy posible que lleguemos a tener entre 2 o 3 mil millones para cubrir a todos los que tienen mayor riesgo y a los esenciales para que puedan continuar cuidando de la comunidad.
Por lo tanto, tenemos todavía por delante un año 2021 muy duro, con un gran coletazo hacia el 2022. Veremos qué pasa con las variantes de las cepas que puedan aparecer, las cuales serán vigiladas para cambiar componentes en las vacunas actuales. Por su parte, la comunidad debe seguir cumpliendo estrictamente lo propio con distanciamiento social, estén o no vacunados, hayan estado infectados o no.