Significativa presencia latinoamericana en el Festival Internacional de Films de Friburgo
Por Sergio Ferrari, desde Friburgo, Suiza
Aunque con máscaras, distancia social, máxima prudencia, pero sin certificado COVID-19 exigido, arrancó este fin de semana la 35ta. edición del Festival Internacional de Films (FIFF) en la ciudad universitaria suiza de Friburgo.
La espera fue larga. El año pasado -la denominada edición 34 y ½- pudo realizarse solamente de forma virtual. Hay que retroceder a marzo de 2019 para llegar a su fórmula completa, con más de 42 mil billetes vendidos, salas repletas y, en aquel entonces, el brillo superlativo del film uruguayo Compañeros ganador de la muestra.
En esta nueva edición, 139 películas de 51 países integran la selección oficial 2021. Se trata, apenas, de un pequeño 10% de los 1299 filmes de la preselección vistos por los organizadores en los meses previos. En la selección definitiva, seis son estrenos mundiales, tres constituyen una primera proyección internacional, otros seis se verán por primera vez en Europa, en tanto 38 se exhiben por primera vez en las pantallas helvéticas.
La marca latinoamericana
Como parte de esta desbordante oferta de películas -mitad largos metrajes y mitad cortos- dos producciones latinoamericanas disputarán el Gran Premio junto con otras diez provenientes de las más diversas regiones geográficas.
Una de ellas es La noche mágica (Bad Christmas), coproducción argentino-uruguaya, primer largometraje del joven realizador Gastón Portal, en el que participa un prestigioso elenco con Natalia Oreiro, Diego Peretti, Esteban Bigliardi y Pablo Rago.
Por otra parte, del director mexicano Michel Franco, se presenta Nuevo Orden, su última ficción, que en septiembre de 2020 ganó el Gran Premio del Jurado en la Muestra de Venecia, habiéndose exhibido en el Festival de Toronto y el de San Sebastián.
Dos de los 16 cortos en competición tienen impronta latinoamericana: Made in China, del uruguayo Alejandro (Ale) Damiani, y Carmina, del realizador mexicano Luis Flores Rábago.
La única condición para poder participar en la competición oficial de largometrajes en el FIFF -luego de sobrepasar la preselección- es su región de proveniencia. Debe ser África, Asia, América Latina o Europa del Este. Si es posible, al menos, proyectarse por primera vez en Suiza. Los cortos, por su parte, deben provenir de cualquiera de los países receptores de cooperación al desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En otras secciones paralelas participan Olas del cielo, film mexicano de Gildardo Santoyo del Castillo; My friend Fela, del brasilero Joel Zito Araújo; y My Name is Baghdad, de su compatriota Caru Alves de Souza.
México se presenta en esta 35 edición como uno de los principales animadores del FIFF con diez obras. Solo superado en films por Suiza y Ruanda, otro país invitado de gala este año.
En marzo de 2020, 29 cineastas mexicanos habían compartido al Festival de Friburgo el nombre de sus tres películas predilectas. Decidido a salvar este redescubrimiento de la producción azteca, la actual edición del FIFF presenta las seis películas más votadas por ese panel de 2020, al que se sumaron ahora otros 14 autores de gran relevancia, entre los cuales Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro y Alejandra Márquez Abella.
Esta retrospectiva permitirá al público local ver grandes obras del cine azteca: Los olvidados, y El ángel exterminador de Luis Buñuel; La fórmula secreta, de Rubén Gámez; así como Roma de Alfonso Cuarón, Luz silenciosa de Carlos Reygadas y Amores Perros, de González Iñárritu. En la sección “Proyecciones de medianoche”, Guillermo del Toro presentará su ficción Cronos.
Adicionalmente, cuatro cortos de jóvenes estudiantes del Departamento de Cine de la HEAD de Ginebra, animan la sección “¡Qué viva México!”. Sus producciones fueron elaboradas en ese país latinoamericano bajo la tutela del realizador Carlos Reygadas.
La fiesta, antídoto contra la crisis
¿Cómo volver a lanzarse hacia la normalidad luego de los duros meses vividos en pandemia? ¿Cómo reconquistar el apoyo del público, de instituciones, de los promotores comerciales que sostienen la cultura? Preguntas que se formuló Thierry Jobin, director del FIFF, al momento de concebir esta nueva edición.
Y la respuesta fue tajante: “podemos volver con una gran fiesta”. Y una fiesta es inconcebible sin música. Es así que el hilo rojo de esta edición que comenzó el viernes 16 de julio y culminará el próximo 25 es la “melodía del cine”. Perlas del cine musical, secciones especiales promovidas por cineastas/músicos, la apertura marcada por ritmos, estrofas y canto.
Luego de más de dos años de divagar por los caminos de lo híbrido, proyecciones virtuales y debates por zoom, el Festival de Friburgo vuelve a ser totalmente presencial. Para ello, debió posponer cuatro meses su fecha tradicional de marzo de cada año. Una apuesta audaz, un termómetro para toda la vida cultural helvética. Para medir la presencia de un público al que la pandemia, durante largos meses, le cambió sus hábitos y la forma de vivenciar el cine.