Gabriela Mayer: “Narrar puede volverse una manera de cicatrizar”
AGENCIA PACO URONDO dialogó con la escritora y periodista Gabriela Mayer por su nuevo libro Sueños como cuchillos editado por Milena Caserola, que se presentó el 2 de mayo en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Actualmente colabora como periodista en Infobae Cultura y está a cargo del área de prensa del Goethe-Institut Buenos Aires.
Además publicó los libros de cuentos Los signos transparentes (2003), Todas las persianas bajas, menos una (2007) y El pasado sabe esperar (2018). Sus relatos integran antologías y publicaciones en Argentina y del exterior.
Obtuvo varios premios en diversos certámenes literarios. Con su relato “El jueves del sillón” ganó el premio del XV Concurso Leopoldo Marechal en 2008 y “La terraza” recibió el segundo premio del Concurso de Cuentos Victoria Ocampo 2015 “Nelly Arrieta de Blaquier”.
AGENCIA PACO URONDO: En el título del libro está la palabra “sueños”. ¿Tiene algún significado en la narración de los cuentos?
Gabriela Mayer: El título replica el del último cuento, “Sueños como cuchillos”. Y lo hace en forma deliberada, ya que estos sueños inquietantes o incumplidos también aparecen en varios de los demás cuentos del libro. Porque sus protagonistas (la mayoría, niñas o mujeres) muchas veces desearon vidas distintas y por eso intentan soltarse de sus ataduras, subvertir su cotidianeidad. Desde el punto de vista narrativo, lo que más me interesaba no era tanto si lo lograban o no, sino la intensidad con que se volcaban a esos intentos.
APU: ¿Por qué publicar en una editorial independiente?
G.M.: Estoy muy contenta de haber publicado el libro con una editorial independiente como Milena Caserola, que apuesta a la diversidad de voces y géneros. Además, los sellos más grandes suelen rehuirle al cuento, a menos que se trate de un autor o autora ya ampliamente consagrado con anterioridad en otro género, como la novela. Este no fue el caso de Milena Caserola, y me alegró mucho que mi libro se integrara en su catálogo. Resulta paradójico que un género con tanta tradición en nuestro país como el cuento, con cuentistas tan excelsos, encuentre tantos reparos a la hora de la publicación. Porque realmente creo además que existe un amplio público lector para el cuento.
"Resulta paradójico que un género con tanta tradición en nuestro país como el cuento, encuentre tantos reparos a la hora de la publicación".
APU: El cuento más famoso es “Ahora todos contentos”, sobre Malvinas. ¿Por qué escribir sobre la guerra?
G.M.: Escribir ese cuento era una deuda que tenía conmigo desde hacía muchísimo tiempo. El recuerdo de cómo se había vivido en mi familia esa guerra, de qué manera esa época me había marcado a fuego, con la enorme contradicción de lo que se podía y no decir, de alguna manera me quemaba los dedos. Me interesaba trabajar, desde una mirada infantil, las contradicciones entre lo que se hablaba en una casa donde desaprobaban la guerra y el triunfalismo que se respiraba en la escuela y en muchos otros ámbitos. Entonces me senté a bucear en mis recuerdos y, otro poco, investigué. La repercusión que tuvo el cuento me lleva a pensar que todavía quedan muchas historias personales por contar y elaborar sobre las consecuencias de esa guerra. Narrar puede volverse, tal vez, una manera de cicatrizar.
APU: ¿Qué aportes da la literatura al periodismo?
G.M.: Diría más bien que son dos oficios que se nutren uno del otro, y que ambos pueden salir ganando en ese intercambio. Y que es una muy interesante gimnasia trabajar el lenguaje alternadamente en cada uno de ellos. La persona que se sienta a escribir es la misma, sólo que en cada uno de estos oficios se persiguen metas diferentes.
APU: Como periodista participaste en muchas ferias internacionales del libro. Ahora presentás el libro Sueños como cuchillos. ¿Qué representa esto?
G.M.: Estoy muy feliz de poder conversar sobre Sueños como cuchillos en la Feria del Libro de Buenos Aires. Porque estar en la Feria es salir al encuentro de los lectores, abrir la posibilidad de un intercambio. Y descubrir también que ese libro que escribí horas y horas en soledad ahora ya tiene vida propia y está acompañado.