La interna en el peronismo se entiende y no es nueva
Desde 2009/2011 hasta esta parte un fantasma recorre al peronismo y es el internismo. El kircherismo logró resumir un liderazgo importante, mayoritario, pero no hegemónico. Desde el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se suceden las fracturas, de mayor o menor calibre: Moyano, Massa, Randazzo, ¿ahora Kicillof?
Ese internismo no es nuevo. En todo caso, tiene un nuevo capítulo con la crisis actual bonaerense entre CFK / La Cámpora y Kicillof.
¿Qué es lo que se discute? El liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner y también su modo de conducción/construcción, donde opera con fuerza la organización que conduce Máximo Kirchner, La Cámpora. Hay que insistir: ese anticamporismo tampoco es nuevo en sectores del peronismo.
Desde su salida del gobierno, en 2015, Cristina parece reconocer los límites de su figura para interpelar a la sociedad y negociar con los factores de poder realmente existentes en el país. Por eso, nunca más se puso al frente de una candidatura presidencial, más allá de la retórica de su sector sobre que "ella tiene los votos". Seamos sinceros: si tuviera esos votos ya hubiese competido nacionalmente y ganado.
En 2019, un sector del peronismo redefinió su relación con Cristina con una frase que fue la que primó en el armado del Frente de Todos: "Sin ella no se puede, con ella sola no alcanza". Sin decirlo, Cristina aceptó ese concepto (basta recordar su discurso en el famoso video donde lanzó la candidatura de Alberto Fernández). El fracaso estrepitoso del Frente de Todos volvió ese debate a foja cero. ¿Qué hacer ahora? La encrucijada no es fácil de resolver porque Cristina sigue siendo la dirigente peronista con más votos aunque, seguramente, no pueda ganar una elección presidencial.
Por eso, hoy el peronismo se encuentra ante una fase muy compleja, que se podría resumir en este slogan: "Con Cristina no alcanza, sin ella somos testimoniales". Habrá que ver qué muestran las próximas elecciones, pero hasta acá todos los proyectos justicialistas que directamente se construyeron sin el kirchnerismo no pasaron de aventuras con vuelo bajo.
De fondo, aparece una discusión que excede el Cristina sí o no, que tiene que ver con qué modelo de economía o sociedad tiene el peronismo en su cabeza. Ahí sí que no se entienden la mayoría de las internas justicialistas. ¿Kicillof propone una economía diferente a la de La Cámpora? ¿Qué economía propone Massa, la de Lavagna (de 2013) o la de Rubinstein (2023)? Solo para hablar de economía: qué debate el justicialismo en torno a la cuestión fiscal, salida del cepo, industrialización, rol del Banco Central, endeudamiento, subsidios a las tarifas, precio del combustible, retenciones, etc. Si ampliamos el foco, esa carencia de propuestas se extiende a otros temas sensibles, como puede ser empleo, planes sociales, protesta social, seguridad, educación o salud pública.
Por ahora, el peronismo parece convencido de que, como ocurrió en 2019, la crisis del oficialismo resolverá sus propias carencias y discursiones. Que siguen centradas en cómo se organiza el modo de toma de decisiones y reparto del poder institucional. Muy poco para un movimiento político que, en sus mejores épocas, tuvo como ambición la justicia social y la felicidad de su pueblo.