"Queremos ser parte de la discusión de la reconstrucción del Estado"
Por Paula Carrizo
El 7 de Agosto es una fecha decisiva para la Asociación de Trabajadores del Estado, que consagrará a las nuevas conducciones del sindicato. La AGENCIA PACO URONDO dialogó con Agustina Panissa, candidata a convertirse en la primera Secretaria General Adjunta en la historia de ATE Capital por la Lista Verde y Blanca, con Daniel ‘Tano’ Catalano como compañero de fórmula.
Con una amplia trayectoria militante en el ámbito secundario, universitario y feminista, la puerta de entrada de Agustina Panissa al sindicalismo fue su inserción como trabajadora estatal en la Defensoría del Pueblo. Asumió la delegacía del sector con más afiliados y afiliadas en la Ciudad y la secretaría de Juventud de CTA. Una mirada desde el feminismo y la juventud respecto a los proyectos sindicales en disputa y el rol de la clase trabajadora organizada en este año de elecciones presidenciales.
Agencia Paco Urondo: Vas como candidata a secretaria general adjunta por la lista Verde y Blanca, actual conducción de ATE Capital, que se propone renovar mandato en Ciudad y también ganar Nación. ¿Qué balance realizás de estos últimos 4 años de gestión en la seccional Capital?
Agustina Panissa: La Verde y Blanca asume en Ciudad con un cambio de Gobierno a nivel nacional, con la llegada del macrismo. Hubo que enfrentar un montón de despidos, salarios a la baja y conflictos paritarios, sumado a nuestra lectura de que el sindicato estaba bastante abandonado. Fue bastante complejo, prima la urgencia por sobre lo planificado, ante la cantidad de conflictos por sector. En ese marco, se duplicó la cantidad de afiliados y afiliadas en ATE Capital, producto del laburo realizado desde las juntas internas y el sindicato. Gente que previamente no creía en la herramienta sindical, incluyendo afiliados a SUTECBA o UPCN que se pasaron a ATE. Este dato es clave en el sentido de la confianza y que nuestro modelo sindical planteado es con los y las afiliados y afiliadas.
Se generaron muchos canales de participación. Se abrieron áreas de géneros, discapacidad, derechos humanos, niñez y cultura. También se apostó mucho al área de formación, hoy hay alrededor de 600 becados y becadas. El tema de los beneficios, no es menor que en un contexto donde no te alcanza el salario el sindicato te devuelva tu aporte. A este balance positivo se le suma uno preocupante: hoy el 65% de las trabajadoras y trabajadores en planta de Ciudad están debajo de la línea de pobreza y en el ámbito nacional un 35%. A pesar de toda la lucha de estos años, queda mucho por hacer: no podemos permitir que las trabajadoras y trabajadores permanezcan en estas condiciones.
APU: En los últimos años emergió una necesidad compartida por gran parte del campo popular de construir unidad. ¿Cómo fue la experiencia de encarar la unidad desde el ámbito sindical?
AP: Me recuerda a las discusiones que nos dábamos desde la agrupación 14 Bis durante la facultad. La experiencia de la CTA durante los años 90 fue para nosotros un faro. En un contexto económico de creciente desocupación y privatización del Estado, hizo la lectura correcta. Entendió que todos y todas éramos trabajadores y trabajadoras, incluso quienes no tenían trabajo formal, posibilitándote la afiliación a la central. Fue un signo de época.
Ahora, alguien debía poder leer la necesidad de construir unidad, el Gobierno macrista vino a hacer mierda a toda la clase trabajadora en su conjunto. En ese sentido, ATE Capital fue punta de lanza de procesos de unidad. Logramos sentarnos con Yasky, Micheli, Moyano. Nuestro Secretario General, Catalano, participó de todos los armados construidos. Fuimos parte del proceso de unidad de la CTA en la Ciudad, votamos dos veces el año pasado, participando de ambas listas como garantía de unidad.
APU: ¿Cómo se pone en juego esta experiencia en la disputa con Hugo ‘Cachorro’ Godoy por la conducción nacional?
AP: Es abismal la diferencia en la forma de hacer sindicalismo. La conferencia de prensa durante el último paro general de este año tuvo la presencia de nuestro compañero y de todos los dirigentes. Dos horas después aparecía Cachorro Godoy solo, en un canal de TV. Como ATE Capital logramos marchas con otros actores del campo sindical, mientras ATE Nacional salía en soledad, desarmando continuamente. Hay que generar la unidad de la clase trabajadora para dar batalla en relación al modelo de país que necesitamos. Sin la clase trabajadora, la reforma laboral hubiera pasado de una.
Somos además uno de los sindicatos más grandes del país, con 300 mil afiliados. Nosotros queremos ganar ATE Nación para poner en cuestión quién es el gremio mayoritario, quién se sienta a discutir las paritarias. La última compulsa se hizo hace veinte años, ATE tiene las posibilidades de pedir una y demostrar nuestro peso. Lograr una obra social, jardines maternales, otro modelo de sindicato. La dirigencia actual está hace 30 años. Si no lo hicieron en tanto tiempo, ¿por qué lo harían ahora? Queremos ser un gremio de mayorías.
La Verde y Blanca plantea un modelo de participación, discusión, de cara a los afiliados, versus un modelo pensado para la dirigencia. En Santa Fe, donde conduce Jorge Hoffman (Verde y Blanca), tenés plan de vivienda, préstamos, residencias estudiantiles para hijos e hijas de afiliados, un hotel de lujo. En Ciudad y Neuquén colonias de vacaciones. Recursos que no están en todo el país. ¿Por qué si el sindicalismo es un modelo solidario hay provincias con mejores beneficios que otras? Es gracias a su gestión.
APU: Estamos además en año de elección presidencial, ¿cuál creés debe ser la agenda del sindicato en función de los posibles escenarios post electorales?
AP: Muchas veces se habla de que hay que tener neutralidad, una supuesta independencia o autonomía. Es una trampa, neutralidad significa avalar lo que existe. No involucrarte con discusiones en torno al modelo de país, siendo trabajadores y trabajadoras del Estado, es muy engañoso. Trabajamos con políticas públicas, sabemos que no da lo mismo un Gobierno que despide a uno que genera trabajo; uno que financia la ciencia y la tecnología, la educación, la salud, a un gobierno sin ministerio de Salud ni de Trabajo. Debemos tener una posición clara sobre el modelo de Gobierno que queremos. Cuatro años más de este Gobierno va a ser muy difícil, quieren avanzar sobre la reforma laboral, no sabemos cuánto más pueden avanzar en torno al Estado. Necesitamos un ATE muy fortalecido, ganar y tener al Tano Catalano discutiendo con ese gobierno, el único que estuvo siempre en la calle, por nuestro salario, nuestro trabajo, logrando reincorporaciones.
Si gana un Gobierno nacional, popular, democrático y feminista, también necesitaremos un sindicato fortalecido. El 11 de diciembre vamos a encontrarnos con un país bastante complicado, lo que generaron estos tipos es muy complejo. Queremos ser parte de la discusión de la reconstrucción del Estado. Que el Estado no siga siendo uno de los mayores precarizadores y reincorpore a los despedidos y las despedidas. Discutir salario, convenios colectivos con los sectores donde no hay. Que las voces de los trabajadores y trabajadoras tengan protagonismo. No vamos a bancar que venga algún paracaidista sin idea de los temas que laburamos. Cuando te dicen que somos un gasto, te están diciendo que tus derechos lo son, porque nosotros garantizamos los derechos de la población. Durante estos 4 años fuimos resistencia en el Estado, la única cara de contención restante. En los dos escenarios tenemos un rol importante para jugar distinto, pero combativo, en defensa de los afiliados y afiliadas, del modelo del Estado y de país.
APU: Un informe de Mujeres Sindicalistas revelaba en 2016 que sólo el 18% de las secretarías, subsecretarías y prosecretarías son encabezadas por mujeres. De ese total, el 74% abordando temáticas consideradas propias de mujeres, como acción social o géneros. Tres años después, de ganar, te convertirías en la primera secretaria general adjunta en la historia de ATE Capital. ¿Qué horizontes se abren a partir de este hecho político?
AP: Es verdad, basta ver cualquier conferencia de prensa sindical para notar que faltan mujeres y disidencias en este como en todos los lugares de poder. Y no porque no estemos en las luchas, estamos en todas y en todos los lugares de trabajo. Sostenemos muchas dinámicas organizativas, sin embargo faltaba dar ese salto. Cuando lo logramos, el 30% lejos de ser un piso, porque un cupo es eso, se convierte en un techo. En general en cargos de mujeres o beneficios. Si bien las secretarías de géneros fueron espacios donde meternos, dar discusiones y disputar desde lugares inesperados, queremos también ser parte de la toma de decisión en general, sentarnos a una paritaria, discutir la conducción del sindicato. Es histórico y una locura que en 2019 por primera vez un sindicato como ATE vaya a tener una Secretaria Adjunta mujer.
La lista Verde y Blanca cuenta con una gran cantidad de mujeres en la comisión directiva. Alrededor de 20 compañeras entre vocales, secretarías y organizadoras de cuentas. A un cargo de la paridad absoluta. Es novedoso, disruptivo y no se puede leer por fuera de las nuevas oleadas feministas, de la organización de espacios como Mujeres Sindicalistas, que lograron marcos de unidad mucho más amplios que los varones. Fuimos las primeras en hacerle un paro a este gobierno. A su vez, ATE Nacional hoy no tiene secretaría de géneros. Nosotros planteamos reformar el estatuto para que se cree, al igual que las de derechos humanos, pueblos originarios y juventud. Tenemos un desafío muy grande cuando llegamos a ocupar estos lugares de poder: cambiar las lógicas que nos han oprimido durante tanto tiempo. Si llegamos para pisarnos la cabeza entre nosotras, sin generar nuevas lógicas de construcción, vamos a perder una oportunidad muy grande.
También debe haber decisión política, cuando sos conducción de un sindicato implica que compañeros se corran para dar lugar a las compañeras. No estamos acá por mujeres, sino por tener representatividad en nuestros sectores de laburo. Aceptar pasar de ser delegada de base a asumir un lugar de conducción es también gracias al feminismo, porque nos enseñaron a no autorizar nuestras voces, a pensar que no estamos para esos lugares de poder. Una compañera me dijo que el hecho de que una llegue, quiere decir que podemos llegar todas, nos abre el paso a todas las demás. Esperamos que esta lista sea histórica, no solo porque haya una de nosotras ahí, sino que a futuro abra el lugar a muchas más. Que no tengan que padecer todo lo que muchas han tenido que padecer y lo que tantas que estuvieron antes que nosotras, que nos preceden en las luchas, lucharon para que nosotras hoy podamos tener estos lugares.
APU: Hace poco el Consejo Directivo de ATE Capital emitió un comunicado con un balance autocrítico sobre el proceso atravesado desde la secretaría de géneros y la seccional para el abordaje de las violencias. ¿Cuáles son las tareas y líneas a trabajar en este mandato?
AP: Esa discusión queremos tenerla con las compañeras. Las candidatas identificamos temas de agenda centrales, relativos a los sectores de trabajo y a las dinámicas del sindicato. Respecto a los sectores, queda mucho por recorrer en torno a espacios de trabajo libres de violencias, igualdad salarial, crecimiento en la carrera, a los cuidados. Se implementaron muchos lactarios, protocolos de violencia de géneros, pero hay sectores que no los tienen. El problema actual del ámbito nacional es que la licencia por violencia de género, una conquista, fue totalmente bastardeada. Para usarla sí o sí hay que hacer denuncia judicial. No todas están en condiciones de realizarla y el plazo está totalmente escindido de la realidad que atraviesan las víctimas de violencia.
En torno a ATE, falta que tenga su propio protocolo, tal como lo tiene la CTA. Sí hay una consultoría, queremos replantear sus objetivos y que pueda crecer. Hay que inundar de feminismo el sindicalismo y garantizar la agenda de derechos de mujeres y disidencias en el ámbito laboral. El área de géneros sirvió para que muchas compañeras encontraran su espacio de participación, donde discutir cómo democratizar las dinámicas del sindicato. Las Pibas de ATE hacen la percusión en las marchas y debaten de qué manera ocupamos el espacio público las mujeres. Es una experiencia que replicó en todo el país e inclusive en otros sindicatos que tomaron sus canciones y la experiencia de roles tradicionalmente ocupados por varones: llevar banderas, bombos, organizar la seguridad de una marcha, son cosas que también podemos garantizar nosotras.
APU: Aún persiste en compañeros cierto cuestionamiento en relación a la lucha feminista, planteando que hay que enfocarse en las conquistas económicas para el total de la población y dejar de segmentar en luchas individuales e identidades...
AP: Me hincho bastante con esos planteos, como si el feminismo fuera una lucha secundaria. El feminismo es transversal. Debe ser una forma en la que miramos y encaramos las luchas. Si yo no me pongo esos lentes voy a ver mal la realidad y las respuestas van a ser inadecaudas. Si no puedo tener en cuenta que la pobreza está feminizada, que las mujeres somos mayoría en las tasas de desocupación y de precariedad laboral, en la informalidad y que además tenemos una doble jornada laboral porque asumimos las tareas de cuidado; como sindicato no voy a poder dar una respuesta acorde a eso o discutir paritarias desde esa perspectiva.
En nación, por ejemplo, se puso el plus por presentismo, que perdés si tomás licencias que son tu derecho por convenio. Esto ataca a la juventud, limitando la posibilidad de tomarte días de estudio y en particular a las mujeres, que las usamos para afrontar las tareas de cuidado. Son problemáticas transversales a la clase trabajadora. Urge ver esas diferencias estructurales entre mujeres y varones, entre personas cis y trans. En ATE Capital, nosotras somos el 56% del total de afiliados. El patriarcado nos atraviesa a todos, lo interesante es darnos esos debates. Desde géneros se realizaron talleres de masculinidades, esperamos que los compañeros estén a la altura y también se den debates como lo hacemos nosotras.
De esta idea de refundación hablamos, una lista en la que el 60% no ocupó previamente un lugar en el consejo directivo, donde casi la mitad somos compañeras y están representados la mayoría de los sectores de trabajo. Es estar a la altura de la demanda que tiene la clase trabajadora, del momento histórico, salirnos de esas estructuras arcaicas y duras y todo el tiempo hacernos nuevas preguntas.