“Una de ustedes no cumple con los códigos estéticos del lugar, no puede pasar”
Por Morena Marcos
En la madrugada del sábado 28, Rocío Cuenca y Ludmila Larroza, asistieron a un boliche de la zona de la costanera norte, Olivia’s. Llegaron a la puerta donde un hombre que hizo sobre ellas un paneo en dos segundos, les preguntó “¿Vinieron invitadas?”; luego de que contestaran que las había invitado un tal David Jacome, supuesto Relacionista Público del lugar, fueron puestas a un lado. Para su sorpresa, el joven que las había invitado esa misma noche les envió algunos mensajes de WhatsApp: “Una de ustedes no cumple con los códigos estéticos del lugar, ya la vi, no va a pasar”.
Los '90 también volvieron en forma de discriminación en boliches bailables, con procesos de selección de los cuerpos que cumplan con los parámetros de belleza hegemónicos para que “adornen” un lugar. A pesar de la militancia feminista, de la deconstrucción de los cuerpos, de la discusión sobre los estereotipos como formas de violencia, aún hoy, los pubs, bares, boliches bailables, o fiestas porteñas cruzan la delgada línea que existe entre el “derecho de admisión” (que puede merecer cuestionamientos) a la discriminación lisa y llana.
“Las que somos gorditas o tenemos unos pocos kilos de más sufrimos esto de no ser aceptadas por no encuadrar en lo que ‘debería ser’, como si a todas se nos exigiera cumplir con ciertos parámetros para poder ir a algunos lugares", expresó Ludmila Larroza sobre la situación que vivió en Olivia’s. Es así, hacen uso y abuso de esta práctica pretendiendo justificarse bajo la premisa del “Derecho de Admisión". Esa práctica -cruel y discriminatoria-, nada tiene que ver con la legalidad.
Para comprender esta diferencia entre “derecho de admisión” y discriminación” hay que tener en cuenta que existen tres tipos de lugares según su acceso: los privados, como tu casa; los públicos, como las plazas, donde el acceso no está en absoluto restringido; y, por último, los lugares privados pero de acceso público, como los teatros, los recitales o los locales bailables. Estos últimos cuentan con el “derecho de admisión”, que no es lo mismo que prohibir la entrada porque así lo dictó la voluntad de un "patova" con camiseta cuatro talles menos en la puerta de ingreso al boliche.
En resumen, los teatros, cines, boliches, restaurantes, etc., deben explicitar con un cartel en su entrada los motivos objetivos que imposibilitarían a una persona a ingresar (torso desnudo o estado de ebriedad, por ejemplo), pero esos motivos jamás pueden ser discriminatorios.
“Nos metimos en la página de Olivia’s y hay muchísimos casos como el nuestro, incluso nos pusimos en contacto con algunos de ellos y vamos a realizar en conjunto la correspondiente denuncia”, dice Rocío Cuenca, cuya indignación es tan fuerte como su deseo de desnaturalizar estas prácticas violentas. A través de una publicación de Facebook, ella y Ludmila, denunciaron al boliche que exige "códigos estéticos" que, concretamente, consisten en ser "linda y flaca" para poder entrar, pero las respuestas reaccionarias no tardaron en llegar: “Ir a ese boliche está mal porque no encuadrás y si no te gusta no tenés que ir porque sabés que no vas a pasar” (sic), fue una de algunas de las respuestas de los trols del ‘código estético’.
Asimismo Ludmila insiste “muchos me dijeron eso de que la que estuve mal fui yo cuando comenté lo sucedido, como si nosotras estuviésemos obligadas a someternos a lo que no está bien”, convencida de que no va a naturalizar que sigan dominando y censurando nuestros cuerpos a los que ellos, algunos, varios, consideran diferentes a la "convencionalidad" en el interior del boliche. El aspecto físico no es, en ningún caso, un determinante legal; ni tu color de piel, ni tu nacionalidad, ni tu situación económica el género, la identidad de género, la discapacidad o cualquier otra característica. Si asistís a un baile, recital o a cualquier espacio de acceso público las leyes te protegen contra cualquier acto de discriminación que te impida el ingreso o permanencia.
¿Cuántas veces escuchaste el “no pasas”? O, tal vez, "vos sí, pero tu amigo no pasa". ¿Cuántas veces entraste a un lugar mientras que al que te antecedía en la fila le prohibieron el ingreso arbitrariamente? ¿Cuántas veces te sentiste cosificadx por un proceso de selección ejercido por un sujeto que en la puerta de una discoteca, te mira de arriba abajo y te habilita a entrar y a divertirte con amigxs o, por el contrario, te invita a volverte a tu casa? El parámetro o el estereotipo no deberían ser lo que ‘debería ser’; por el contrario, la diversidad tiene que ser la norma y como bien dice Liliana Hendel no permitamos que el heteropatriarcado sea el que nos formatee acerca de qué es ser bella para "abrirnos las puertas del paraíso". Nunca, jamás.
**Lugares para denunciar: -INADI 0800-999-2345 siendo las principales causas las de obesidad, discapacidad, orientación sexual, identidad de género, aspecto físico, vestimenta, situación socioeconómica, color de piel, nacionalidad.