El policía que asesinó a Víctor Balza quedó detenido por primera vez después de 18 años
Por Diego Moneta
La semana pasada detuvieron en su domicilio a Norberto Darío González, ex policía del Subcomando de Don Bosco, por el asesinato de Víctor Elías Balza, de 18 años, en la localidad de Quilmes. Tras un largo camino recorrido, que incluyó tres juicios, es la primera vez que González queda detenido de manera efectiva por el crimen que cometió.
El 8 de noviembre de 2003 uniformados a bordo de dos móviles de la unidad señalada se enfrentaron con un grupo de personas por un supuesto robo en Villa Itatí. Luego de una persecución, arrestaron a Balza, que nada tenía que ver, y a otro joven. Balza recibió un disparo por la espalda y a cuarenta centímetros de distancia, que ingresó por el glúteo izquierdo y se alojó en el hígado. Fue trasladado a la Comisaría Segunda de Bernal y al día siguiente murió en el Hospital de Wilde. Las pericias cotejaron que el proyectil había salido del arma de González.
Los efectivos policiales alegaron que Víctor intentó fugarse y González siempre sostuvo que el muchacho iba armado, pero se comprobó que no ocurrió así. Además, la defensa del oficial planteó que Balza había sido revisado en más de una ocasión y que no se había detectado la lesión. Quienes estuvieron a cargo de la tarea, en un primer momento, fueron imputados pero resultaron sobreseídos por la Cámara de Apelaciones de Quilmes. Lo cierto es que falleció por no recibir atención médica durante un día y medio. El fiscal Alfredo Samprón Noel asistió a la dependencia policial y no ordenó medidas, pese al estado del joven. A la familia le dijeron que había muerto por golpes tras haber caído de un techo.
Dos años después del asesinato, la causa llegó a su primer juicio, en el que la defensa de González buscó que sea abreviado. En 2009 fue juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°1 de Quilmes, pero el proceso se anuló porque fue recusado por parcialidad. Al año siguiente, el TOC N°4 condenó al ex cabo a once años de prisión por homicidio simple. Sin embargo, en 2012 la Cámara de Casación Penal revocó la sentencia por considerarla “incongruente” y con “falta de fundamentación”, por lo que ordenó realizar otra instancia.
El 29 de junio de 2015 el TOC N°5 le otorgó una pena de doce años por homicidio agravado por el uso de arma de fuego, pero dictaminó que no vaya a prisión hasta que el fallo quedara firme. La defensa del uniformado había pedido que se declarase prescripta la acción penal, además de intentar nuevamente recusar al cuerpo jurídico. La clave fue el testimonio de otro oficial que señaló que tanto Balza como los otros jóvenes estaban desarmados al momento del tiroteo.
La sentencia siguió el planteo del fiscal Fernando Celesia, mientras el abogado de la familia Balza había solicitado 22 años. Por su parte, la defensa de González pidió que lo absolvieran, argumentando que entre el disparo y la muerte había una “interrupción del hecho”, por lo cual se trataba de un caso de lesiones graves ya prescripto. El año pasado, y tras la denegación de la apelación ante la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires, el representante de la familia postuló su detención, dispuesta la semana pasada por el TOC N°5 tras haber quedado firme la decisión.
De esta manera, luego de 18 años, Norberto Darío González quedó por primera vez detenido por el asesinato del joven. AGENCIA PACO URONDO dialogó con Nora Torres, madre de Víctor, sobre el recorrido que tuvieron que transitar.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué sensaciones deja la detención de González?
Nora Torres: Es un alivio, para mí y mis hijos, y nada más. Fueron muchos años de lucha con varias trabas judiciales. Tuve que golpear puertas, algunas se abrieron y otras se cerraron. Hay muchas madres que siguen luchando y la justicia no llega. También hay casos más recientes, como la mamá de Brandon Romero con la que estoy en contacto. Voy a seguir apoyando y acompañando a todos los familiares en sus pedidos.
APU: ¿Cuál fue el recorrido judicial a lo largo de estos años?
NT: Fue pedir justicia y que nunca llegara, porque los fiscales y jueces pedían más y más pruebas cuando todas estuvieron desde el primer momento. De esa manera pusieron trabas y por eso hubo tres juicios. La última respuesta a esos pedidos era que mi hijo estaba enterrado.
APU: ¿Qué responsabilidades señala más allá de González?
NT: Hubo muchos responsables. Entre ellos, policías y fiscales que no actuaron, como Samprón Noel. Él sabía qué había pasado pero insistía en que mi hijo era un delincuente. Yo sufrí amenazas, por lo que tuve custodia, dentro y fuera de mi casa, desde el momento en que asesinaron a Víctor. Todavía no había retirado el cuerpo y ya había sido amenazada. De hecho, mi hijo mayor fue golpeado por la fuerza de seguridad.
Todo lo que yo peleaba se comprobó. A la gente humilde y de trabajo mayormente le pasa esto y por portación de cara nos matan a nuestros hijos. Recorrí muchas dependencias policiales o judiciales y en la mayoría se ríen del dolor. Hoy estoy conforme de que el asesinato no haya quedado impune.