G20: "Es un dispositivo represivo más acorde a la batalla de Stalingrado que a la realidad argentina"
Por Estefanía Cendón
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo definiría el esquema de seguridad dispuesto para la cumbre del G20?
Ricardo Ragendorfer: Siempre digo que lo que hace más atroz a la familia argentina es su estructura de chiste. El dispositivo de seguridad para el G20 así como ciertos actos que podríamos definir teloneros, desde el punto de vista de la gestión de poder, es lo que está de moda. Diría que una exposición de seguridad tan imperfecta da lugar a que ocurran cosas explosivas.
APU: ¿Cómo ve el funcionamiento de la reciente Policía de la Ciudad?
R.R: La Policía de la Ciudad tiene dos problemas. Por un lado, una estrategia marketinera sobre la creencia oficialista que la gente avala y le agrada la represión. Quizá no estén del todo equivocados. Por otro lado, la estructura de la Policía de la Ciudad es una fusión entre la totalidad de los efectivos de la Metropolitana y los diecinueve mil integrantes de la Policía Federal que prestaban servicio en las cincuenta y dos o tres comisarías. Eso es una mezcla bastante conflictiva porque a los de la Federal no les causó ninguna gracia ser desvinculados de su fuerza de origen y ser introducidos de prepo en este híbrido.
APU: En muchos casos, en las movilizaciones masivas, actúa la Policía Federal en conjunto con la Policía de la Ciudad, ¿cómo evalúa este accionar?
R.R: La Policía de la Ciudad es una policía eminentemente represiva. Como se dice en la jerga policial, es una policía de proximidad pero con el gas pimienta en una mano y la cachiporra en la otra. Se aproximan al ciudadano para lastimarlo. En ese sentido es muy significativo el modo en que reprimen tanto la Policía de la Ciudad como las fuerzas federales en situaciones de movilización y protesta. Puesto que, en vez de responder a un mando unificado que está en una base táctica desde donde se monitorean los movimientos, las órdenes parten de un oficial que está en el lugar de los hechos y se basa en la incomunicación absoluta entre las fuerzas actuantes en la represión. Los policías tienen dos directivas: dar palos a rolete y apretar el gatillo con balas de goma, con suma profusión. Es un dispositivo represivo más acorde a la batalla de Stalingrado que a la realidad argentina.
APU: En las últimas movilizaciones sociales hubo detenciones a dirigentes sociales y periodistas. ¿Eso contiene una directiva y planificación por parte de las fuerzas?
R.R: Sí, eso se vio en las últimas movilizaciones donde las detenciones se estructuran sobre la creación previa de una situación de caos. Es un esquema que se usó en las primeras movilizaciones del feminismo, la carpa de los docentes o los reclamos por Santiago Maldonado. En las últimas manifestaciones hubo un seguimiento de ciertos dirigentes o referentes que participaban de esas manifestaciones en un espacio extenso. Se parte de un protocolo para eso. La táctica de los infiltrados es vieja y se le llama operación de falsa bandera. El uso que hace el macrismo de esto se convirtió en un hábito. Cuando en una marcha aparece un encapuchado, tienen la certeza de que es el oficial Gómez.
APU: ¿Existe una intención concreta de sanear la policía Bonaerense como expresa la gobernadora Vidal?
R.R: De ninguna manera. Lo que pasa con la Bonaerense y la gobernadora Vidal es que ella llega a la gobernación de una manera tan sorpresiva que no tenía una política planificada para esa fuerza. Una fuerza que se autofinancia y se autogobierna. Lo que pasó es que la gobernadora no sabía qué hacer con la bonaerense y apeló a la herencia recibida y dejó intacta la estructura que le heredó el ministro (Alejandro) Granados y (Ricardo) Casal. Eso causó una interna muy grande en la fuerza que salpicó a las autoridades y desembocó en secuestros y manejos extorsivos. Entonces, la gobernadora hizo un pacto con la Bonaerense y eso es demagogia punitiva a cambio de hacer una vista gorda.