Bahía Blanca, rumbo a la saturación de su sistema de salud
Por Diego Kenis
En recorrida mediática, el intendente municipal de Bahía Blanca, el macrista Héctor Gay, desestimó el viernes 11 las advertencias sobre su colapso inminente del sistema de salud local. Opositor tenaz a un retroceso de fase, Gay calificó como “una locura” a los pronósticos sombríos sobre el futuro inmediato bahiense.
En la mañana del sábado, el informe diario circulado por el propio municipio reveló que mientras el alcalde hablaba se detectaban casos de coronavirus que configurarían un brusco salto en los registros, para fijar un nuevo récord diario: 101 contagios. Con ello, la principal ciudad del sur bonaerense confirmó su inclusión en la tendencia nacional, de crecimiento de focos en el Interior.
El domingo llegó otra novedad, también con el informe sanitario municipal: la ocupación de camas en unidades de terapia intensiva (UTI) para pacientes con COVID-19 alcanzó ya 2/3 de ocupación. De 31 plazas, 21 se encontraban ocupadas. El tiempo de duplicación de casos descendió a 15 días y el promedio para la última semana quedó en 62 positivos cada 24 horas.
Con tales índices, los números –y no las ilusiones, que se equivocan más a menudo- indican que la saturación del sector UTI preparado para la pandemia llegaría durante esta semana. Si de cada cien casos detectados 5 requieren cuidados intensivos, la ocupación total se daría al cabo de tres a cuatro jornadas con registros en torno al promedio de la última semana. O en un lapso menor, si las detecciones fueran similares a las del récord del viernes 11.
Sólo la eventual liberación de plazas podría retrasar ese dramático escenario. Pero existen otros dos factores que, en cambio, pueden acelerarlo:
- la tasa de letalidad del coronavirus en Bahía Blanca continúa ubicándose medio punto por encima de la nacional, lo que induce a suponer que existe un número importante de casos no detectados.
- Bahía Blanca es la virtual cabecera de una amplia región territorial, el sudoeste bonaerense, cuyas derivaciones en materia sanitaria debe atender. De hecho, el Hospital Interzonal “Doctor José Penna”, el principal nosocomio bahiense, forma parte del ámbito provincial. Este punto hace que los gobiernos municipales de distinto signo político de toda la Sexta Sección Electoral miren con preocupación el negacionismo de Gay. Una tesitura sorprendente, por otra parte, si se tiene en cuenta que el intendente bahiense nació y se crió en el distrito de Saavedra.
En las entrevistas que ofreció, Gay apenas reconoció que lo que comienza a volverse crítico es el factor humano, que no puede reemplazarse ni ampliarse fácilmente. Equipos médicos y de enfermería sufren el desgaste de un semestre de trabajo sin descanso. A ello se agrega la exposición a contagios, que obliga a aislamientos y reduce la cantidad de personal disponible. Ocurrió en los primeros días de septiembre, cuando quedaron en aislamiento grupos completos de los hospitales Español y Municipal. El domingo 13 se repitió en el Penna. Al cierre de esta nota, las personas fuera de servicio por tratamiento o prevención suman un centenar.
Nada de esto impidió que un funcionario del gobierno municipal, cuyo nombre no trascendió, indicara el viernes 11 al diario La Nueva Provincia que constituirían una “mentira” las advertencias acerca del riesgo del colapso sanitario y adjudicara al personal de salud la responsabilidad en la suba de contagios en el distrito, que explicó por un presunto mal manejo de los protocolos.
Las declaraciones del anónimo funcionario llegaron después de que el Hospital Municipal “Leónidas Lucero”, que depende de la Municipalidad bahiense, cerrara el lunes 7 y por al menos una semana el ingreso de nuevos pacientes.
El mismo viernes 11, la Asociación de Profesionales Municipales de la Salud respondió con un documento en que ratificó el escenario descripto y detalló los alarmantes porcentuales de ocupación en plazas UTI y camas comunes reservadas a pacientes con COVID. Además, la Asociación expresó su “profunda admiración y respeto por nuestros compañeros trabajadores del sistema sanitario, quienes con su esfuerzo y dedicación están intentando diariamente que la situación no se desmadre”.
Un día más tarde, la Asociación Médica de Bahía Blanca (AMBB), insospechada de kirchnerismo, repudió las declaraciones que La Nueva Provincia adjudicó a un funcionario sin identificar. La entidad consideró que “la agresividad e ignorancia no le hacen bien al trabajo del personal de salud”, cuya tarea encomió especialmente. “Hay un clima enrarecido con opiniones cruzadas, internas sordas y trascendidos, algunos lamentables, en épocas de falta de certezas”, denunció la AMBB.
Mientras tanto, este fin de semana mostró paseos y plazas llenos de adolescentes y jóvenes, sin distanciamiento social ni barbijos, junto a bares y cafés con mesas concurridas por adultos mayores. Al igual que ocurrió con los comercios y gimnasios, la apertura de estos espacios de encuentro fue habilitada en otro contexto epidemiológico, con el objetivo de atemperar el impacto económico tras cuatro meses de paréntesis total o parcial y bajo estrictas medidas de prevención. Resulta dudoso que tales cuidados tengan gran incidencia ahora, cuando el distanciamiento social se relajó hasta casi desaparecer en espacios públicos y domicilios particulares. De hecho, la comisión especial para analizar eventuales habilitaciones, que el oficialismo comparte con representantes de la oposición y el mundo académico, anticipó el martes 1 que no están dadas las condiciones para nuevas excepciones.
No en vano Federico Susbielles, último candidato a intendente del Frente de Todos y actual presidente del consorcio que administra el puerto local, pidió en Twitter evitar “los contactos y la circulación innecesaria”, guardar las medidas de prevención en caso de salidas indispensables y acompañar a trabajadoras y trabajadores de la salud.
Pero la más reciente tarde dominical repitió el retrato de las anteriores: la Bahía Blanca que en abril y casi sin contagios lucía desierta y pródiga en policías de balcón, en plena circulación comunitaria ha vuelto a una vida prácticamente normal. Dentro de los hospitales, cruje su sistema sanitario. Un cóctel dramático que encontró en el negacionismo oficial su último ingrediente.