El peronismo desde la vida cotidiana: el último libro de Pablo Hernández

  • Imagen
    Libro Sentir y Pensar
    Libro Sentir y Pensar

El peronismo desde la vida cotidiana: el último libro de Pablo Hernández

16 Febrero 2025

En 1845, Domingo Faustino Sarmiento, publicaba el “Facundo”, un texto fundacional para nuestra historia nacional. A punto tal que lograba abordar una problemática que, al día de hoy, permanece irresuelta: desde su cosmovisión influida por el romanticismo analizaba el drama argentino a través de la dicotomía “civilización y barbarie”. Lo que a muchos todavía no les queda claro (porque si bien muchos lo citan, pocos lo leyeron) es que Sarmiento no postulaba optar entre una y otra, sino por el contrario, se planteaba de qué manera adecuar aquella inmensidad pampeana y vida rustica, anárquica y salvaje del gaucho a la modernidad que avanzaba de manera avasallante en Europa y debía asumirse en América. Civilización y barbarie se replicó y se replica bajo diversas dicotomías análogas. De hecho, la aparición del peronismo agudizó nuestra cultura de fricción (Oscar Terán dixit) llegando a consignas como “Libros y alpargatas”. Es que, para los letrados, el peronismo era la llegada de una nueva montonera, parecería que nadie había aprendido nada de las advertencias de Sarmiento. El peronismo era y es instintivo, irracional, irreflexivo. Aquellos que seautopercibenperonistas lo saben que es, en definitiva, un sentimiento.

Dicho esto, el título del último libro de Pablo Hernández ya agudiza una postura, su habitus: Sentir y pensar. El peronismo desde la vida cotidiana, publicado por Grupo Fabro. Ese título significa toda una declaración de principios y una hendija para entrar a las memorias de una de las plumas más destacadas del pensamiento nacional.

Pablo Hernández pertenece a una generación que atravesó los sueños y esperanzas que se resumieron en el regreso del viejo líder luego de 18 años de proscripción. Presenció en su juventud la peste del 74 para el pensamiento nacional, cuando fallecieron no sólo Perón sino también Juan José Hernández Arregui, Arturo Jauretche y Rodolfo Ortega Peña, y dicha sensación de orfandad intelectual fue determinante para el camino de los que siguen combatiendo alegremente, como él. Su primer trabajo fue un provocador Para leer a Mafalda constituyéndose en una crítica política hacia la figura paradigmática de los sesenta que reflejaba el comportamiento de la clase media gorila y siempre reivindicada por el progresismo. Su pluma prolífica tuvo que convivir con los años del terror que acontecía en 1976, que lo obligó a quemar parte de su biblioteca personal. Sin embargo, aquel momento de repliegue significó su acercamiento hacia los maestros del pensamiento nacional, los últimos supervivientes de aquella época dorada: junto a José María Rosa y el Padre Leonardo Castellani llevó a cabo dos recordados libros llamados Conversaciones siendo hendijas de luz en los tiempos del Proceso. También tuvo la fortuna de asistir a las tertulias en el Café Tortoni donde frecuentaban los miembros destacados del Instituto Juan Manuel de Rosas, reproduciendo una especie de “Polémica en el bar” en clave revisionista.

"Pablo Hernández es como su amado Leonardo Favio: un pensamiento peronista"

Pablo Hernández es un ejemplar destacado de la nómina subterránea que resiste los embates del posmodernismo contando nuestra historia, recuperando nuestros héroes con su prosa sencilla, amable y contundente. Su estilo es similar al del gran Fermín Chávez quien su biógrafo, también desaparecido, Enrique Manson me subrayó en una oportunidad que Fermín (aquel historiador prolífico de la inmensidad entrerriana) era un “miniaturista de la historia”.

Hernández escribe como siente: sin vericuetos académicos, sin el apabullante aparato erudito que todo cientista social debe recurrir para demostrar que su método es verídico y viable. No. Pablo Hernández es como su admirado Leonardo Favio: un pensamiento peronista. Y por eso, escribe en este libro imperdible sus memorias en clave de apostillas, compartiendo fragmentos de aquellas canciones y libros que le ayudan a resumir su sentir. Su candor y elocuencia nos recuerda a Eduardo Galeano: un atinado y sensible cronista de lo cotidiano. Precisamente este trabajo viene a dar cuenta de esto: que el peronismo existe, aunque confundido con la cultura popular producto del sincretismo, mezclando en aquellas pequeñas cosas que no fueron arrasadas por la posmodernidad.

“Nunca acepté la fragmentación en compartimentos estancos. La esencia y la existencia son inseparables. La familia, el amor, los amigos, las relaciones sociales, la militancia y los ámbitos laborales necesariamente interactúan porque es una misma concepción de la vida la que condiciona cada uno de nuestros actos”. Con dicha declaración de principios, Hernández plasma su lugar en el mundo y cómo impactó el concepto de “comunidad organizada” que dictara Perón en aquel congreso de filosofía en 1949.

Testigo de los avatares de los últimos setenta años, Pablo Hernández nos da una muestra cabal de cómo el peronismo había incidido en su modo de ver el mundo incluso y, nos demuestra, que hay esperanzas. Simplemente hay que tomar partido. Como alguna vez dijo Favio, y lo recupera Hernández: “En la vida hay dos senderos por los cuales vos podés transitar, no hay opción para un tercero: o estás con los que sufren o estás con los que hacen sufrir. Yo elegí la vereda de los que sufren”.