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Estrella: “Macri no existe, son los padres”
Por Estrella Invitada
Estrella, la figura popular del cabaret teatral porteño, reaparece a la escena pública con su diario íntimo, una serie de cartas desde el exilio.
Carta Primera
Querido diario:
Me siento a escribir esta carta. La primera. La primera en una serie de “cartas desde el exilio”, este es un espacio autosugestionado. Sí, autosugestionado.
Mi nombre es Estrella. Soy una actriz, cantante, poeta. Soy de Lanús. Lanús es una localidad que queda al otro lado del Riachuelo. El Riachuelo es un río que María Julia Alsogaray prometió limpiar y donde hace poco encontraron peces, magias del macrismo. El macrismo es, bueno, después les explico.
Mi nombre es Estrella. Hace años que actúo en la escena independiente, off, alternativa, pobre, del teatro porteño y hace seis meses que decidí vivir en el exilio. Según Google, exilio es un nombre masculino que proviene del verbo exiliar, que significa: “abandono de alguien de su patria, generalmente por motivos políticos” o “lugar en que vive el exiliado y tiempo que pasa en él”.
Abandonar un espacio presupone cruzar un límite y los límites son una construcción. Los límites pueden ser geográficos, sociales, matemáticos, emocionales. Son cosas que inventamos en nuestra imaginación.
La mayor parte de los límites que manejamos son una construcción ajena que usualmente viene de nuestros padres. Para ilustrar la lista de NO, de todo lo que no se puede. Existen infinitos ejemplos: “No agarres cosas del piso, no te saques los mocos, no arrastres los pies, no tengas sexo con tu primo”.
Irónicamente el gobierno que se presentó con el "SÍ, SE PUEDE" rápidamente se convirtió en eso. Padres diciéndonos que no.
Es este mismo imaginario lleno de miedos el que nos forma, el que se viene a imponer nuevamente. El miedo al peligro de lo que podría llegar a suceder. El no, el "NO SE PUEDE".
Digo, ¿cuántas veces tu mamá te dijo que no y te lo terminaste creyendo?
La cotidianidad nos está devolviendo un NO gigante. Una lista de las cosas que ya no podemos hacer, que no nos pertenecen. Parece que vivíamos en una burbuja de pedos y ahora nuestros padres vienen a aleccionarnos por eso.
Macri no existe, son los padres. Y viene acompañado de un gabinete de imágenes paternales que nos van a educar. Vidal es tu maestra jardinera, Larreta tu jefe new age y Patricia Bullrich la tía ebria que nadie sabe por qué la seguimos invitando a pasar navidad con nosotros. Un dibujo social de reprimenda para pagar un castigo por algo que no sabemos bien qué es, quién es el responsable y cuál es el precio.
El exilio es la respuesta que encontré cuando se hizo carne la amenaza de que si volvía Macri volvían los noventa, esa década maravillosa donde Casero todavía era gracioso, Lanata un periodista independiente, Pergolini contracultura y Carrió la diputada desmaquillada y honesta. Esta es la realidad, sucumbí. Me fui del país pensando en construirme una diferente.
Este es un espacio. Uno autosugestionado. Un diario íntimo. Unas cartas desde el exilio en las que pienso que soy graciosa, profunda, inteligente y después me doy cuenta que no.
Hace cuatro noches que vengo soñando que soy cajera de Coto. Y ahora tengo miedo, porque cuando era chica Cris Morena me enseñó que si soñaba mucho con algo se hacía realidad.
Estrella.
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