“Hay un formato documental para televisión que se repite demasiado”

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“Hay un formato documental para televisión que se repite demasiado”

24 Agosto 2013

Por Juan Ciucci

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APU: ¿Cómo surge la idea del documental?

Roly Santos: Creo, que como la mayoría de las ideas que impulsan un film, es una idea que se vuelve obsesiva, que va dando vueltas primero por tu cabeza, después se escribe un texto, y se reescribe cientos de veces. Me sucede que cuando veo las manos mías recuerdo a mi viejo. Son importantes entonces para mí, y de ahí, un saltito para saber que tantas filosofías y corrientes hacen de las manos su objeto, idealistas o materialistas, por derecha o por izquierda, están siempre las manos. La mano que mata y la que ama, la que ataca y la que defiende, y de ahí otro saltito al ver que se ensañaron con las manos de tres personas importantes para América Latina como Juan Perón, Víctor Jara y Ernesto “Che” Guevara. Fue ese el recorrido de la idea que terminó teniendo cierta unidad y se transformó en esta serie después de unos 2 años de investigación, que incluyeron viajes a Cuba, Valle Grande, Santa Cruz de la Sierra, Cochabamba, La Paz, Santiago de Chile y Buenos Aires.

APU: ¿Cómo te pesaba la historia de cada uno, y el problema de reunirlos?

RS: En los tres hechos hay enigmas y cosas sin resolver, no hay caso cerrado. Eso ya plantea cierta intriga en cada capítulo. Pero además de narrar el crimen propiamente dicho y tratar de develar algunos de esos enigmas, quería contar sobre los efectos simbólicos, aquellos que llevan por ejemplo, a un familiar de Perón a desear reconstituir sus manos, porque siente que es una forma para que ese cuerpo finalmente descanse en paz, mientras que la versión masónica afirmaba que a Perón le cortaron las manos para que su cuerpo sufra aún en el más allá.

Por otro lado en muchas de sus canciones Víctor Jara utiliza a las manos para expresar ideas y sensaciones (plegaria para un labrador, Angelita Huenumán) y si bien sus compañeros de detención cuentan cómo se ensañaron con sus manos para que nunca más toque la guitarra, aparecen en la serie una nueva generación de canta-autores que siguen haciendo sonar esa guitarra que pretendieron silenciar. Y de las manos del Che, solo se conocía una versión “oficial” e incompleta de lo sucedido,  sin embargo nosotros dimos con uno de los hombres que llevó esas manos en un frasco desde Bolivia a Moscú, hoy ya anciano, y nunca antes había narrado enteramente su historia. Lo sorprendente es observar cómo un marxista muy coherente como él, realiza todo su viaje fetichizando esas manos, quizás la única forma posible para realizar tamaña y riesgosa misión.

APU: ¿Pensaste en un espectador ideal?

RS: No es algo racional, uno es el primer espectador, trato de hacer lo que me gustaría ver a mí, creo que más que “espectador ideal” uno trata de ser autentico con lo que quiere contar, después el espectador “real”, te pega un palo en la cabeza, que suele doler menos si en definitiva vos dijiste lo que querías decir, y que resulta muy gratificante si aquello que habías imaginado llega a conmover a ese espectador tanto como te conmueve a vos.

APU: No has trabajado con tanto archivo, ¿eso fue una decisión estética o de otra índole?

RS: Sí, creo que hay una saturación de documentales de TV con archivos y graficas animadas con plugins de After effects, hay un formato documental para TV que se repite demasiado. Si no se justifica, lo evito, tampoco las “recreaciones” me gustan mucho, me va mejor crear ciertas atmósferas, para que el espectador tenga dimensión de lo ocurrido. Pero sobre todo evito mucho los efectos de video de post-producción. En esta serie nosotros abordamos un tema complicado, cortar las manos es de una crueldad horrorosa, pero al mismo tiempo, tiene un tufillo de bizarro, locura, fetichismo y espiritualidad. Yo quería meterle mano, valga la redundancia, a todo eso, caminando por el filo de la navaja y evitando caer en la morbosidad.

APU: ¿Cómo complejiza esto que sea una coproducción internacional?

RS: No, la co-producción no complejiza para nada, al contrario, ayuda, sin los coproductores de Chile y Bolivia, me hubiese sido muy difícil dar con los personajes y testigos claves para contar esta Historia. Es otro de los aciertos de la política audiovisual del Gobierno, hay concursos de diferentes tipos, formatos, géneros, y éste fue un concurso especial para co-producciones.

APU: Cada capítulo tiene una entidad propia, ¿cómo fue el trabajo en cada uno?

RS: Sí, cada capítulo es conclusivo. El primer Capítulo pretende ordenar el discurso, es lo que queremos decir. Es un Capítulo que plantea el problema y pone la perpendicular  –materialidad y espiritualidad- que estarán en el resto de los capítulos. Nos dan una mano (otra vez valga la redundancia) Atilio Borón, Daniel Santoro, Ruben Dri, Fernando Pugliese, Jorge Nieto y Chinoy.

El Capítulo de las manos de Perón, narra en detalle las versiones a través de los propios investigadores y testigos del caso. Algunos periodistas como Claudio Negrete, se la han jugado investigando este tema que ya dejó un juez y 2 testigos muertos. Por otro lado el tanatólogo de la familia Perón nos contará su proyecto de reconstrucción. Desenhebramos y enhebramos sus relatos con el testimonio más afectivo de un familiar de Perón, el sobrino nieto, que es impresionante su parecido físico, su voz y sus manos!!

En Chile logramos reconstruir los últimos dos días de Víctor a través de sus compañeros de encierro. Nos encontramos con el Mono Gonzalez, artista amigo de Victor, que aún hoy sigue dibujando manos por todo Chile y explica sus razones. Y los jóvenes, que hacen Teatro y Música referenciando a Víctor, como el Director de Teatro Nacho Achugar, o Ismael Oddo de Quilapayún. Fuimos hasta el Estadio Chile, donde algunos ven figuras en las gradas del Estadio, sienten la presencia de los que no están, como algo cercano, compañero, crean sus propios duendes para que la memoria no se pierda.

El Capítulo del Che es el relato en primera persona de Juan Coronel, de su increíble viaje desde Bolivia hasta Moscú con las manos del Che en un bolso, pero es también la historia de una frustración, la de Juan cuando llega a Rusia. Hoy la historia oficial lo niega y lo olvida, por eso ha decidido hacer pública su versión de los hechos. Además la enfermera que lavó al cuerpo del Che en el Hospital, que no sabía quien era y después con los años lo transformó en su santo de devoción objeto de sus plegarias.

Los tres hechos no tienen ligazón desde el punto de vista cronológico o político, pero si tienen que ver desde lo simbólico en esa danza dialéctica entre la materia y el espíritu. Al menos así lo siento yo.