“La comunicación tiene que enriquecer el debate del campo popular”

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“La comunicación tiene que enriquecer el debate del campo popular”

25 Abril 2014

Por Juan Ciucci

APU: ¿Cómo surge la idea de la revista?

Andrea Sosa Alfonzo: Marcha nace hace ya más de dos años, este va a ser el tercero que estamos. Surge como un portal de noticias en formato digital (www.marcha.org.ar) con la apuesta de organizaciones sociales, sosteniendo el proyecto y apostando a generar una herramienta comunicacional que salga un poco a proponer una transformación en la comunicación. Lo que en ese momento discutíamos era cómo construir un medio que supere las organizaciones que lo impulsan, es decir que se constituya en un medio como tal y que pueda salir a disputar el sentido y a proponer otra agenda en el mapa mediático hegemónico. En ese sentido, surge como recuperando la experiencia del emblemático Marcha Uruguay, sobre todo por esto de animarse a generar un colectivo editorial que pueda transformar la comunicación en sus formas organizativas y en su propuesta editorial, en el sentido de pensar que Marcha estuviera constituido por un grupo de periodistas, intelectuales, militantes y que de esa mezcla surja una propuesta distinta en cómo ver el periodismo, cómo ver la comunicación, en cuáles eran esas miradas o esas voces que entendemos que no estaban representadas en los medios masivos. Y en generar un aporte a las experiencias que ya existían en el esquema, en el mapa de los medios comunitarios alternativos o populares.

Entonces, surge como una plataforma web con la iniciativa de empezar a trabajar, a darnos una discusión con respecto a cuál era la agenda que queríamos abordar y que esa agenda cubriera un nivel nacional y que también pudiéramos empezar a pensar un poco la región, América Latina, y el mundo. Se forma un colectivo editorial de compañeros y compañeras que empezamos a delinear más en fino todo esto, a ver cómo lo bajábamos a la práctica,  pero siempre consiguiendo esto que nos parecía importante que era pensar al medio en términos horizontales, que no iba a haber un editor o una figura estrella o uno que tomara la última decisión. Sino que esa apuesta, esa transformación en la comunicación necesariamente implicaba también una transformación de nosotros como sujetos comunicacionales

APU: Después también está el paso al papel.

ASA: La apuesta de los Cuadernos, que también hacen homenaje a los cuadernos de Marcha Uruguay, tiene el objetivo de ser publicaciones con un tema específico, es decir que fuera una publicación de larga lectura, que no implicara los hábitos que comúnmente están más relacionados al diario, al periódico o a una revista que tienen una periodicidad más o menos constante. Sino que fuera un ejemplar que permitiera una lectura que uno relajara ahí, pudiera estar un tiempo largo procesándola, que tuviera una investigación, una profundización, una búsqueda de cubrir ese tema con diferentes voces, con diferentes actores. El primer cuaderno que sacamos es el Cuaderno por la Masacre de Avellaneda, cuando se cumplen los diez años, ahí hacemos la apuesta de sacar el Cuaderno y esa es la primera experiencia de un impreso, en una puesta gráfica. La segunda es el Cuaderno por Venezuela, con todo lo que venía sucediendo en Venezuela con Chávez, para dar también este equilibro, la puesta en marcha entre esto de constituir una agenda entre lo nacional y lo regional, nos pareció bien empezar a mirar un poquito más afuera de lo que pasaba en el país y recuperar procesos latinoamericanos.

La apuesta de Marcha es continuar en la experiencia gráfica, no sabemos si lo vamos a hacer a través de los Cuadernos o, tal vez Marcha se constituya en algún ejemplar gráfico con cierta periodicidad. Creemos que es algo con lo que todos estamos con ganas, el colectivo, de volver a hacer porque tiene otro tipo de ritmo, otro tipo de producción, otro tipo de trabajo, sentarse a pensar y re pensar lo que uno quiere hacer, con quién quiere trabajar, a quién quiere invitar, qué plumas quiere que estén presentes. Que tiene como otra salsita distinta además de la que tiene la vorágine más de lo online de todos los días, de estar ahí con otro ritmo, y que entabla con el lector otra relación. La apuesta por lo gráfico es todavía un poco un camino a recorrer. Nosotros estamos bastantes satisfechos de las devoluciones, de la circulación que tuvieron los Cuadernos, pese a que siempre va a haber algo para corregir, pero nosotros estamos conformes con el material que hicimos.

APU: Antes mencionabas las organizaciones sociales que están por detrás y marcabas una suerte de diferencia con que la revista pueda tener un carácter más personal ¿Cómo piensan esa relación?

ASA: Marcha tuvo una primera etapa en que fue impulsada por varias organizaciones sociales. Este año, a partir del 2014, está en una segunda etapa que es, si bien hay una organización social que es el Frente Popular Darío Santillán que está ahí sosteniendo, impulsandola, destinando compañeros a esa iniciativa, a esa apuesta como herramienta comunicacional, tiene la proyección de superar esa instancia y de realmente ser una apuesta como medio y constituirnos en un colectivo que abrace un montón de experiencias comunicacionales, compañeros que están participando incluso en otros medios, compañeros que han dado la lucha comunicacional a través de otras herramientas o a través de otros espacios. Compañeros periodistas que no se encuentran hoy contenidos sobre todo en los medios masivos y compañeros que militen en otras organizaciones, cualquiera que se quiera acercar a Marcha. Siempre teniendo un horizonte en común, creemos que ese paso es necesario no solo para el impreso, sino que también es necesario para constituirnos como un medio que realmente haga una apuesta distinta y haga un aporte, porque si no nos vamos a quedar como siempre en la misma o nos vamos a quedar como “esa fue la herramienta de tal organización”. La verdad es que muchos de los que estamos en Marcha amamos la profesión, amamos ser comunicadores, todos sentimos que tenemos algo para decir y nos gusta esto también de compartir algo, un esfuerzo, un espacio con otras personas que se sientan interpelados por la necesidad de salir a decir algo frente a una realidad que nos apabulla, que es dura. Y que muchas veces no encontramos en los medios en los que circulan, sobre todo en los que están ligados a los medios hegemónicos, que esa realidad se vea reflejada. Entonces ahí, en ese sentido, creo que va a aportar a esta nueva etapa la salida del material impreso.

Ramón Raggio: También hay que decir que nosotros venimos de una experiencia anterior que fue Prensa de Frente, medio de comunicación que estuvo 7 u 8 años en línea, otra etapa de la comunicación, otro momento político y social, y era un medio de comunicación que si bien tenía una lectura más amplia y proponía diferentes lecturas y diferentes interpretaciones, a la vez que  brindaba herramientas de análisis y de opinión latinoamericana y nacional, estaba muy ligada a la identidad del Frente Popular Darío Santillán. Eso aparecía como una primera limitante que es lo que intenta romper Marcha hoy: no ser la prensa orgánica del Frente. Marcha viene a ofrecer a los lectores, viene a ofrecer al público de Argentina y de la región, lecturas diversas, herramientas de análisis diversos que puedan brindar una voz más ligada a la experiencia social, a la experiencia política, al territorio, a la contra-información, a la denuncia, a la investigación. Entendemos que todas esas variantes confluyen para enriquecer una perspectiva del periodismo popular, alternativo, social, independiente.

La experiencia de Marcha, si bien impulsada por el FPDS, hoy por hoy se sostiene principalmente por el aporte y la dedicación de compañeros y compañeras que no están militando orgánicamente en el Frente. Entonces lo que vemos es que hay una generación que está discutiendo el rol de los medios de comunicación, discusión que se abrió y se instaló muy fuerte en estos últimos diez años con el kirchnerismo y que no se siente contenida ni por el kirchnerismo ni por el anti-kirchnerismo; entiende que la polarización es falsa y entiende que esa polarización es funcional a ciertos intereses que encubren situaciones que desde Marcha intentamos romper. Un ejemplo paradigmático y que no tiene que  ver con el kirchnerismo ni con el anti-kirchnerismo, tiene que ver con los intereses de sectores empresariales: es el asesinato de nuestros compañeros en Rosario, eso no sale a cubrirse por los medios de comunicación tradicionales. Un medio de comunicación como Marcha que no tiene ligazones con ningún tipo de interés hegemónico, puede informar que los pibes no tenían causa, que los pibes no eran barrabravas y que los pibes no fueron víctimas de un ajuste de cuentas. Bueno, el ejemplo tradicional y clásico que siempre citamos: la Masacre de Avellaneda, el rol que tuvieron los medios independientes en aquel entonces para romper el cerco de información. Más acá, con lo que nosotros entendemos que fue la Masacre de Once, en Marcha pudimos publicar notas que en otros medios ligados a sectores empresariales -que hoy circunstancialmente están apoyando al gobierno, pero que en otro momento, como son empresarios se van a adecuar adonde les toque estar, donde esté la moneda- encubrieron a funcionarios, ex funcionarios, que hoy están sentados en el banquillo de los acusados. Esas notas, en la revista en la que iban a ser originalmente publicadas, fueron a pedirle que no salieran, y sí salieron en Marcha; y donde salieron en esos medios lo hicieron de manera tergiversada, cortando el discurso cuando lo que nosotros entendemos como responsabilidad histórica del periodismo de la comunicación popular era no hacer sucesos como éstos, los responsables políticos tienen que responder por las acciones concretas como fue el asesinato de 51 personas en Once.

Entonces, lo que intenta hacer Marcha es un pequeño aporte que está siempre en tensión con la agenda de los movimientos, que está siempre en tensión con la gente de los partidos políticos porque llega, inclusive, a plantear debates que por ahí nosotros, en el Movimiento, no tenemos resueltos, porque no tenemos una posición o porque los mismos compañeros y compañeras no tienen una definición sobre el tema porque falta información. Otro caso paradigmático quizás más banal respecto a lo que mencionaba recién de Once y Rosario, pero no por eso menos perjudicial porque en lo que va de la aplicación de la Ley de Drogas a esta parte hay miles de violaciones a los Derechos Humanos por causas que se pueden resolver sencillamente, es la cuestión de la despenalización de la marihuana. Con Marcha fuimos a hacer una cobertura que trabajaba una línea editorial que no estaba resuelta en ninguno de los Movimientos que la sostienen.

Esas son las búsquedas que nosotros entendemos que la comunicación popular tiene que enriquecer dentro del debate del campo popular, y muchas veces uno se encuentra haciendo y tomando posiciones que por ahí en los Movimientos, en los partidos políticos y en la militancia no están resueltos. Pero precisamente brindar esas herramientas es lo que permite desarrollar un piso de politización más alto, y permite formar nueva militancia y brindar a los lectores información que interpele y que mueva un poco la estantería.

APU: Dicen poder mostrar otra realidad o contrainformar, ¿cómo lo ven desde el lector, encuentran que hay un espacio interesado por este tipo de publicaciones, por este tipo de comunicación popular?

ASA: Sí, claramente encontramos que hay no solo un conjunto de lectores que pueden estar interesados en Marcha como en otros medios que serían medios compañeros, medios orgánicos, sino que además esto que señalaba Ramón: nosotros vemos no solo por las lecturas que hay o por las visitas que tiene Marcha que es un número que ha venido en crecimiento desde que surge, la tirada de los Cuadernos mismos, eso nos dio la pauta de que eran materiales que eran interesantes para un buen conjunto de la sociedad, y que además creemos que hay una avidez o una necesidad en gran parte de la sociedad en tener una voz nueva. Por esto que señalaba Ramón, todo lo que ha venido sucediendo en estos últimos diez años con la polarización que desde el campo de la política se trasladó al campo de la comunicación, en donde empiezan a haber blancos y negros solamente, hay una gran parte de la sociedad que ya ninguna de esas lecturas, ninguno de esos grandes relatos empiezan a satisfacer sus necesidades, las demandas más allá de los intereses intelectuales que puedan tener unos y otros. En ese sentido, nosotros vemos que la apuesta que hacemos tiene eco en nuestros lectores, nuestros seguidores. Y nos damos cuenta cuando tratamos de corrernos un poco de la agenda que instalan los medios hegemónicos y empezamos a plantear una agenda propia, ya sea porque le estamos dando una vuelta de tuerca a esa agenda o a esa noticia que es de coyuntura, que tiene interés o impacto en la sociedad. O porque nosotros estamos planteando un tema o un eje que nos parece interesante discutir, pensar o leer o algunas voces que nos parece interesante poner a circular y eso empieza a tener un sentido, un eco en los lectores.

Por ejemplo, toda la cobertura sobre consumo de sustancias que ha hecho Marcha, sobre la democratización de la comunicación, qué implica pensar eso, esto de salirse del juego de medios oficialistas-medios opositores, la perspectiva de género con una gran cantidad de notas, una cobertura interesante que va desde la denuncia hasta el análisis, al testimonio, a la entrevista o a la crónica, que también empezamos a ver que, en Marcha tenemos esa perspectiva de trabajo. Digamos, obviamente es definir y pensar editorialmente, queremos que tenga un eco y una respuesta en nuestros lectores y que muchas veces son las notas más leías de la semana. Entonces, creo que Marcha está en un camino acertado, que es el camino de un proyecto comunicacional transformador, una apuesta al periodismo popular, trabajar, romper las formas organizativas de los medios tradicionales y pensar en formas nuevas. En ese sentido también pensar una transformación y como herramienta político-comunicacional hacer una apuesta al cambio social. Puede estar más ligada a las organizaciones, a los compañeros que participan pero no se reduce a eso, sino que es una apuesta más en un campo de batalla que es el campo comunicacional. Y creo, además, que es un camino acertado porque la realidad nos lo dice también, o sea cuando uno sale a la calle y que la tipificación de los medios sobre los manifestantes está determinada por los grupos políticos o por los grupos de interés económico y que el relato empieza a ser uno solo que se repite en todos los medios, que responde a la lógica de los multimedios, casi como que hay una responsabilidad, hay un deber ahí como salir a decir: esto no es así. Y evidentemente no podemos seguir pensando que los medios son los que nos van a dar la voz, la voz la tenemos que constituir nosotros pero la tenemos que constituir con la misma responsabilidad y con la misma seriedad con la que se hace periodismo, con la que cualquier medio hace periodismo y salir a disputarle como iguales. Donde encontremos fisuras, buenísimo, aprovecharlas porque esas fisuras nos van a permitir a nosotros una posibilidad, y probablemente forzar a un medio hegemónico o a un medio masivo a que cambie su relato, a que tenga que dar una vuelta de tuerca porque no le queda otra, porque la opinión pública ya se lo está demandando.

APU: En el marco del campo comunicacional ¿cómo analizan la evolución de esta necesidad de la comunicación popular en otros medios?

RR: Nosotros nos sentimos parte de una serie de colectivos que del 2001 y 2002 a esta parte fueron floreciendo, fueron apareciendo en el mapa comunicacional regional y nacional. Marcha viene a apostar y poner su voz en ese escenario y a intentar confluir desde el laburo concreto y la relación, entendiendo que a todas esas voces hay que multiplicarlas y en esa diversidad de voces es donde está la diversidad de posibilidades para reconstruir una lectura de la realidad que ponga en jaque los intereses establecidos. Que ponga en jaque los relatos que hacen un estado de situación; este estado de situación que es bastante complejo para un montón de personas que hoy están atravesando desde represiones hasta precarización en su lugar de laburo, hasta el caso de femicidio, por tirar una lista medio rápida de situaciones.

Entonces, uno ve el mapa comunicacional y por suerte lo que se ve es que hay mucha gente activando y proponiendo diversas lecturas. Compañeros como ustedes, la Agencia Paco Urondo, que tienen un laburo súper interesante, impecable, que tienen una línea editorial obviamente cercana al gobierno, pero con valentía plantean debates que no se los ve en otros lugares donde se prefiere acallar ciertos temas. Y también hay otros sectores que están más ligados a la izquierda, una izquierda tradicional, partidaria que pueden proponer debates interesantes, la gente del PTS con su nuevo emprendimiento Ideas de Izquierda donde tratan de poner una voz distinta, quizás no la más tradicional de su partido, complejizándola. Hay una serie de iniciativas y de colectivos que están proponiendo una lectura y un ejercicio de la comunicación que a uno le da esperanza, y le da la pauta de que estamos en un lugar mucho mejor del que hace diez años atrás, cuando nos cagaban a palos arriba del puente o nos mataban a los compañeros. Por suerte, por la voluntad y por la capacidad de dar en la tecla en el momento, podíamos romper cerco pero de todas formas el estado de la situación era mucho más complejo.

Hoy por hoy vemos que hay un mapa comunicacional mucho más activo y se están poniendo en discusión un montón de temas, el más importante de los temas que se puso en discusión en este último tiempo con este desarrollo y con esta multiplicación de voces en el escenario comunicacional es el rol del periodismo, es el rol de la comunicación. Que surjan FM o radios barriales, que surjan periódicos comunitarios, que surjan nuevos portales web con una agenda alternativa, con una agenda independiente, popular, social da cuenta de que el periodismo ya no está más arriba de ese mausoleo donde la verdad era objetiva, inexpugnable, donde la voz era única, donde lo que se decía era solamente esa la forma de ver las cosas. Ahora estamos en un escenario mucho más complejo, entonces esos tipos que están con el traje y la corbata escribiendo editoriales obviamente tienen su sedimento de lectores pero hoy están en otro lugar porque tenemos una diversidad de herramientas y de gente, de pibes y pibas en barrios, en Capital, en el interior, en el conurbano activando y proponiendo diversidad de lecturas que permite correr de ese lugar como almidonado al periodismo y a la comunicación.

Y pensar que la comunicación es otro elemento más en esta lucha por la transformación, es otro de los elementos al que hay que apostar para el cambio social, eso es lo que nosotros entendemos. Un pequeño aporte para complejizar los debates, abrir debates nuevos, tratar de plasmar esa diversidad de lecturas que tiene hoy el campo popular sobre los diferentes temas, ver de qué manera la herramienta de la comunicación es también la herramienta de confluencia para potenciar las voces. Ver de qué manera se puede poner en jaque a los elementos del Estado, que si bien ha plasmado en políticas públicas un avance de la comunicación a través de la Ley de Medios, se ha quedado corto porque la Ley no incluye a esta diversidad de actores en muchos casos y los equipara para abajo. Entonces eso también hay que plantearlo y está mostrándose cuando están desde los grupos armando la antena hasta tres compañeros una noche escribiendo una nota de investigación sobre cómo hay una toma de tierras. Hay, entonces, un escenario mucho más prolífico y esperanzador, y a uno le hace pensar que ese escenario de a poco va confluyendo en cierto debate y hay una potencia en esa confluencia; una potencia que todavía está por explorarse, que todavía no sabemos dónde puede llegar y bueno, precisamente, la lógica de la política y de la disputa de la comunicación tiene que apostar a fortalecer eso, esos emprendimientos, esas iniciativas desde la unidad, y también entender que esa unidad se da desde la diversidad de actores.

ASA: Es un momento especial éste donde ya la sociedad y los periodistas se ponen a pensar qué significa hacer periodismo, qué significa hacer comunicación, qué responsabilidad nos cabe a los que hacemos periodismo, esa pregunta ya tiene todo un peso. Me parece que está bueno esto de que nosotros como Marcha, así como otros medios, pusimos en jaque y dimos un poco vuelta la mesa en esto del periodismo objetivo. Nosotros decimos que hacemos periodismo subjetivo, el periodismo objetivo no existe porque nosotros estamos desde un lugar ideológico construyendo y apostamos a una transformación que tiene que ver con apostar a una sociedad distinta para todos. Entonces nunca mi mirada va a ser objetiva porque estoy desde una posición, entonces el cuestionar el periodismo objetivo y el pensar que la relación entre los medios, que la vemos más o menos parecida a otras experiencias comunicacionales que vienen desde hace diez años, poco más o poco menos, con esta apuesta, con animarse a salir a decir y a construir otros relatos, aportar otras lecturas. Que la relación entre los medios puede también construir otro tipo de articulaciones y otro tipo de relaciones, porque la relación que nosotros veníamos conociendo, en nuestra generación sobre todo, en nuestra juventud, si un medio se vinculaba con otro era por un interés monopólico, no había otro interés en esa vinculación; ningún medio se vinculaba con otro por un interés de enriquecer una discusión o de generar un espacio de debate, o de intercambiar periodistas o notas porque eso enriquecía a los medios, el fin siempre estaba en un fin económico porque había un grupo detrás y porque ese medio pasaba a formar parte de un holding y ahí se terminaba la articulación.

Entonces, que en esta nueva etapa que haya tanta cantidad de medios, de revistas, de radios, de canales de televisión, de sitios online que estemos en la apuesta de alcanzar la comunicación de otro modo y que en esa apuesta construyamos lazos solidarios y construyamos articulaciones que impliquen enriquecer ese proceso, ya habla de un gran paso. Digo, para nuestro país ya habla de un gran paso. Me parece que tal vez esa pueda ser, por ejemplo, una veta o un eje que aporte a la democratización de la comunicación que hoy no está contemplada ni en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual ni está contemplada en los debates que llevan adelante los sectores políticos, nuestra clase política tanto en la clase política oficial ligada al kirchnerismo como los sectores opositores, eso no aparece. Sí apareció la discusión vinculada a las formas organizativas de esos medios que es la comunicación y la concentración económica, y entonces considero que eso hace mella, que deja una huella, una señal en las generaciones futuras y en los jóvenes. Nosotros tenemos muchos compañeros jóvenes participando, compañeros en los barrios con ganas de escribir, con ganas de salir a hacerte una crónica. Me parece que eso empieza a ser la semilla de un proceso que viene de antes que uno aparezca, que empieza a aparecer esa inquietud, esas ganas de participar y aportar  a la construcción. El proceso de esos medios tiene que ver, necesariamente, con tal vez este eje o esta veta que puede tener la democratización de la comunicación que hoy no está contemplada en los debates que circulan comúnmente, ni en una Ley. Tal vez ese sea un camino posible, el pensar cómo a partir de la unión, de la articulación, de las redes, sumamos todas nuestras voces, todas nuestras miradas, todas nuestras lecturas y salimos a decir: hay otros modos de ver la realidad, hay otros modos de construirla, otros modos de pensarla, de aportar, de reflexionar y, a partir de eso, de transformar el lugar donde vivimos.