La educación prohibida

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La educación prohibida

09 Septiembre 2012

SUMARIO

HISTORIETAS

Homenaje a Solano López: Opinan Rep y Beto Lorenzo

Entrevista inédita a Solano López

TV

Paco Urondo, artista revolucionario

ARTES VISUALES

Ricardo Carpani: a 15 años de su muerte

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La Educación Prohibida

Por Mariela Genovesi l Concebida inicialmente como una película-documental con el objetivo de “recuperar y visibilizar aquellas experiencias que se han atrevido a cambiar las estructuras del modelo educativo de la escuela tradicional”, devino en un modelo de producción, financiación y distribución muy peculiar. Su realización fue posible de manera colaborativa inspirada en la idea del crowdfunding (financiación colectiva); el estreno fue promovido por redes sociales y circuitos de difusión alternativa; su distribución es de manera digital y gratuita; y su interés a futuro está focalizado en el armado de una plataforma y red social de intercambio de información sobre experiencias pedagógicas, didácticas y metodológicas diversas y alternativas.

En una charla con APU, Germán nos cuenta un poco sobre los inicios y derivas de este proyecto y su análisis particular sobre las críticas y repercusiones que desató: las analogías con The Wall de Pink Floyd, el ataque hacia la educación pública, la difusión de experiencias educativas desconocidas.

APU: ¿Cómo y por qué surge este proyecto?

Germán Doin: Este proyecto surge en el 2009, en principio con la necesidad mía de seguir un poco la  curiosidad que tenia de conocer otro tipo de experiencias educativas que hubiesen transformado su estructura porque yo mismo, ya en la escuela secundaria cuestionaba muchas cosas, entre ellas cierta incoherencia que veía entre la práctica y la teoría; es decir,  desde el discurso se promovían ciertos valores, ciertas ideas y principios que en la práctica yo no veía reflejados. Y en el 2009 yo justamente empiezo una carrera de comunicación, específicamente, de producción y dirección de radio y televisión, y  me animo a visitar con una cámara experiencias de este estilo sin saber que se iba a convertir en una película.

APU: ¿Cómo se solventó el proyecto económicamente hablando?

GD: El primer año y medio, es decir, desde agosto del 2009 hasta principios del 2011 fue todo de manera independiente. Nosotros cubríamos los gastos por nuestra cuenta, con pequeñas ayudas o realizando trabajos eventuales, y a principios del 2011, ya se había sumado gente el equipo con la intención de realizar un modelo de financiamiento diferente con la intención de llevar el proyecto hacia otro lugar, y ahí se nos ocurrió, justamente con ellos, realizar esta campaña de financiación colectiva. Básicamente, lo que significa es que “ahí afuera”, digamos, en las redes podía haber una comunidad interesada en el proyecto que tal vez estaba dispuesta a colaborar espontáneamente sin acudir a un subsidio como efectivamente se hace. Y al cabo de un año después de que lanzamos el modelo de la página pensando en eso, recibimos aportes de 704 personas que son co-productores de la película. Algunos ni nos conocían e hicieron su aporte vía internet, en charlas, hay de todo. Pero siempre desinteresadamente, lo único que hay es un certificado informal de haber colaborado y la aparición en la lista de créditos. Y un poco es que yo tal vez, tenía esa convicción de que la película tenía que ser libre, para poder verse y descargarse.

APU:  ¿Por qué tenías esa convicción?

GD:  Por varias razones. Primero, al ser un documental y al ser una herramienta más que una película, una herramienta para generar debate y discusiones sobre el tema, tenía que ser vista por la mayor cantidad de personas posibles. Tenía que llegar lejos. Y la verdad es que para eso hoy no hay mejor forma que internet. Por ejemplo, y salvando las distancias, Pino Solanas comenzó su carrera de manera similar a la nuestra con “La Hora de los hornos”, con otro sentido político pero más que una película era una herramienta. Esa película hoy, estaría en internet, en su momento ellos lo que tuvieron que hacer fue ir con la película y hacer proyecciones gratuitas en la mayor cantidad de espacios posibles, copiarla, regalarla. Justamente porque el objetivo de la película era ser vista y no generar dinero. Entonces, un poco la lógica de esta película, como herramienta, responde a eso, necesita estar al alcance de todos.

Y además de eso, se le suma nuestra convicción de adherir a las lógicas de difusión de la cultura libre. Nosotros como realizadores, hacemos un trabajo, como esta película, y mientras estemos bien no tenemos la necesidad de cobrar de por vida por ese trabajo, por ejemplo.

APU :  Como son las lógicas tradicionales de derecho de autor…en ese sentido ustedes apoyan las ideas de copyleft.

GD: Si, totalmente. Nosotros tenemos una licencia de creative commons. Y en ese sentido, una cosa interesante que estamos por hacer en estos días es  empezar a liberar las entrevistas completas. De esa manera, uno se puede asegurar de que todo el contenido completo va a estar disponible para que las personas lo puedan ver, no sólo la película sino cada discurso completo, cada opinión.

APU: ¿Y esto cuándo y cómo tienen pensando liberarlo?

GD: Vamos a ir haciéndolo de a poco porque lleva mucho tiempo. Son como 90 entrevistas, puede que lleve varios meses el proceso. Vamos a liberar la primera y con el paso de los días, y las semanas vamos a ir liberando de a una, para que la gente también tenga tiempo para verlas y no caiga de golpe un banco de 90 entrevistas.

Entre The Wall, REEVO y las TICs

APU: ¿Con qué repercusiones de la película se fueron encontrando?

GD: Hay de todo. Hay muchísimas buenas repercusiones, la gente que estaba en las comunidades de la película o en las redes sociales la ha recibido muy bien. Pero también hay críticas. Dentro de las críticas algunas son constructivas, que son justamente las que entienden a la película como una herramienta de debate y agradecen eso. Después, hacen pequeños señalamientos acerca de cómo está hecha y sobre lo que cuenta. Yo creo que la película también es algo perfectible, no es mi interés sentarme a defenderla porque bueno, hay cosas  que como realizador me doy cuenta que faltan o que hay que mejorar, ideas que tal vez quedaron afuera. Pero como el interés parte también de seguir reflexionando sobre eso, me parece hasta más provechoso que la gente comente qué le falta a la película y que se discuta alrededor de eso.

APU: ¿Aparecieron críticas más duras?

GD: Sí, y generalmente provienen de sectores vinculados a la escuela pública, entendiendo a la película como un ataque a la escuela pública y a la docencia, y que no lo es. Hace rato que nosotros lo veníamos aclarando, y asumimos que en la película se entendía, pero evidentemente no se entiende muy bien. No es un ataque ni a la docencia ni a la escuela pública sino a la estructura que trasciende a todas las escuelas, públicas, privadas y que además limita y condiciona a los docentes.

Y los limita y condiciona tanto, que muchos de ellos terminan un poco como esos personajes caricaturizados que nosotros mostrarnos en el film. Nosotros lo pensamos así, caricaturizados, pero día a día nos cruzamos con historias después del estreno que nos dicen que se han topado con casos así o hasta peores. Entonces yo no sé hasta qué punto es una caricatura. Pero sí, desde luego que compartimos que hay docentes que hacen cosas diferentes o que están dispuestos, si tuviesen el espacio abierto, a hacerlo.

APU: En línea con lo que vos estas comentado, aparecen críticas que señalan que la política educativa y el rol del Estado aparece un poco desdibujado, incluso mencionan ciertas reminiscencias a The Wall, de Pink Floyd por esta idea de la producción en serie, de sujetos disciplinados, acríticos…

GD: Sí, yo creo que negar lo que se muestra en The Wall, que fue hace 30, 40 años, y que eso sigue sucediendo hoy, es medio naif, porque sigue pasando. Yo sé que sigue pasando, con familiares, con amigos, con hijos de amigos… Eso no es algo que no exista más, pero sí, no pasa tanto como antes, no es la regla. Lo que nosotros decimos en la película no es que eso está sucediendo hoy, sino que la escuela está pensada para que eso suceda y que las estructuras básicas, aquellas estructuras que subyacen a todas  las lógicas y prácticas, todavía están ahí. Los chicos divididos por edades, el curriculum que hay que seguir al pie de la letra. En definitiva ese cambio pasó a depender de los docentes o de los directores que tienen otra actitud, otra predisposición.

Lo que nosotros sostenemos es que al margen de los caminos que las personas puedan tomar, está en la estructura que todavía sigue siendo así, la estructura todavía permite que sea posible eso, porque fue pensada para eso. Entonces, un poco la sugerencia del estado como máquina, es que el estado brinde el espacio, no que de la noche a la mañana cambie las escuelas,  para que sea posible hacer otra cosa. No es que el estado lo piense así, sino que es una estructura heredada. La culpa tampoco está en el Estado, porque si culturalmente no podemos concebir que un chico de 6 años no tiene que repetir porque no logramos nada con eso, creo que hay algo más complejo. Por eso lo que hacemos nosotros es una película que en realidad esté pensada para la gente, no tanto para convencer al estado o a determinado sector.

APU: Ustedes no tienen la intención de que a raíz de la película surja algún tipo de política educativa puntual.

GD: No, yo tengo más la intención de que a raíz de la película surja una reflexión que derive en una necesidad real, una necesidad que para mí es latente, pero que tal vez no esté visibilizada, y que de ahí pueden surgir espacios de transformación legítimos. El objetivo de la película es discutir, y a raíz de eso, que se evidencie que necesitamos un cambio.

APU: ¿Qué otros objetivos o finalidades se propusieron concretar con la película?

GD: Nos interesa también crear un espacio de interacción entre los que están metidos en esto, un espacio donde la gente pueda conocer esas experiencias de forma directa. Esa es como la apuesta más fuerte, crear lo que nosotros llamamos una Red de Educación Viva (http://www.reevo.org/) una red social y a su vez, un banco de información y de conocimientos donde todo aquel interesado va a poder acceder a esas experiencias y además, compartir su propia experiencia, sus propuestas. Esta puede ser una herramienta clave para el surgimiento de esta necesidad de la que hablamos antes.

APU: ¿Cómo surge REEVO?

GD: Surge en paralelo al proyecto, cuando nos damos cuenta de que el tema es muchísimo más interesante, amplio, demandante, y la gente se siente atravesada por hacer otras cosas. Entonces infinidad de padres que nos preguntan dónde llevar a sus hijos, o que nos escuchan hablar de escuelas públicas que son diferentes y quieren que les digamos donde están, y la verdad es que no podemos sentarnos en cada caso para preguntarles “¿dónde vivís?” e indicarle la escuela más cercana. Entonces ahí ya hay una necesidad. O padres que quieren contactarse con otros padres, docentes que quieren conocer estas experiencias y poner algunas cosas en práctica. Ahí ya veíamos que la necesidad de mapear y arma un registro con todas las experiencias diferentes, era algo que tal vez nadie más iba a poder satisfacer o cubrir. Entonces como nosotros ya estábamos involucrados en esto, traspasamos el terreno del cine e intentamos cubrir esas necesidades vía internet. En principio iba a ser eso, un mapeo de todas las experiencias y registros, y después se convirtió en una red social para que ellos se pongan en contacto y en un espacio de generación y visibilización de proyectos que están desarrollo y en los que muchos quizás pueden ayudar.

APU: ¿Esto fue pensado un poco en relación con la incorporación de las TICs en las escuelas?

GD: En realidad sí, pero a diferencia de otras redes educativas que están centradas en eso y en la lógica alumno-docente donde vos tenes un usuario de acuerdo a tu condición, a tu rol dentro de la escuela. Claramente nosotros no podíamos hacer esto porque somos partidarios de la democratización de la estructura del aula. Por eso la red social también tenía que ser horizontal para que los alumnos pudieran aportar a estas experiencias, aunque hoy sea una herramienta de uso más afín a los educadores, futuros educadores o padres porque está más vinculada a lo pedagógico. Pero sí, puede ser que los alumnos cuenten sus experiencias si es que asisten a escuelas diferentes y ahí pueden surgir debates interesantes.

El espontaneísmo, la concepción del niño y lo prohibido

APU: Otras de las criticas apuntaron a señalar que la película remitía a una concepción pedagógica espontaneísta o aislacionista, por esta idea que ustedes sostienen que el niño deber ser el protagonista de su propio proceso de aprendizaje. En relación con eso, vos ¿validas esta idea o le asignas a la institución algún tipo de rol como facilitador educativo?

GD: Yo creo que la película se entiende bastante bien. No considero que tengamos una postura espontaneísta, sí considero que la lógica es una lógica orgánica entre ese espontaneísmo y la directividad total que tiene la escuela convencional. Es decir, el rol como educadores es acompañar el proceso de desarrollo del niño, tener en cuenta esa espontaneidad pero brindarle un espacio enriquecido, en cuanto a conocimientos y estímulos, para que lo que surja de él tenga mayores focos para explayarse y potenciarse. La lógica espontaneísta también asume que un chico, ya sea en una escuela o en la calle va a ser lo que él quiera ser y que no van a existir diferencias.

Eso no es así, el ambiente en el que ese chico se desarrolla y no sólo los recursos cognitivos que hay alrededor -el capital cultural de los maestros, la forma en la que lo acompañan, o lo traten- es lo que va a potenciar sus procesos de aprendizaje. El rol de la institución es generar ese ambiente y hacer que ese ambiente sea lo más enriquecido posible en todos los términos, emocionales, de apoyo, con estímulos, desafíos, etc. Este es un rol mucho más complejo que el actual porque no es solamente directivo, uno no tiene que pensar en armar una curricula común a todos, sino que tengo que estar pensando todo el tiempo y organizando todo el entorno en función de cada uno, de la manera en que cada persona va a poder desarrollarse más significativamente. Requiere la visión de cada niño, como un individuo diferente. Tiene que darse una armonía entre lo que pueda surgir del niño y del espacio que se puede construir en torno a él para que eso surja, sea posible.

APU: ¿Qué concepción del niño y de los métodos de aprendizaje aparecen en la película?

GD: En la película, nosotros tratamos de seguir la línea de la pedagogía activa o el progresismo pedagógico, concibiendo al niño no como un vaso receptor sino como un ser humano, como cualquiera de nosotros, que tiene los mismos derechos y un proceso creativo en algunos casos superior y más rico porque tienen una plasticidad cerebral y de aprendizaje muchísimo más grande que la nuestra. En la película está esta concepción, de que a los niños les cuesta mucho menos aprender un montón de cosas que a los adultos. Esto está anclado en las investigaciones de las neurociencias, de las neuropedagogías. Esta sería una concepción del niño en términos del aprendizaje y otra que apunta más al ámbito de los derechos humanos. Porque si aceptamos que los niños  por ser niños tienen derechos extra, que son los derechos del niño, también tienen derechos humanos.

Entonces todavía sigue habiendo personas que creen que la humillación hacia un niño es una forma de enseñanza, y ahí se están violando los derechos humanos. Es decir, hay un montón de lógicas que todavía mantenemos por una cuestión cultural, que heredamos, así como la escuela heredó esta estructura nosotros heredamos lógicas de crianza y de entendimiento de los chicos que ya no son coherentes con las formas actuales de entendernos y respetarnos entre nosotros. Se puede ir desde una actitud tan compleja de violencia emocional y física como el simple hecho de hablarles como si no te estuviesen entendiendo, no hablarles como personas. Un poco la película se para desde el otro lugar, de entender que los chicos son como cualquier otra persona y, más, si nuestro ideal u objetivo es que sean personas adultas y responsables tenemos que tratarlos como si ya fuesen personas.

Yo en principio no creía que existieran propuestas educativas acorde con esto, pero a medida que fuimos avanzando me fui dando cuenta de que existen y muchas, y que ellas pueden suceder tranquilamente dentro de las aulas de la escuela pública porque no requieren demasiados recursos o espacios distintos. Escuelas centralizadas en el respeto hacia el niño y hacia su aprendizaje. Hay más que cambiar una idiosincrasia cultural y desaprender estas lógicas heredadas. Es ahí donde esta lo difícil.

APU: La última… ¿Por qué “prohibida”?

GD: Por muchas cosas…Muchas de estas experiencias -las que yo tomé por considerarlas más radicales porque transformaban muchas estructuras de la escuela- forman parte de una serie de escuelas públicas que están distribuidas por todo el país que dependen del centro pedagógico de La Plata “Roberto Themis Speroni”. Estas escuelas son públicas, gratuitas y son consideradas escuelas experimentales porque no tienen exámenes, calificaciones. Estas escuelas así como otras escuelas similares en España o en otros países de Latinoamérica tuvieron muchísimos problemas burocráticos, de financiación, de habilitación; incluso hoy tienen problemas a diario de sostenimiento y lucha por el “no cierre” como si esto trabara sus experiencias. En los 90, por ejemplo, algunas de ellas llegaron al punto de recibir amenazas concretas hacia los directivos. Y experiencias como estas, además, no tienen mucha difusión. Todo esto, entonces, hace que el titulo cobre, en cierta medida, un sentido real, si bien no está determinantemente prohibido, si yo quiero hacer algo que no está prohibido pero que, si cada vez que lo quiero hacer surgen un montón de trabas burocráticas o artimañas fuera de la legalidad para detenerme, hay algo ahí que genera mucho miedo. En algunos casos no nos quisieron dar una entrevista por miedo a que esa exposición pudiese resultar negativa, o conllevara al cierre de la escuela, no acá en Argentina, pero sí en otros lados. Al principio yo pensé el título como algo más poético, lo pensé desde otro lugar y después me fui dando cuenta de que había un marco real, no sólo por esas cuestiones sino porque esto también tiene que ver con la idiosincrasia, porque culturalmente es muy difícil para nosotros aceptar otro tipo de escuela mas allá de que creamos en otros valores, otros métodos, otras formas de enseñar y aprender y de entender a los chicos.