A los 83 años murió el poeta y militante popular Juan Gelman
En la noche de ayer, en el Distrito Federal de México, ciudad en la que residía desde 1988 junto a su esposa, Mara La Madrid, falleció Juan Gelman. El poeta nacido el 3 de mayo de 1930 en el barrio de Villa Crespo, ingresó en la Federación Juvenil Comunista a los 15 años, cuando la Unión Soviética emergía triunfante tras derrotar al nazismo en la Segunda Guerra Mundial y el peronismo irrumpía en la escena política nacional.
Se propuso estudiar química en la UBA tras recibirse de bachiller, pero al poco tiempo dejó para formar el grupo de poesía Pan Duro, una agrupación literaria integrada por jóvenes del Partido Comunista. Los textos que producían en Pan Duro, durante los años `50, combinaban la lírica con la denuncia a los explotadores, los dueños de la tierra y poseedores del capital.
La proscripción del peronismo y la represión al movimiento obrero motorizada por el Plan Conintes que se aplicó durante la presidencia de Arturo Frondizi contribuyeron a la radicalización de las ideas de Gelman, que por entonces superaba apenas los 30 años.
Durante la presidencia de José María Guido --que asumió como presidente tras el derrocamiento de Frondizi-resultó encarcelado junto a un grupo de escritores por pertenecer al Partido Comunista. Ese breve paso por la cárcel, sumado a la postura ambivalente que sostenía el partido en relación a Cuba y la lucha armada, lo aceraron a los grupos disidentes de la línea oficial para acercarse a un peronismo entonces perseguido e ilegalizado.
Un mundo que se conmovía con el Mayo Francés, la Masacre de la Plaza de las Tres Culturas en México y la muerte del Che Guevara en Bolivia, y un país que se sacudía con el Cordobazo, el Rosariazo y otras expresiones de la resistencia contra el régimen militar de Juan Carlos Onganía, influyeron decisivamente en la apuesta del poeta por la revolución.
Así fue que Gelman ingresó en las Fuerzas Armadas Peronistas, una organización surgida de un grupo de militantes de izquierda que pretendían dar un apoyo logístico desde Argentina a la guerrilla del Che instalada en Bolivia. En esos años realizó trabajos periodísticos en las revistas Panorama y Crisis, y en los diarios la Opinión y Noticias.
En 1973, poco después de las elecciones que posibilitaran el retorno del peronismo al gobierno tras 18 años de proscripción con la victoria del candidato del FREJULI, Héctor Cámpora, las FAR se fusionan con Montoneros, la organización armada más influyente de entonces.
Gelman pasó a integrar un lugar de importancia en la conducción de Montoneros, primero como un referente de superficie, y luego, cuando la organización ingresó en la clandestinidad, se dedicó a denunciar los crímenes de la Triple A en el exterior.
El golpe del 24 de marzo de 1976 lo llevó al exilio por Roma, México, París y Managua. Residente en Roma desde principios de los `80, pasó a trabajar para la UNESCO como traductor, mientras comenzaba la búsqueda de su hijo Marcelo, y de su nuera María Claudia García, secuestrados por la dictadura y que permanecían desaparecidos.
Aunque colaboró con el diario Página/12 desde sus inicios en 1987, recién puedo volver al país un año después, previo pago de una caución judicial, que le permitió presentarse ante la Justicia para no quedar detenido. “Pagar para volver a mi Patria después de tantos años de destierro y persecución significó una infamia. Pero acá estoy, tratando de vivir una vez con utopías”, declaró a la revista Humor recién llegado al país.
Sin embargo, eligió radicarse en México, donde en 1989 lo encontró el indulto de Carlos Menem, una medida que incluyó a militares genocidas a otros antiguos jefes guerrilleros. “Me canjean por los secuestradores de mis hijos, y por otros miles de muchachos y militantes que ahora son también mis hijos”, señaló en una declaración con la cual expresaba su rechazo a ese perdón.
Desde entonces, la búsqueda de sus hijos y su nuera se convirtió en la causa que abrazó con el mismo fervor que le dedicó a la militancia revolucionaria. Halló el cuerpo de su hijo en 1990, gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense, que dio con sus restos en San Fernando.
Ocho años después, descubrió que su nuera había sido trasladada a Uruguay en el marco del Plan Cóndor, el proyecto represivo que coordinaron las dictaduras del cono Sur. Reclamo una investigación a los presidentes uruguayos, Julio María Sanguinetti y Jorge Battle para dar con la identidad de su nieta, y en 2000, Gelman pudo reunirse con ella.
Tras dar cuenta de su identidad, la joven decidió cambiar el nombre de Andrea --bajo el cual fue anotada por un policía uruguayo tras nacer en una clínica de Montevideo--, y pasó a llamarse María Macarena Gelman García. En 2008, los autores del secuestro y muerte de su hijo fueron condenados en la causa que se instruyó por los crímenes cometidos en el centro clandestino de detención automotores Orletti.