"A partir del 83 los sindicatos pierden gravitación política"

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"A partir del 83 los sindicatos pierden gravitación política"

24 Agosto 2013

Por Nahuel Placanica

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo se inserta el Movimiento Obrero en el peronismo clásico?

Juan Carlos Torre: El Movimiento Obrero se inserta en el llamado peronismo clásico -del 45 al 55- como una fuerza social diferenciada. Al Movimiento Obrero se le concede un lugar y es lo que se llamó la rama sindical. La condición política del peronismo o la identidad política peronista no canceló o suprimió la identidad social de los trabajadores de los sindicatos.

No se fundieron en el Movimiento todos, sino que mantuvieron una personalidad diferenciada y existió, como norma sindical en aquella época, ser un componente más en el gobierno de Perón, así se sumó a la estrategia gubernamental. También hay que recordar que los sindicatos, en más de una ocasión, le pusieron límites al gobierno de Perón.

De modo tal, lo que era apenas una personalidad diferenciada, se convirtió en una convivencia, de la cual el peronismo salía airoso. Pero desde muy temprano les dio a los trabajadores organizados una conciencia de su propia capacidad de influir.

APU: Esta relación en cuanto a Estado y sindicato ¿Cómo se desenvolvía?

JCT: La CGT era representante de los trabajadores frente al Estado y poco a poco se convirtió en un componente más de la estrategia gubernamental. Era más un canal de transmisión de las necesidades del Estado sobre los trabajadores que la expresión de los trabajadores frente al Estado. Ocurre que en Argentina -como en cualquier otro país-, existen conflictos, tensiones y si los organismos gremiales no las expresan, necesitaban expresarse por afuera.

En ese sentido es importante destacar que en el último tramo del gobierno peronista del año 54, proliferaron rebeliones antiburocráticas por afuera de los aparatos gremiales que, muy seguidores de la política oficial, no estaban a la altura de lo que en ése momento los trabajadores reclamaban.

De modo que tenemos los grandes aparatos como parte de la gestión de gobierno y a la vez una experiencia muy intensa que alimentaba la multiplicación de las comisiones internas de fábricas. Estas comisiones internas de fábricas y los sindicatos tuvieron tensiones.

APU: Estas relaciones en el interior del Movimiento ¿Cómo se modifican después del 55?

JCT: Después del 55 lo que tenemos es: Perón en el exilio y el Partido Peronista. Después de toda esa experiencia que culmina en el 55, lo que va a sobrevivir va a ser el movimiento sindical que va a ser la llamada columna vertebral del peronismo.

El movimiento sindical, después de muchas dificultades, emerge en el año 57 o 58 y se va a consolidar, es el que le va a proporcionar al peronismo una presencia permanente. Les va a proveer recursos a los políticos peronistas y va a ser la presencia permanente con Perón a la distancia. Hablar del peronismo a partir del 55 es, sobre todo, hablar de la influencia de los sindicatos sobre el peronismo.

APU: En esa época de centralidad de los sindicatos, algunos sectores llegan a tener disputas con Perón. ¿Esto les terminó costando, con el regreso de Perón, el nivel de participación que ellos tenían en el movimiento?

JCT: Ocurrió que con Perón a la distancia y después de un breve comienzo de la resistencia peronista, comenzaron a proliferar dentro del peronismo los desertores. Los desertores eran los que estaban dispuestos a jugar el partido con las reglas del juego post Perón. Así proliferaron los llamados partidos neoperonistas que lograron ser reconocidos y participar en las elecciones. Paralelo a los partidos no peronistas, los dirigentes sindicales comenzaron a acceder a jugar el juego en el orden post peronista.

Como movilizaban grandes tropas se convirtieron en un factor de poder y ellos quisieron liberarse de esa lealtad a la distancia. La expresión más conocida de este intento de autonomización fue Vandor, que realmente desafió a Perón. Un desafío que se libró en un plan donde Perón tenía todas las de ganar.

Allí se abrió una brecha cada vez más grande, de tal modo que el retorno de Perón no se hizo de la mano de los aparatos gremiales, se hizo un poco a distancia de ellos. Con lo cual, Perón, en principio les estaba cobrando, alejándolos de su retorno, su deslealtad del pasado. Esa actitud inicial de Perón se troscó enseguida en un cambio fenomenal. Una vez que Perón llegó a la Argentina, cambiaron las relaciones que hasta ese momento eran bastante tensas porque volvió a reunir, lo que se puede decir, la ortodoxia peronista.

APU: Después tenemos el gobierno de Isabel y la dictadura del 76, pero, ¿Qué pasa con el Movimiento Obrero a partir del 83 y el regreso de la democracia?

JCT: A partir del 83 va a ocurrir algo importante que es la vuelta de las libertades políticas y el fin definitivo de la proscripción al peronismo, que va a devolver al Partido Peronista la capacidad de caminar con sus propios pies. Esto quiere decir que van a ganar intendencias, van a ganar gobernaciones, o sea, van a tener acceso a recursos económicos propios. De ahora en más, van a poder dejar de peregrinar, como lo hacían en el pasado, ante la sede sindical pidiendo subsidios y viáticos, ahora ellos mismos van a poder darse su propia fuerza política. De modo tal que después del 83 se va a comenzar a ver un eclipse en la influencia o la gravitación de los sindicatos. Ellos son los que prácticamente van a elegir las fórmulas con las que el peronismo va a librar las elecciones del 83, pero poco a poco van a ir perdiendo esa gravitación.

De esa manera, se va a reponer una dialéctica entre dirigentes políticos y gremiales que siempre estuvo presente dentro del Movimiento Peronista.