Principio de autoridad, búsqueda del sujeto peronista
Por Boris Katunaric
Para los peronistas poetas no hay nada mejor que poetas peronistas, para los poetas no peronistas no hay nada peor que leer a Carlos Godoy que presenta los principios de autoridad del sujeto peronista.
La palabra peronismo es una gran incógnita, por su extensión, por su capacidad de abarcar un todo heterogéneo, de sintetizar en el ser argentino su mayor indefinición. No se sabe bien qué puede componer el abstracto, amplio, inabarcable ser peronista. Según Godoy Todo es peronista, o casi todo, hasta los radicales.
“mamá es radical
porque
en campaña
le regalaron una cuna
a los meses que yo nací
los radicales
también
son peronistas”
El poema enumerativo es muy complejo de estructurar, muy difícil de escribir y bastante más de encontrar en los temas comunes, se necesita de un hilo conductor que arrastre una cantidad de conceptos comunes, que amarre todos los peces de una o, a la inversa, que desarme el rompecabezas para ver de a una sus piezas, la deconstrucción como herramienta del lenguaje poético.
Entonces todas las cosas son peronistas, recorren el peronismo, lo circundan y maman de sí y Godoy las muestra una por una, nos da a conocer de qué está compuesto el concepto: el poema se deja llevar libre y caótico, los escenarios más frecuentes pueden ser los patios del conurbano, los barrios en la primaria y la secundaria, la cancha, la comisaría, paisajes populares como el peronismo, algo popular que se inscribe en lo social, en lo bajo, en lo marginal, lejos de las definiciones académicas, lejos del mundillo intelectual:
“el albañil
es el obrero
peronista”
Atraviesa el texto una provocación directa y nada inocente, todo el tiempo se advierte una constante, la de “esto es así y si no te gusta aguantatela” - un auténtico poema camorrero. Los conceptos se trastocan a veces con violencia y dulzura a la vez.
“el amor a la madre
es peronista
el amor a tu mamá
y a tu hermana
también
es peronista”
Este tipo de giros conceptuales sorprenden, son irrupciones que por su precisión se clavan en la memoria. Por su métrica, los versos (que casi nunca superan las nueve o diez sílabas) generan un ritmo rápido, dinámico, fácil y directo. Se lleva puesto y se supera a sí mismo en lo insólito, en lo mordaz. El humor que desarrolla Godoy estrofa por estrofa es también, a lo largo del poema, digno de elogio, no es una poesía solemne, no se cierra a las demandas populares y esto es un recurso poco empleado, una virtud denostada, un hecho maldito para la poesía, igual que el peronismo.
“criar culo
y panza
es fisiológicamente peronista”
“la creatividad
puesta al servicio
de la estafa
es peronista
ergo
hacer un gol
con la mano
es peronista”
Dejar de lado que en este poema resuenan los ecos más incómodos para todos los policías de la palabra sería una metida de pata, por su amplio sentido de lo popular y como expresión de la misma, la búsqueda de esa voz de la que todos somos parte ineludible. Puesta al servicio de la poesía, el peronismo es un hecho maldito, históricamente maldito. Pero, aún así, es bueno y tranquilizador sentirse parte del poema, no necesariamente como peronista sino como sujeto social (que, a priori, es peronista).