“Zamba desata discusiones acerca de qué es la televisión y cuáles son sus alcances”

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“Zamba desata discusiones acerca de qué es la televisión y cuáles son sus alcances”

25 Octubre 2014

Por Juan Ciucci

APU: Son varias las temporadas de El asombroso mundo de Zamba con un alto grado de público y de injerencia en discusiones sociales, ¿cómo analiza el proyecto en este momento?

Sebastián Mignona: Zamba se convirtió en algo inesperado. De todas maneras, vos sabes que pensar Zamba por fuera de un contexto que tiene que ver con el fomento de pantallas públicas y desde lo educativo es difícil. Zamba sería justamente el hijo pródigo de eso. Para nosotros es una experiencia extraordinaria y formativa; fuimos desde lo artesanal, de pensar capítulos de a uno a pensar de a diez. Hacerlo es algo que nos conmueve mucho; son ya cuatro años de producción. Cuando se pensaron los cuatro primeros capítulos -en mayo de 2010- no imaginábamos que se fuera a convertir en lo que es hoy, no estaba la posibilidad de hacer una saga, que es lo que estamos haciendo ahora.

APU: ¿Cómo se piensa la producción de cada contenido, de cada capítulo?

SM: Originalmente Zamba tenía una vertiente de títulos que tenían que ver con nuestra historia y partíamos de un contenido sustentado en el trabajo de un historiador y en una hipótesis de cómo armar esa aventura. De ese guión, sobre todo en un primer momento, los capítulos tenían que ver con efemérides. Después lo vinculamos a otras áreas de conocimiento. Pensamos a Zamba con mucha libertad, con la convicción que los chicos son un público diverso, sin subestimar eso. Zamba a esta altura ya tiene reglas propias, su propia convención. Los capítulos los pensamos con libertad, hay cosas objetivas que tienen que ver con la historia y que nos brinda PakaPaka, y que tiene que ver con la responsabilidad de pensar una producción para el Ministerio de Educación de la Nación.

APU: ¿Cómo analizá las críticas hacia Zamba, que lo consideran como una injerencia en la historia en relación a los chicos?

SM: Me parece que las críticas son infundadas, no entiendo de qué hablan. Hay una sobreestimación de Zamba, que es apenas un dibujo animado que despierta más preguntas que certezas. Evitamos los reduccionismos, evitamos simplificar la trama histórica, hay cosas de la historia que se deben responder en la escuela. Las críticas son malintencionadas, no he escuchado una que hable con fundamento. Hay críticas que son reaccionarias y otras que tienen que ver con decisiones antiacadémicas, que son los riesgos que asumimos. Pero me parece que los beneficios tienen que ver con acercar a los chicos a la historia de una manera entretenida, con un grado de compromiso importante. Zamba no es solamente televisión, como artefacto desata discusiones acerca de qué es la televisión y cuáles son sus alcances.

APU: ¿Qué relación establece entre Zamba y otras tradiciones de trabajo sobre la historia para chicos?

SM: Es posible que haya cierta originalidad en Zamba, pero insisto en la cuestión del contexto, donde hay pantallas públicas con materiales que nos sensibilizan en relación a determinadas problemáticas. Zamba, como recurso, apela a una técnica moderna y hay algo que nos han propuesto, que era conjugar el buen entretenimiento y la divulgación. Esto sí genera tensiones, estas tensiones de las que hablábamos en la pregunta anterior. Genera desafíos y se corren riesgos tratando de conjugar estas dos cosas. Hay tradiciones de dibujos animados, a esas tradiciones apelamos, a la muy buena mano de obra calificadísima que trabaja en Zamba: guionistas, animadores, directores, sonidistas, músicos, voces. Esas son las tradiciones más folclóricas de Zamba. Me parece que su originalidad radica en una preocupación pública, responsable y sensible que han tenido estas pantallas para darnos espacios para producir cosas como Zamba. Ahí hay un destello de originalidad. Creemos que la historia y el conocimiento son una aventura desafiante y maravillosa, y me parece que Zamba no hace más que naturalizar eso. Atrapa a chicos y a grandes, esto también tiene que ver con cierta fórmula exitosa. Y también la cuestión pública que ennoblece a Zamba: es un chico de guardapolvo que empuña una regla, eso creo que también lo hace noble.

APU: Es un programa que ha salido de la pantalla, los espectáculos teatrales o ahora esta línea de muñecos…

SM: A mí me parece que es una contracción moderna del fenómeno de la comunicación: no entablar una relación unilateral con la audiencia, que tiene que ver con la televisión. Zamba es un dispositivo lúdico que se encuentre con los chicos y su público, allí donde ese público está. Ese encuentro con el público ha hecho que el contenido de Zamba se vaya trabajando de soporte en soporte: primero un parque, luego los musicales, eso es entender que Zamba debería romper la pantalla y no ser meramente un programa de televisión. Me parece que ese es el camino.

APU: Zamba es un programa de temática eminentemente nacional, ¿qué implicancias puede tener a nivel latinoamericano?

SM: Me parece que Zamba entabla un diálogo profundo y sincero con el pasado, y con la causa nacional, pero también con la causa latinoamericana. Los contenidos de Zamba, en esta nueva temporada que estamos proyectando y realizando, hace lazos no solamente con nuestra historia nacional sino también con la regional: la Revolución Mexicana, la cultura precolombina. También universal: la Revolución Francesa, la Revolución Industrial, son contenidos afines a Zamba, que estará por ahí haciendo sus incursiones asombrosas. Siempre nos interesa ensancharle el mundo a los chicos.