Puente 12: un fallo que causó bronca y decepción

  • Imagen
    Puente 12
    Puente 12
MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

Puente 12: un fallo que causó bronca y decepción

30 Septiembre 2024

El Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio Puente 12 comenzó a funcionar en 1974 y siguió con su actividad criminal hasta 1983. Ubicado en el cruce de la autopista Riccheri y el Camino de Cintura, el centro fue sede de la División Cuatrerismo y de la “Brigada Güemes”, un cuerpo de caballería que hizo estragos en varias localidades de La Matanza desde fines de los años 60.

La fiscalía y las querellas pidieron condenas para los cinco imputados que siguen vivos, ya que el sexto falleció durante el debate. Los acusados son Enrique Miguel Del Pino y Walter Minod, oficiales del Batallón de Inteligencia 601 del Ejército; y los policías bonaerenses Carlos Tarantino, Angel Salerno y Néstor Ciaramella.

Todos están acusados de ser los autores responsables de los secuestros y torturas sufridas en cautiverio por 180 militantes políticos y trabajadores. Muchos de ellos fueron asesinados durante las torturas. Además de las privaciones ilegales de la libertad, también se los acusa de manera directa o mediata como responsables de abusos sexuales contra las mujeres secuestradas.

El sexto imputado era el oficial de la policía Enrique Gauna, quien falleció durante el desarrollo del juicio. Todo hace pensar que al menos cuatro de los imputados recibirán la pena de prisión perpetua, mientras que podría ser menos dura la condena contra el oficial de inteligencia Minod. El fiscal Esteban Bendersky pidió cadena perpetua para los tres policías, 25 años para Del Pino que estuvo varios años prófugo, y 15 años para Minod.

Este resumen del caso lo publicaba “La Retaguardia” después de escuchar los alegatos, cuando todo era esperanza de que el fallo colmara las expectativas de justicia de los familiares y sobrevivientes. Lamentablemente eso no sucedió.

El viernes 27 de septiembre llegó por fin el veredicto. Si bien hubo una condena a perpetua para el policía Néstor Alberto Ciaramella y una de 25 años para Enrique Del Pino, jerarca del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército, las noticias menos esperadas llegaron con las absoluciones del oficial de Inteligencia del Batallón 601, Walter Roque Minod; y de los policías Carlos Alberto Tarantino y Angel Salerno.

El abogado de la querella Pablo Llonto expresó enojado: "Es uno de los fallos más vergonzosos e inmorales que se han dictado en materia de lesa humanidad en Comodoro Py. Es un mazazo la absolución de Salerno y Tarantino, porque este fallo es un mamarracho”. Está probado que los policías absueltos “estuvieron en Puente 12, que siempre funcionó como un centro clandestino de detención”.

Mariana Corvalán Delgado, hija de una de las víctimas, Eduardo Corvalán, expresó su desconcierto en diálogo con AGENCIA PACO URONDO: “Estamos todos con mucha bronca. En mi caso fueron 48 años desde el secuestro y en otros casos hasta 50 años. Estoy molesta con las palabras finales de uno de los absueltos quien expresó que una condena a sus ochenta y tantos años era una condena a la muerte. Se sabe que él trabajaba en inteligencia y reconoce haber estado en el edificio aunque circunscripto a una oficina y por eso ignoraba todo lo que estaba pasando. Recordemos que nuestros familiares fueron condenados a muerte sin ningún juicio ni comprobación de haber cometido delito alguno, sabemos que fue una persecución política. En el momento de la lectura estaba bastante nerviosa y me hubiera gustado que le dieran algo mínimo, 2 años, aunque sea simbólicamente”, aseguró. 

Las absoluciones fueron leídas de manera rápida y llamaron la atención las palabras finales del juez: “Señores, han tenido ustedes el juicio”, como si se les hubiera hecho un favor a los querellantes, ignorando el derecho a la verdad, no solo de los afectados sino de todo el pueblo argentino por los hechos ocurridos en los años más dolorosos del país.

Frente a esto la bronca y el dolor no debe ser privativa de los afectados más directos sino de la sociedad toda. Frente a los innumerables avances sobre los derechos más básicos que ocupan el eje central de nuestras luchas, estas cuestiones no pueden ser dejadas de lado. “Ni olvido ni perdón”, que no sea solo una frase y vuelva a ser una bandera.