Peronismo: ¿Crisis de identidad o certificado de defunción?

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Peronismo: ¿Crisis de identidad o certificado de defunción?

08 Octubre 2024

“EL PERONISMO SERA REVOLUCIONARIO O NO SERÁ NADA” ,“EL HECHO MALDITO DEL PAÍS BURGUÉS”, sin duda que estas  definiciones  entre tantas otras , son de las que más sintetizan los anhelos, y la razón histórica de quienes nos asumimos peronistas, es más, asumimos ese compromiso hasta desde una cosmovisión a la hora de vivir como verdaderos peronistas, con nuestras miserias y virtudes, pero con las utopías como norte.

Mucho se habla, mucho se escribe, mucho se diserta, mucho se discute, mucho se proclama “en nombre” del peronismo, y a todos nos asiste la autoridad para así hacerlo, desde lo mejor de nuestras  intenciones y nuestros sentimientos más nobles.

Es  cierto que la razón de ser de los militantes populares que abrazamos la causa peronista se funda en nuestra sensibilidad al momento de sentir  como propios los padecimientos de nuestro pueblo, pero también es cierto que  muchas veces algunas discusiones de tan endogámicas pasan a ser inconducentes. Retroalimentando un microclima  que nos aleja del verdadero sentir que nuestro pueblo humilde tiene en estos tiempos respecto  del peronismo.

Y es en este punto es donde tenemos que dimensionar, asumir y entender la  disociación  entre nuestra percepción y la de nuestro pueblo a la hora de incorporar como propia la identidad del peronismo como generador de  expectativas y esperanzas, negar esta situación es pelearse con la realidad misma.

La identidad  de un pueblo a la hora de pelear , defender  y mantener  sus conquistas y sus derechos  construye  una subjetividad que se sustenta en bases materiales concretas, en transformaciones económicas estructurales que se traducen   sencillamente en cambiarle la vida para bien  a nuestro pueblo trabajador.

La MOVILIDAD SOCIAL ASCENDENTE que construyo la memoria histórica en la que encuentra o “encontró” anclaje la identidad peronista ha transcurrido en un derrotero poco alentador, en tanto los gobiernos “peronistas” desde 1983 hasta la última derrota electoral  del 2023 no lograron perforar el piso de pobreza estructural del 30 %.      

La “década ganada” de Néstor y Cristina constituyeron un avance reparador en la  distribución del ingreso y por eso mismo significaron también un anclaje en la memoria histórica del peronismo, con la correspondiente incorporación de miles de pibes y pibas a la militancia y a la construcción de un sueño colectivo, pero la no concreción de transformaciones estructurales significaron  también un límite a ese momento de avance.   

Paradójicamente, o no,  los momentos más álgidos de la lucha política dentro del peronismo, coincidieron con el glorioso regreso de nuestro general Perón  tras la heroica resistencia que lo devolvió a su patria, hablamos de los años en donde los datos objetivos de la realidad mostraron los niveles más bajos de pobreza , de indigencia ,de desocupación  y los niveles más altos de igualdad y distribución del ingreso en la Argentina,  hablamos de un movimiento obrero a la ofensiva que ya no discutía ni fuentes de trabajo ni mejores condiciones , discutía la participación de las ganancias de los trabajadores con los empresarios.

Esto no hace más que demostrar que la subjetividad construida sobre estas  bases materiales concretas que significo este peronismo, construyo un avance en la conciencia colectiva de su pueblo. 

Estos procesos de avance popular  resultaron abortados  a sangre y fuego con la revolución fusiladora del 55,y rodrigazo mediante  el genocidio neoliberal iniciado el 24 de marzo del 76, es cierto que a pesar de las bombas  los fusilamientos y los desaparecidos no nos han vencido y que esto nos infunde una mística que potencia nuestra identidad.
Pero desgraciadamente y mal que nos pese, también resulta cierto que  en los últimos años fue nuestro propio pueblo quien nos dio la espalda a través de los votos, y más allá de los límites de esta democracia  liberal, restringida o insatisfecha, un resultado electoral expresa en gran parte el sentir de un pueblo.

Y en este sentido nos tenemos que abstraer de las interpretaciones maniqueas y sesgadas respecto de los resultados electorales, una de esas interpretaciones, (la más remanida), es la de reducir o atribuir las derrotas electorales a la responsabilidad de los medios hegemónicos y ahora a las redes sociales: citando a un gran filósofo diríamos que: ESTO ES SACARLE EL CULO A LA JERINGA.


¿CUAL ES EL VERDADERO PERONISMO?

El peronismo revolucionario en el que nosotros abrevamos, el peronismo menemista  neoliberal que no fue  verdadero peronismo, el peronismo kirchnerista continuidad histórica del verdadero peronismo pero que se discontinuó, el peronismo dialoguista, el peronismo dador eterno de gobernabilidad sea cual sea el proyecto de país de los gobiernos de turno, el peronismo socialdemócrata que no es peronismo, el peronismo cooptado por el progresismo que tampoco es peronismo.

Dejaremos entonces en manos de analistas , sociólogos, politólogos, semiólogos o antropólogos la explicación racional del “extraño” fenómeno peronista a lo largo de estos años, pero queda en nuestras manos el saber entender que todas estas disquisiciones acerca de las diferentes categorías del peronismo , acerca de la verdadera acepción del peronismo o de la verdadera aplicación de su doctrina son disquisiciones que no se hacen carne en sentir de nuestro pueblo humilde y cada vez más sufriente,  que alguna vez supo ser interpretado , expresado y representado por esta identidad.

No se trata de convertirnos en el Fukuyama del peronismo ni mucho menos, no solo porque Fukuyama erró en su profecía, sino porque concebimos nuestro transcurrir militante   como apenas un mojón en la historia de lucha de nuestro pueblo. 

O en todo caso tendremos que aceptar  la disputa constante entre estas diferentes categorías del peronismo y su inestable equilibrio, entendiendo que el peronismo revolucionario en el que nosotros  abrevamos alcanzó solo una efímera primavera.

Pero de la misma manera también se explica el cambio de subjetividad cuando esas transformaciones encuentran límites, cuando no son estructurales, y cuando no entienden de  nuevas demandas , de nuevos derechos , de derechos que las nuevas generaciones de trabajadores no tienen incorporados como tales porque nunca los han ejercidos, del rol del estado presente que no ha estado tan presente, de la complejidad de un nuevo mundo del trabajo que se desprende de un nuevo modo de acumulación de este reconvertido capitalismo.

Como buenos peronistas que no permitimos que nos corran por izquierda citaremos a Carlitos Marx cuando decía: "Las ideas dominantes de una época, siempre fueron las ideas dominantes de una clase dominante”, pero como más peronistas todavía citaremos a Perón: “Mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar”.

A imitar el ejemplo de  ese varón argentino que empoderó a sus trabajadores para cambiar la historia, los militantes populares peronistas  tendremos  que hacernos cargo  de cambiar la época, de lo contrario  nos convertiremos  en el propio verdugo que ejecute la defunción  del peronismo. De la actual etapa de resistencia al gobierno de Milei (que nosotros mismos supimos concebir) tendrá que resultar nuestro nuevo 17 de octubre que exprese un nuevo proyecto de país en un mundo cada vez más en disputa, como aquel mundo en disputa que Perón supo entender a partir 1943.

Del “Braden o Perón” que sintetizó la contradicción principal de ese momento al “Pueblo o Milei” del presente, del cual surgirá la esperanza, y el futuro que cicatricen y sane de una vez y para siempre las heridas sociales de nuestro querido Pueblo Argentinio.