"La conducta infantil y obscena de la oposición obtura el debate"
Sabemos que una porción muy importante de nosotros está pendiente del Mundial de Fútbol. Y está muy bien que un juego (a pesar del negocio que lo enturbia) nos permita descargar tensiones que vivimos cotidianamente generadas por las dificultades económicas y de otras variadas fuentes. Pero, juegos aparte, como ciudadanos adultos que somos no podemos ignorar actos y declaraciones de políticos y funcionarios judiciales inadmisibles.
"Somos un pueblo de mierda", dicho por un representante del pueblo, "la democracia no le cambió la vida a nadie". Quienes vivimos varias dictaduras y especialmente los que sobrevivieron a la última sabemos sin lugar a dudas que miente.
La conducta infantil y obscena de la oposición que obtura el debate y paraliza la tarea para la que se los eligió, transformándose en "planeros vip" que cobran dietas sustanciosas pero no trabajan, exigimos la renuncia de todos ellos y que se lleven a su troupe de asesores. Lo dicho y hecho por los cuatro jinetes del apocalipsis Rosenkrantz, Rosatti, Maqueda y Lorenzetti derogando y reponiendo leyes, autoeligiendose para presidir el Consejo de la Magistratura, declarando que no puede haber un derecho detrás de cada necesidad, cajoneando y pedaleando expedientes según el arbitrario criterio que los medios concentrados imponen en la agenda pública dejando de lado el debido proceso y los derechos y garantías constitucionales en detrimento de las mayorías (ejemplo: derecho a la comunicación). Son cuatro personas que ejercen atribuciones que no les corresponden y no se someten al control ciudadano ni de los otros dos poderes. Todo esto es gravísimo.
No nos sorprende en razón de haber asistido al paulatino devenir de los acontecimientos, pero no por eso es menos preocupante.
La causa vialidad que, sin sustento probatorio y a pesar de haber sido cosa juzgada se reabre, la inacción (que suena a impunidad) cuando surgen relaciones de los copitos con diversos actores del arco opositor cercanos al poder real; la prisión, que en el texto constitucional no se establece como castigo, así ha sido usada con referentes políticos y sociales como por ejemplo Amado Boudou y Milagro Sala. No hay argumento legal válido para contrarrestar decisiones viciadas de parcialidad y arbitrariedad.
Poncio Pilatos es casi un justiciero al lado de estos impresentables.
Tendríamos mucho más que mencionar, pero no vamos a hacer una lista interminable, solo queremos dar testimonio en momentos difíciles como lo hizo y dijo Rodolfo Walsh en su Carta abierta a la junta militar, y sigue vigente la necesidad de poner el cuerpo en la movilización, recurso popular indelegable que obliga a recular a estas fuerzas oscuras que ante la pasividad se ceban y ganan la calle para que Clarín y todo el conglomerado mediático fabriquen con planos cortos el relato de "la gente no aguanta más" con varios energúmenos lanzando antorchas, instalando guillotinas y colgando bolsas mortuorias. Para eso quieren la "libertad de expresión", para hacer gestos obscenos, gritar y golpear los pupitres de las bancas, insultar y luego retirarse como chicos caprichosos haciendo berrinches. Gente grande. Vergüenza para la Argentina.