Libro “Desaparecidos y asesinados”: las víctimas europeas del centro de detención El Vesubio

La alemana Dorothee Weitbrechet es historiadora con énfasis en investigación internacional sobre dictaduras, conflictos y movimientos sociales. También es directora de la Fundación Elizabeth Kasemann. Witbrechet conversó con AGENCIA PACO URONDO en el marco de la presentación del libro Desaparecidos y asesinados, víctimas europeas, presentado en junio pasado en la Biblioteca del Goethe-Institut. En el encuentro participaron el juez federal Daniel Rafecas, María Susana Reyes de la Comisión Vesubio y Puente 12, Julián Gorodischer y Cynthia Quirós.

El libro reconstruye la biografía de diez desaparecidos de origen europeo o con doble nacionalidad que fueron encarcelados y torturados en el Centro Clandestino El Vesubio de La Tablada, provincia de Buenos Aires. Además se centra en la cooperación de los países en la investigación judicial de los crímenes de la dictadura militar argentina. Las historias son las de Elizabeth Kasemann, Héctor Germán Oesterheld, Rolf Stawowiok, Federico Jorge Tatter Morínigo, Juan Miguel Thanhauser (Alemania), Wolfgang Achtig (Austria), Françoise Marie Dauthier, Juan Marcelo Soler Guinard (Francia), Daniel Jesús Ciuffo, Luis Alberto Fabbri (Italia). La obra se puede adquirir en eBook 

El proyecto es una iniciativa de la fundación Elizabeth Kasemann, que lleva el nombre de la alemana socióloga que viaja por América Latina y en 1970 decide quedarse en Argentina para comprometerse con los más necesitados en las villas. Participó activamente en proyectos de alfabetización, en acciones de apoyo a familias de bajos recursos, ayudó a perseguidos políticos a huir del país y trabajó con organizaciones políticas y religiosas. El 8 de marzo de 1977 fue secuestrada en su domicilio, llevada al cuartel Regimiento de Infantería del barrio de Palermo, luego trasladada al Centro Clandestino El Vesubio y posteriormente ejecutada por la espalda el 23 de mayo de 1977 junto con otras 15 personas en Monte Grande.

Agencia Paco Urondo: ¿Por qué editar un libro para contar la historia de vida de diez europeos desaparecidos y asesinados en la Argentina durante la última dictadura cívico-militar?

Dorothee Weitbrechet: Es el interés de la Fundación Elisabeth Kässemann fortalecer y promover las relaciones entre Alemania y Europa, respecto a cómo tratar y manejar nuestros pasados autocráticos y conflictivos, tanto en Europa como en Argentina. Varios proyectos que hemos llevado a cabo demuestran que el intercambio entre países de Europa y América Latina en este campo es muy fructífero.

La publicación pretende crear una comprensión a distintos niveles. Para los estudiantes alemanes y argentinos que son – entre otras y otros – las y los autores de los dossiers, la experiencia les ha demostrado que los acontecimientos históricos de esta envergadura suelen tener efectos de gran alcance. Para el lector y para el público quedaría señalada a través de estas biografías que la responsabilidad por los crímenes contra la humanidad no termina en la frontera de su propia nación. 

APU: ¿Cómo fueron los procesos de reclamos por parte de gobiernos europeos, especialmente de Alemania con la justicia argentina para condenar los delitos en la dictadura? ¿Qué cooperación hubo para avanzar en los juicios?

D.W.: Después de que Alemania implementara en su jurisprudencia el Código Penal Internacional en 2002, pudo perseguir crímenes contra la humanidad desde suelo alemán. Así, el 28 de noviembre de 2003, Alemania emitió órdenes internacionales de detención contra Jorge Videla y otras personas. Desde entonces, los jueces argentinos han cooperado con la judicatura alemana y con abogados alemanes respecto a los delitos de la dictadura.

APU: Una de las características del veredicto en el juicio Vesubio III, es que el tribunal declaró sobre la violencia sexual sufrida por las mujeres en los centros clandestinos. ¿Entre las víctimas europeas hay indicios de violencia sexual?

D.W.: Los autores de la publicación no investigaron en detalle lo que tuvieron que sufrir las dos mujeres, pero dado que la violación era un método habitual de humillar a las mujeres, no sólo en El Vesubio, cabría suponer que pudieron ser víctimas de violencia sexual.

APU: ¿Por qué motivo Elisabeth decidió quedarse en Argentina y cómo fue su relación con organizaciones cristianas y políticas del país?

D.W.: Elisabeth Käsemann procedía de una familia en la que la experiencia intercultural tenía gran importancia. Su padre era un teólogo de reputación internacional que enseñó en varias universidades del extranjero. Además, América Latina era un lugar de añoranza y un mito para parte de la juventud europea de los años sesenta. Por eso, Elisabeth Käsemann decidió realizar las prácticas exigidas para sus estudios universitarios en la Iglesia Metodista de La Paz. Después de conocer Buenos Aires, decidió continuar sus estudios en Universidad de Buenos Aires. Elisabeth Käsemann siempre tuvo fuertes lazos con la Iglesia Evangélica del Río de la Plata y a menudo se alojaba en el ISEDET y asistía allí a seminarios. También participó en varias organizaciones trotskistas. 

APU: ¿Qué función cumple y cuáles son los objetivos de la fundación Elisabeth Käsemann?

D.W.: Profundizar en las relaciones interculturales entre los países latinoamericanos y Alemania para aprender de su pasado autoritario o conflictivo y sensibilizar a las generaciones futuras sobre la protección y defensa de los derechos humanos.