Padre José María Di Paola: "Nuestra visión teológica es diferente a la de otros países latinoamericanos porque tuvimos peronismo"

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Padre José María Di Paola: "Nuestra visión teológica es diferente a la de otros países latinoamericanos porque tuvimos peronismo"

16 Mayo 2022

Por Santiago Asorey

El Padre José María Di Paola, popularmente conocido como el ´Padre Pepe´, pertenece a esa iglesia que resiste en el barro de nuestro Pueblo, a esa tradición de cristianismo popular que también expresaron durante el siglo XX curas villeros como el Padre Jorge Galli o el Padre Carlos Mugica. Una iglesia profundamente legitima y popular que recién se vio reflejada en la conducción de la Iglesia con el ascenso del Jorge Bergoglio, el primer hombre de la Compañía de Jesús en asumir el mando de Roma. En una entrevista con AGENCIA PACO URONDO, Di Paola reflexiona sobre las relaciones históricas entre peronismo y cristianismo, sobre la realidad de los barrios populares, la relación de la Iglesia con los movimientos sociales, la doctrina social de la Iglesia y la comunidad organizada, el rol del Papa Francisco y muchos temas más.

APU: Qué reflexión se puede realizar sobre las relaciones entre la doctrina social de la Iglesia y la comunidad organizada de Perón, y la vigencia de estos dos conceptos…

JP: Según los Hechos de los Apóstoles, había una voluntad de armar la comunidad con las directivas y la doctrina de Jesús, hay capítulos de los apóstoles donde se habla de la primera comunidad cristiana y durante mucho tiempo se ha elaborado ese tema. Por otro lado, nosotros en Argentina de una manera especial, contamos con una síntesis extraordinaria en todo lo que propone el presidente Perón con su discurso en el Congreso de Filosofía y como lo va llevando a la práctica en las distintas intervenciones que tiene. En esa ecuación va pasando que el Estado forma parte de la organización del pueblo, existen las políticas públicas y las respuestas que el Estado tiene que dar, es una síntesis que ayuda al barrio y al pueblo. En este sentido vemos una unidad muy buena, se piensa en un Estado que colabora, un Estado que está presente y colabora, no es un Estado que terceriza ni se desentiende. Tampoco un Estado abusivo donde no se respeta las organizaciones que surgen de la misma comunidad. Un ejemplo extraordinario de Perón es la creación de los clubes que se los da a la comunidad para que los organice y que la gente se ocupe. Pare que los clubes sean un punto de encuentro y que el deporte sea motivador de otros ejes de la política y de la vida comunitaria.

Nosotros tratamos de vivir esta síntesis porque los curas villeros pensamos que en esta nueva realidad, el Estado más las organizaciones de los barrios pueden brindar una respuesta precisa en un momento con muchas dificultades como las que hemos estado atravesando en estas décadas. En la pandemia estas síntesis pudieron ayudar a mucha gente a sobrellevar un momento tan difícil de muerte, enfermedad, aislamiento, de trabajo que se cae. Además, de toda la situación que les significó a los chicos estar en la casa.

En sentido la pandemia nos puso a prueba y sentimos que la comunidad respondió. Quiero decir esta síntesis Estado y organización del pueblo, en este caso la parroquia, ha ayudado a que la situación sea lo mejor posible para los hermanos. Por eso, pienso que no hay otra síntesis mejor que la que fue el peronismo en cuanto a que esta propuesta es simple, pragmática, concreta. Un Estado presente que aborda las necesidades de la gente y respeta la organización del pueblo puede ser transformadora.

APU: Venimos de dos años de pandemia y si bien aparecen números oficiales que indican la baja de desempleo, la deuda sobre los barrios populares sigue siendo muy grande. A lo que suma un problema de salarios pulverizados e inflación. En este contexto, ¿cómo evalúa el desarrollo de las condiciones sociales en los barrios populares en estos tiempos?

JP: Las condiciones en los barrios populares se han ido agravando a medida que fueron pasando los tiempos, creo que hay una decadencia muy grande. Para poner una fecha podemos decir que viene desde la dictadura del 1976, por elegir una política neoliberal de la cual no hemos salido, todavía estamos inmerso en esa política. Una cosa hubiese sido si hubiésemos terminado el gobierno constitucional (Juan Domingo Perón - Isabel Perón) con su plan económico que realmente era muy valioso e interesante. Otra cosa fue lo que se decidió en la dictadura. Esto fue repercutiendo poco a poco porque mientras tanto se vivía de los beneficios de lo que fue el peronismo en su época de gloria. El peronismo transformó y puso de pie a la argentina y al argentino, porque poner en pie a la Argentina significa también que la gente pueda generar su familia, su trabajo, su ocupación y el peronismo lo logró. Lo hizo con tanta fortaleza que a pesar de su caída en el 55 se prolongó en el tiempo y resurgió en el 73, lamentablemente no lo dejaron terminar al gobierno constitucional.

Creo que en este aspecto los barrios fueron bajando sus niveles de trabajo, fueron creciendo muchísimo porque las provincias no pueden arrancar económicamente y a partir de eso muchos migran, por salud, buscando hospitales de mayor complejidad en las grandes ciudades. Será también que ante las crisis el rebusque se da más fácilmente en la ciudad que en los lugares del interior. Eso hizo que los barrios y las villas fueran creciendo, así como las dificultades.

APU: Eso en el marco de una sociedad de consumo creciente que no da respuestas a los jóvenes en las barriadas...

JP: Tenes una sociedad consumista que propone para los jóvenes un modelo de vida que luego no pueden sostener, y lo miran solamente por la televisión. Eso lleva también a que dentro de esta sociedad de consumo se inscriba el consumo de las adicciones y de la droga de tantos jóvenes en los barrios populares. Luego están los planteos de un falso progresismo, porque tenemos las universidades que nos hablan de las libertades de fumarse un porro y nosotros que estamos en las villas vemos que los chicos arrancan fumando porro y luego caen en el paco y otras drogas pesadas que son muy difíciles de revertir.  

La marginalidad que trae la violencia y las drogas son realmente condimentos muy negativos en los barrios obreros y populares, vinculados al trabajo, al empleo de las fábricas. Luego de la crisis del 2001, gracias al esfuerzo de las cooperativas para transformar la realidad con aquellos planes que se puedan llevar adelante organizadamente se lograron algunas cosas. Hoy en día, gracias a Dios (a diferencia del 2001 porque me tocó estar en la Villa 21.24 en esa época) tenemos un aporte del Estado al bolsillo del hombre, de la mujer, que tienen que ver con el IFE, los planes sociales, la Asignación Universal. Eso permite que se pueda vivir al menos con lo mínimo y lo elemental y también generar una economía popular. Ya que aquel que recibe un mango puede llenar el tanque de nafta y trabajar en un remis, o aquella que también recibe un mango puede encender un horno y vender pizza en el barrio. Esa economía popular es lo que mueve el barrio y sostiene lo cotidiano. Creemos que la mirada está el trabajo. No se concibe ya que los candidatos no pongan en su plataforma y en su discurso como generar empleo genuino. Esto debe ser lo que una a la dirigencia de los frentes nacionales y populares porque sino estamos repitiendo situaciones o modos propios de otra mirada política. En esto coincidimos los curas villeros, fue una reflexión que llevó mucho tiempo, el trabajo puesto como el eje de la conversación.

APU: El Papa Francisco ha establecido una relación con los movimientos sociales, que muchas veces lo han tomado como bandera. ¿Qué reflexión puede hacer sobre las relaciones de los movimientos sociales y la Iglesia?

JP: El Papa Francisco tiene una gran apertura con respecto a lo que se concibe como movimientos sociales, también con una lectura de la realidad de Argentina y el mundo. Esto hace que los descamisados estén representados en estos hermanos nuestros que a través de los planes y de un sistema cooperativo logran servicios y tienen una mirada transformadora. Eso también hace que sea atacado por la mirada parcial que tienen muchos en el mundo y en Argentina. En este momento la iglesia y los movimientos sociales tenemos una mirada común que se va a fortalecer con el tiempo. Lamentablemente tenemos a veces grupos que hablan de pobrismo. Hay algunos predicadores que nos dicen que nosotros somos los generadores de esa especie de trayecto que es el pobrismo. Que lo diga gente que es responsable, que está en la vía política, gente que nos llevó a esta situación es realmente vergonzoso. Los que tienden a hablar de esto son los que han vivido en la vida política desde la dictadura hasta ahora.

APU: Este dossier, rememora al padre Jorge Galli, quien fuera uno de los referentes de la Teología del Pueblo. ¿Cree que tiene vigencia la mirada de la Teología del Pueblo en la actualidad?

JP: Jorge Galli es uno de los grandes referentes que tenemos. La Teología del Pueblo sin duda tiene una presencia tan grande e iluminadora para este presente que si lo fue en su momento lo es más hoy. Nos afirma, nos mantiene en una mirada es pensar que toda la construcción que tenemos que hacer viene desde abajo, de la mirada de compartir con el pueblo. Nosotros que vivimos en las villas, en los barrios, compartimos el día a día con los vecinos y vamos aprendiendo del vecino. Para nosotros es una alegría y una enseñanza continua. Estar permanente organizando las actividades a partir de esta mirada de religiosidad popular: el pueblo como sujeto que hace la transformación, no solamente en la vida de la Iglesia sino en la vida de la nación.

No podemos desligar la historia de nuestro pueblo argentino, en relación con el movimiento nacional. Si bien hubo un yrigoyenismo, después se profundizo con la presencia del peronismo. Eso hace que el punto de partida de nuestra visión teológica sea diferente a los demás lugares de América Latina. Es diferente porque tuvimos esa vivencia que los demás países no tuvieron la oportunidad. Por eso, la Teología del Pueblo está más presente que nunca. Porque lo hemos comprobado en nuestra formación y en nuestra pastoral, en el día a día y en el contacto con la gente; en la construcción de la sociedad porque estamos en contacto con el pueblo. También en lo que se significa la mirada religiosa, esto que hablaba al principio que es la religiosidad del pueblo. Sin duda, esta teología del pueblo coincide también con una mirada argentina y latinoamericana y que no prevalezca en nuestra mirada las miradas liberales o conservadoras, o del otro lado comunistas o progresistas, esto está lejos del pueblo.

APU: El mundo han entrado en guerra y parecen que se construyen cada vez más polarizaciones e intolerancias en todo el mundo. Las potencias de la OTAN por ejemplo armando al pueblo ucraniano en vez de mediar para lograr la paz. En este contexto, le toca al Papa Francisco guiar a la Iglesia. ¿Qué reflexión le merece este estado de situación internacional?

JD: El Papa Francisco tiene objetivos de paz, tolerancia, respeto a aquellas culturas, creo que realmente los políticos tienen una mirada muy corta, hace dos años atrás están buscando la vacuna para salvar a la humanidad y hoy están repartiendo armamento para combatir y creemos que el Papa Francisco ha sido un gran artífice y buscador de la paz. Lamentablemente tuvimos que escuchar acá en la Argentina y me consta porque escuché periodistas diciendo que el Papa no hizo nada por la guerra de Rusia y Ucrania. Si hay algo que el Papa hizo en más de treinta oportunidades seguro antes de estos últimos días es haber hablado y actuado. Pero claro como el no responde a sectores de la política, como no se deja llevar por estos sectores, es crítico de eso y dice que no da para más este status social que quieren mantener los poderosos, es criticado por estos temas informativos o desinformativos.

Es verdad que ni los sectores más de derecha ni los sectores de la progresía intelectual argentina hoy día pueden hablar del pueblo. Por eso, hablábamos recién de la teología del pueblo, ellos hablan desde unas élites que están muy alejadas de la realidad. Sería lindo que para tener un cargo público en la justicia o en la política, se les pidiera por lo menos seis meses de estar en un barrio popular, de esa manera quizás habría cosas que fueran diferentes en el pensamiento y en el espíritu de aquellos que tienen algún poder en la Argentina. Jorge Galli es un gran ejemplo para nosotros los curas y también para todos los argentinos, así que una bendición para todos.