10 de diciembre de 2019: La Hora frente a la desigualdad
Por Carlos Baraldini*
Después de 18 años de proscripción, ese viejo General rotuló la vuelta de la democracia popular, como la Hora de los Pueblos, con un mensaje abarcador y que diseñó una corriente de la Filosofía Política en todo el continente. Hoy se necesita una Democracia Solidaria, Participativa, Igualitaria, que permita la inserción social y la erradicación de la pobreza. Llegó la Hora frente a la desigualdad.
Para ello nada mejor que recordar al economista inglés Anthony B. Atkinson (1944/2017), que tras largos cincuenta años de estudiar e investigar la desigualdad, publicó en 2015 “Desigualdad ¿qué podemos hacer?”
Esta obra de más de 400 páginas tiene el enfoque de aplicar las herramientas de la economía para responder al gran interrogante por qué se volvió a una gran desigualdad a partir de 1980. Y para ello habría que poner los problemas distributivos en el corazón del análisis. Y recomienda los siguientes pasos:
· Para comprender la desigualdad se necesita examinar todos los aspectos de nuestra sociedad, tanto los actuales como los del pasado.
· El registro histórico se interpreta mejor en términos de episodios que de tendencias a largo plazo, aprendiendo de los períodos en los cuales la desigualdad se ha reducido.
· La menor desigualdad se alcanza por medio de cambios en los ingresos y también mediante impuestos y gastos.
· El origen de la desigualdad se encuentra en el mercado de capital y trabajo y no se reduce a las calificaciones educativas.
· Habrá que investigar el lugar de la toma de decisiones y ámbito de poder del mercado, no siempre a la vista.
· El mundo ha cambiado, en la naturaleza del empleo y en la relación entre riqueza (como fuente de ingreso) y capital (como fuente de control).
· No aceptar la desigualdad como inevitable.
Atkinson analizó y expone 15 propuestas, que cada gobierno pondere según su análisis y el control de sus resultados.
1. La dirección del cambio tecnológico como preocupación explícita de los gestores de la política.
2. La política pública debe proponer un equilibrio de poder: un Consejo Social y Económico que tenga como propósito la dimensión distributiva en la política de la competencia y que involucre a todos los actores sociales y organismos no gubernamentales.
3. Políticas públicas explícitas de reducir el desempleo y reforzar ofreciendo empleo público garantizado con salario mínimo.
4. Política nacional de remuneraciones: un salario digno mínimo y un código de prácticas para remuneraciones por encima del mínimo.
5. El gobierno debe ofrecer bonos de ahorro nacional con tasa de interés real garantizada con una inversión máxima por persona.
6. Debe crearse una dotación de capital (herencia mínima) que se pague a todos en edad adulta.
7. Crear una autoridad de inversión pública que opere un fondo de riqueza soberana.
8. Estructura más progresiva en el impuesto al ingreso personal.
9. Incorporar al impuesto al ingreso un Descuento del ingreso ganado.
10. Impuesto a la herencia como impuesto de ingresos de capital vitalicio progresivo.
11. Impuesto a la propiedad proporcional y progresivo con evaluaciones actualizadas.
12. Un subsidio infantil a todos/as niños/as.
13. Renta básica infantil, aplicada a nivel nacional como protección social.
14. Seguridad Social garantizada, que eleve nivel de subsidios y cobertura universal.
15. Los países ricos deben elevar su objetivo de Asistencia del desarrollo con el 1% del ingreso nacional bruto.
Como se podrá apreciar son propuestas genéricas, de las cuales nuestro país ya tiene experiencia en algunas de ellas y puede ponderar los resultados. Podemos comentar el punto 7°, dado que el tema “tierras” en nuestro país merece un tratamiento especial. Es un bien escaso y caro. Fue apropiado por un reducido número de familias en gobiernos que controlaron a su antojo, sin el control parlamentario adecuado, generando latifundios que propiciaron una creciente desigualdad.
Nada mejor que recordar a un americano, fundador de los derechos humanos en EE.UU: Thomas Paine (1737/1809) quien defiende un principio civilizatorio tan nítido y evidente como el de que ningún individuo nacido en un estado civilizado debe encontrarse en una situación peor que aquella en la que estaría en caso de haber nacido antes de establecerse la civilización.
Frente a este principio ¿cómo podemos soportar que familias enteras vivan en la calle y coman los desperdicios de otros? En un país que puede abastecer de alimentos a 400 millones de personas ¿cómo puede tener familias en la indigencia o en la mala alimentación?
Y comenta sobre la tierra “El hombre no creó la tierra y, aunque tenía un derecho natural a ocuparla, no tenía ningún derecho a colocar bajo su propiedad a perpetuidad ninguna parte de ella, ni el Creador de la tierra abrió un registro de terrenos, de donde saliesen los primeros títulos de propiedad”.
Más tierras para la agricultura comunitaria, cercana a los grandes centros urbanos, para mejorar el rendimiento a los productores y reducir el precio a los consumidores.
Llegó la Hora de hacer frente a la desigualdad. Están invitados.
*Especialista en costos y organización.