"Australia, que muchas veces se nombra como modelo a seguir, exporta 40 veces más minerales que Argentina"
Por Enrique de la Calle
AGENCIA PACO URONDO entrevistó - vía intercambio por correo electrónico - a los integrantes de la Red de Académicos por el Desarrollo de una Minería Sustentable (RAD-MS) (en Twitter: @RADSustentable) que reúne investigadores de diferentes disciplinas y de distintas provincias: geología, abogacía, ingeniería en minas, ingeniería y licenciaturas en ambiente, biología, medicina, economía, entre otras. Por parte de la red, participaron de la entrevista Roberto Lencina (Geólogo - Tucumán), Marcelo Bellini (Ing. de Minas - San Juan), Eduardo Rosello (Lic. en Ciencias Geológicas - CABA), Victor Delbuono (Lic. en Economía - CABA), Jorge Zavatti (Lic. en Química - Chubut), Carolina Mazzieri (Geóloga - Salta), Susana García (Médica - CABA), Viviana Santinón Alonso (Lic. en Administración-Salta), Adriana González (Lic. en Ciencias Políticas - San Juan), Eddy Lavandaio (Geólogo-Mendoza) y Gonzalo Castañeda Nordmann (Abogado-Salta).
APU: ¿Quiénes integran la Red de Académicos por el Desarrollo de una Minería Sustentable (RAD-MS)?
RAD-MS: Nuestra Red, creada en 2007, es una asociación voluntaria sin aportes de ningún tipo. Nos motiva la pasión por esta actividad que queremos contagiar y el hecho de haber visto a tantos alumnos progresar gracias a ella. Está compuesta por 59 miembros, 23 mujeres y 36 hombres. Tenemos 39% de mujeres en la RAD-MS mientras que ellas sólo ocupan cerca del 10% de los puestos en la actividad. Ese es uno de los grandes desafíos pendientes del sector, su alta tasa de masculinidad.
Somos una red federal con representantes en 13 provincias, que francamente se fortaleció mucho con la virtualidad, eso nos ha permitido en el último año y medio dinamizar, mejorar nuestra comunicación y darle más visibilidad al trabajo que veníamos haciendo.
La mayor parte desempeñamos nuestra actividad académica en distintas Universidades Nacionales del país. Al de 10 de julio contamos con académicos de diversas disciplinas: geología (14), abogacía (9), ingeniería en minas (4), ingenierías y licenciaturas en ambiente (5), biología (4), medicina (3), economía (3), politología (3), periodismo (2), antropología (2), química, administración, geografía, seguridad e higiene, y otras 8 ingenierías.
Algo que nos resulta ofensivo es que en las redes algunos personajes que pretenden instalarse como voceros del ambientalismo como Enrique Viale nos acusen de trolls cuando somos una asociación que firma sus notas, organiza seminarios y participamos, por ejemplo, en el Plan Estratégico para el Desarrollo Minero Argentino convocado por la Secretaría de Minería Nacional.
APU: Pasemos al debate sobre la minería en Argentina. ¿Qué pueden decirnos sobre el desarrollo minero en Argentina? Cuando se habla de minería la discusión parece reducirse a San Juan, Catamarca o a los recientes conflictos en Chubut. Sin embargo, el sector tiene mucha historia, ¿no?
RAD-MS: Minería hay en todo el país y desde el inicio de nuestra historia como Nación. El propio nombre de Argentina está dado por el Río de la Plata, un metal que paradójicamente, hoy tiene mayor uso industrial (una buena parte en paneles solares) que el uso tradicional como reserva de valor y moneda en tiempos de la colonia. La minería se desarrolla desde la provincia de Tierra del Fuego hasta Misiones. Buenos Aires y Córdoba concentran una gran parte del valor de producción y volumen respecto a los minerales industriales y rocas para la construcción. Las provincias cordilleranas poseen minerales con mayor valor en el mercado internacional.
Sobre estos últimos existe una construcción de una parte de la sociedad en torno de la actividad, con una difusa asociación a una “megaminería” que no es más que un neologismo como el de “agrotóxicos”. No existen límites claros y se lanzan acusaciones con eslóganes que no contribuyen a un debate informado. No existe buena o mala minería, ya sea micro o mega, sino buenas o malas maneras de producir.
No esquivamos el hecho de que existan tensiones y resistencias al desarrollo de la minería de mayor escala. Sin embargo, cuando uno observa los resultados de la minería de los últimos 20 años, en provincias como San Juan o Santa Cruz, se perciben muy rápidamente los beneficios: una mayor formalización del empleo, crecen los salarios, mejora de todos los indicadores socioeconómicos, desarrollo de proveedores de bienes y servicios y mejor solvencia de las administraciones provinciales en base a los recursos de la minería.
Entonces, lo que entendemos y observamos en los territorios, ya que muchos de nosotros trabajamos muy cerca de las comunidades por todo el país, es que la resistencia casi siempre está asociada al temor a lo desconocido, y este temor está fomentado por sectores que, en muchos casos, obtienen un rédito económico infundiendo miedo a través de la desinformación.
APU: ¿Cuál es el potencial que tiene Argentina a futuro, con la explotación de qué minerales?
RAD-MS: Así como quedó inmortalizada la frase “donde hay una necesidad nace un derecho”, la realidad es que “donde hay una necesidad mineral nace una mina”. La minería se adapta constantemente para satisfacer las necesidades de la civilización en cuanto a su desarrollo y a su bienestar. Por esta razón es llamada la “madre de todas las industrias”.
El carbón y el hierro, por ejemplo, desempeñaron un rol central en la revolución industrial, el avance tecnológico requiere de cada vez más variedad y cantidad de minerales.
Todo lo que nos rodea depende de ellos, pero desde la vida citadina muchas veces esto es invisibilizado o se pasa por alto: los cables dentro de la pared, los ladrillos, el cemento y la arena, el aluminio y el vidrio en las ventanas, el motor debajo de la heladera, el hierro en los cimientos y así, un largo etcétera.
Un ejemplo en Argentina fue el inicio de las perforaciones en Vaca Muerta durante la última década. La minería apareció para sustituir importaciones de arenas de fracking. No podía utilizarse cualquier arena como agente de sostén y nuestros geólogos comenzaron a estudiar a lo largo del país cuáles satisfacían las características necesarias: cuarzo casi puro, granos resistentes al aplastamiento, alta esfericidad, redondez de las partículas, y un tamaño de grano medio a grueso. Hoy la mayor parte se produce en Chubut y Entre Ríos.
APU: ¿El litio es la nueva apuesta?
RAD-MS: Ahora, la mayor oportunidad emergente para el país es aprovechar la ventana de oportunidad que nos presenta la transición energética. Es imposible alcanzar los compromisos del Acuerdo París sin incrementar las fuentes renovables y para eso necesitamos más minerales, principalmente cobre, litio, plata. Afortunadamente contamos con una gran dotación de estos recursos, centrales en la transición, que deben ser puestos a trabajar al servicio de los argentinos.
Imaginemos este potencial si fuese una realidad la construcción de 7 proyectos de cobre en San Juan, Catamarca y Salta. Podría significar inversiones por más de 18.000 millones de dólares. Sólo José María, ya factibilizado en San Juan, alcanza los U$S 3.091 millones de inversión. En cuanto al litio, sumar 5 proyectos a los 2 ya operativos, podría significar una inversión superior a los U$S 3.000 millones y en una zona históricamente postergada como la Puna.
Lo más importante de estas cifras es que se traducen en empleo argentino y en un sinnúmero de compras de bienes y contratación de servicios locales, algo que se evidencia ya desde la exploración, pero se multiplica exponencialmente durante la construcción y la operación. Otra característica de este sector es que es sumamente superavitario en divisas, por lo tanto, colabora a aliviar la restricción externa argentina mejorando la balanza comercial, es decir fortalece el valor de nuestro peso argentino, entre otros beneficios.
La cuestión ambiental
APU: Una cuestión que aparece una y otra vez como resistencia al desarrollo minero tiene que ver con su impacto ambiental. ¿Cuán contaminante es la minería en general?
RAD-MS: La minería argentina ha sufrido algunos incidentes en el pasado reciente, como el derrame ocurrido en la Mina Veladero en 2015, en la provincia de San Juan. A raíz de una pobre comunicación por parte del Estado y de la empresa, se magnificó el hecho, generando una entendible preocupación social.
Sin embargo, todas las pericias que se hicieron sobre ese caso (Instituto Nacional del Agua, Naciones Unidas, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Secretaría de Ambiente de San Juan) demostraron que las sustancias presentes en los cuerpos de agua siempre fueron de origen natural, vinculadas a la mineralización propia de la geología local. Esto es algo que, en rigor de verdad, ya se conocía desde los primeros estudios hechos a lomo de burro en 1940, mucho antes de la existencia de actividad minera en la zona.
Incluso los muestreos solicitados por la propia Asamblea de Jáchal (a través del municipio) a la Universidad Nacional de Cuyo, demostraron que la presencia de ciertas concentraciones de sustancias como el arsénico, el boro y el mercurio se origina mayoritariamente en el Río Blanco, un cauce fuera de la influencia de la mina Veladero y de toda otra actividad productiva. Es decir, no hubo daño ambiental alguno, es falso que se “contaminaron 5 ríos” a partir del incidente.
APU: ¿En Catamarca hubo denuncias similares?
RAD-MS: Otro ejemplo que alimentó la percepción social de que la minería contamina es una causa contra directivos de la mina Alumbrera, ubicada en Catamarca, que terminó con algunos procesamientos. Lo que la mayoría de la gente desconoce es que ese procesamiento se basó en una distorsión judicial de los resultados de una pericia encargada a Gendarmería, para afirmar que Alumbrera estaba contaminando un canal pluvial. Pero los resultados de esa pericia demostraron que un efluente de una planta que la empresa tiene en Tucumán cumple con todas las normas legales vigentes, siendo incluso apto para bebida humana. Cualquier persona que viva cerca de un río en una zona urbana (como el Riachuelo o el Reconquista) se asombraría si un juez considera que un efluente industrial apto para bebida humana, a la vez, es considerado contaminante.
En otros países existieron casos, como la rotura de una presa de relaves en Brasil que tenía un diseño de hace 40 años. Pero es un error considerar eso como parte de la naturaleza de la actividad minera, porque la falla se debió a una larga cadena de hechos de corrupción. Y así como no se prohibió el transporte aéreo cuando la corrupción provocó el accidente de LAPA, ni los conciertos tras Cromañón, es impensable condenar a una industria entera por acciones cuestionables de un grupo de inescrupulosos.
Si pensamos la cuestión en términos de la naturaleza de la actividad minera, la conclusión es que no hay ningún daño ambiental ocasionado por la minería moderna en Argentina.
APU: ¿Cómo es la producción específica en Argentina? Muchas veces suele decirse que las provincias no tienen "espalda" suficiente para regular a un tipo de producción que involucra a grandes capitales.
RAD-MS: Esta es una concepción típicamente puerto-céntrica que subestima las capacidades de otros compatriotas. No negamos que la capacidad de las administraciones provinciales pueda verse sobrepasada en ciertas circunstancias, para lo cual es fundamental la cooperación interjurisdiccional, de organismos internacionales y ONGs. Esto puede ocurrir porque la actividad es nueva en algunas localidades.
Desde la RAD-MS creemos que hay mucho camino aún por recorrer para fortalecer las instituciones que tenemos y desarrollar las capacidades de los organismos provinciales. Es primordial dotar a los mismos de recursos financieros para fiscalizar, recursos que deben provenir de los propios ingresos de la actividad.
Respecto de la cooperación interjurisdiccional que mencionábamos, es muy importante el rol del Consejo Federal de Minería (COFEMIN) para compartir experiencias y mejores prácticas entre las provincias, y el rol de la Nación de facilitar los mecanismos para financiar y capacitar. Por citar un ejemplo, San Juan, que ya tiene un recorrido de casi dos décadas con minería metalífera a gran escala en su territorio, puede facilitar su experiencia a las vecinas provincias de La Rioja o Mendoza.
Algo similar ocurre con el proyecto 128 de zonificación minera en Chubut. Este proyecto ha capitalizado y concentrado gran parte de toda la experiencia nacional de otras provincias para extremar el cuidado del ambiente, exigir la participación de las comunidades locales en el desarrollo, los monitoreos participativos, los proveedores y la cadena de valor, etc. Todas estas experiencias surgen del aprendizaje de otras provincias, así como de las mejores prácticas a nivel internacional.
APU: Una crítica habitual es que las multinacionales tienen prácticas en los países de la periferia que no les permiten en los países de origen.
RAD-MS: Sobre si las empresas pueden hacer lo que no hacen en sus países de origen, podemos decir que es un mito muy difundido, que no tiene sustento en la realidad. Muy por el contrario, se busca que esos sean los estándares mínimos, y, por nuestras regulaciones locales, en Argentina suelen ser superiores. La industria en Argentina fue la primera en Latinoamérica en adoptar los estándares canadienses HMS (TSM por sus siglas en inglés), son altos estándares de calidad y control para garantizar una actividad minera responsable, transparente y confiable.
Australia y Canadá son los países con más desarrollo de la actividad en sus propios territorios y a su vez invierten en países como el nuestro con un desarrollo incipiente. Tanto Australia como Canadá reciben también inversión extranjera: China y el Reino Unido explican buena parte de la inversión minera en Australia; y EEUU en Canadá.
APU: Otra crítica tiene que ver sobre un supuesto bajo impacto sobre el desarrollo local y nacional (más allá de generar divisas). Según esa mirada, hay una lógica de "saqueo" en la producción minera que genera divisas pero que al final del día deja poco en materia de desarrollo a nivel local/provincial y mucho déficit en materia ambiental. ¿Cuál es su visión?
RAD-MS: Bueno, sobre el déficit en materia ambiental hemos sido claros en la pregunta anterior, no observamos que la minería moderna sea contaminante, por ende, no se trata de un desarrollo económico a costa del ambiente. Insistimos en que los altos estándares de la actividad en el cuidado del ambiente elevan los de otras industrias. Da cuenta de ello que la Ley 24.585/95, modificación del Código de Minería en lo que respecta a la protección del ambiente, se haya sancionado siete (7) años antes que la Ley General del Ambiente (Ley 25.675/02).
Sobre la lógica de saqueo, no hay ningún fundamento para sostenerlo. Si nuestro marco fuera tan beneficioso: ¿cómo se explica que la actividad esté tan poco desarrollada o que Argentina no reciba un nivel de inversión similar a países vecinos? En el año 2019 exportamos 3.200 millones de dólares en minerales, Perú 27.100 millones, Chile 36.300 millones y Australia 132.700 millones. Es decir, Australia exportó 41 veces más que nosotros. El país que muchas veces se utiliza de ejemplo sobre lo que podría haber sido Argentina, ha apalancado buena parte de su desarrollo en los minerales y ha sido, en los últimos 30 años, la economía que más creció entre los países desarrollados. Argentina tiene el potencial geológico para aumentar considerablemente las exportaciones minerales.
Estado y minería
APU: Cuando uno habla de explotación petrolera le viene a la cabeza YPF, como experiencia estatal que permite vincular esa explotación al desarrollo nacional. En el caso de la minería, ¿existen modelos de empresas estatales mineras? ¿Tienen sentido?
RAD-MS: Existen modelos, sí, pero cada caso hay que analizarlo en particular. En Argentina tenemos varias experiencias: Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) y FOMICRUZ S.E. en Santa Cruz; Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio (YMAD), una sociedad interestadual integrada por la Universidad Nacional de Tucumán, la provincia de Catamarca y el Estado Nacional; Fabricaciones Militares en la Mina Capillitas; Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado (JEMSE); Recursos Energéticos y Mineros de Salta (REMSa); el Instituto Provincial de Exploraciones y Explotaciones Mineras (IPEEM) en San Juan, Corporación Minera de Neuquén CORMINE y algunos casos más (EMSE, EMIRSA, CAMYEN, etc.).
Las experiencias de gobernanza han sido variadas, con casos exitosos y otros no tanto. El mayor éxito ha estado, en general, en la etapa de prospección y exploración, en la identificación de blancos y en el descubrimiento de depósitos que luego generaron una importante renta para las administraciones.
Un punto que difiere sustancialmente es la especialización que requiere la actividad minera. En general, no hay compañías que puedan producir litio, oro, cobre o cales indistintamente, porque cada proceso requiere de capacidades y tecnologías diferentes. YPF posee una trayectoria muy valiosa en hidrocarburos y celebramos el proyecto de que ingrese al sector del Litio. Hay una curva de aprendizaje que deberá recorrer y confiamos que será con mucho éxito.
APU: Muchas veces se menciona el modelo chilneo de CODELCO como ejemplo a seguir.
RAD-MS: Muchas veces se nombra a la Corporación Nacional del Cobre de Chile - CODELCO - como un “caso de éxito internacional”. Es cierto que ha sido exitosa en términos de apropiación de renta, lo cual se produjo al expropiar las minas más ricas que estaban activas en la década del ‘70.
Sin embargo, el dinamismo y salto productivo en la minería del cobre chilena devino principalmente de la inversión privada. Veamos, entre 1990 y 2020 la producción de cobre de CODELCO creció un 35%, mientras que la del sector privado creció un 947% en el mismo período. Hoy la producción privada explica el 72% de la producción de cobre chilena. CODELCO no ha logrado, a la fecha, desarrollar el litio en Chile, para ilustrar la complejidad y particularidades de esta industria.
Existe un consenso casi total en la academia en destacar el riesgo que representa la actividad minera: la volatilidad de precios y las bajas probabilidades de éxito de hallar un yacimiento rentable. Estos factores hacen que deba analizarse muy bien en qué etapas del negocio minero debe participar el Estado, ya que esta participación significa destinar recursos escasos que se desvían de la educación, la ciencia o la salud a un negocio de resultado incierto. También hay experiencias internacionales muy ruines y gravosas en ese sentido.
Sí creemos que el rol del Estado Argentino es clave en la actividad: mejorando el conocimiento geológico de nuestro subsuelo con una gran institución como es el Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR); fortaleciendo la cadena de proveedores a través de instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), mejorando el acceso al crédito para el sector; estudiando el uso de agrominerales para nutrir y remediar los suelos en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA); dotando de recursos y capacidades a los organismos de control ambiental; y sobre todo, a través de la vasta red científico-tecnológica en las Universidades Nacionales y el CONICET que ya contribuyen para desarrollar avances en la gestión de riesgos, monitoreo ambiental, tratamiento de residuos, minería urbana y métodos de producción de menor impacto, entre otros.
El Estado debe arbitrar todos los medios necesarios para una buena gobernanza de los recursos minerales en nuestro país y también debe valerse de las asociaciones de compañías provinciales/estatales existentes para desarrollar las capacidades y el conocimiento necesario para producir con los mejores estándares y niveles de transparencia.
APU: Cuando se habla de minería suele criticarse que el país exporta minerales y no mucho más. Esto es, que no genera valor sobre los minerales que se extraen ni lograr articular a otros sectores con ese tipo de explotación (articulación con proveedores nacionales, por ejemplo).
RAD-MS: La articulación existe. Hoy en todas las provincias donde se realiza minería de exportación las compras de bienes y contratación de servicios locales son muy elevadas. Claramente el desarrollo de proveedores es un proceso continuo y la minería moderna de esta escala tiene poco más de 20 años en Argentina. Si uno compara con los hidrocarburos, con más de 100 años de historia en el país, aún hay un largo trecho por recorrer.
Sin embargo, lo importante para lograr estos objetivos, es expandir la actividad y generar condiciones para la continuidad. Un proveedor que realiza una inversión en I+D+i para desarrollar un producto para la minería debe poder hacerlo con la certeza de que después del agotamiento de un yacimiento habrá otro a quien vender en la misma región o provincia, fortalecerse para luego internacionalizarse (tal fue el caso de países como Japón, que en la actualidad lo que exporta es conocimiento y servicios mineros).
Hoy partimos de una limitación, y es que la mitad de las provincias con potencial geológico probado, presentan algún marco normativo restrictivo para el desarrollo de la actividad. En todos los países donde se han desarrollado proveedores para la minería, existe una historia de continuidad y una política de estado invariable alrededor del sector, la regulación evoluciona, pero en un marco de mejora continua, no en el sentido de prohibir sin hallar alternativas.
Se calcula que cerca del 75% del valor exportado, en promedio, se distribuye localmente, se destina al pago de remuneraciones, compras locales, servicios y al pago de impuestos de toda clase. El hecho de que un mineral se exporte en forma de concentrado o doré se relaciona con la escala de nuestro país; esto hay que entenderlo en un contexto de cadenas globales de valor, donde compramos lo que necesitamos de otros países y vendemos lo que otros países necesitan.
Para ir a ejemplos concretos: Argentina posee una importante industria siderúrgica, tenemos producción de aluminio primario en Aluar (Chubut) y tenemos generación nuclear manejando buena parte de la cadena localmente, como el enriquecimiento de uranio natural: la industria nuclear es el clúster tecnológicamente más avanzado que tenemos en el país. Estas tres industrias intensivas en minerales funcionan hoy con mineral importado: traemos el mineral de hierro y la alúmina fundamentalmente de Brasil y el uranio mayormente de Canadá. Para ello se requieren divisas que se pueden obtener, justamente, de la exportación de otros minerales que no demandamos de manera significativa en el país o que, en caso de demandarlos, lo hacemos de manera indirecta, como cuando importamos un motor eléctrico de China que contiene cobre. Todo este entramado es complejo, no es imposible pero tampoco es sencillo desarrollar toda una cadena por contar con un mineral y no pasa simplemente por si agrega o no valor, debemos tener en cuenta que el mineral no genera valor enterrado y que con trabajo argentino y muchísimas etapas, se agrega valor y se transforma en un producto de exportación. Con sólo observar una planta de procesamiento de mineral en cualquier yacimiento activo del país, ya sea una fundición de doré, una planta de procesamiento de carbonato de litio o una planta de concentración, podremos concluir que la industria minera está por encima de la media de la industria manufacturera en general, por lo tanto habría que replantearse el significado de la generación de valor, o si realmente ocurre en el país eso que se cataloga peyorativamente como “extractivismo”, dado que detrás de la extracción hay muchísimo valor agregado y una industria muy compleja que requiere de personal altamente calificado y tecnología de punta.