El RIMI y la oportunidad de un debate sólido sobre las PYMES en Argentina

  • Imagen
DEBATE ECONÓMICO

El RIMI y la oportunidad de un debate sólido sobre las PYMES en Argentina

07 Febrero 2025

La situación de las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) en Argentina es crítica y demanda soluciones estructurales que garanticen su crecimiento y competitividad. La presión fiscal, la volatilidad económica, la falta de financiamiento accesible y las dificultades para exportar son solo algunos de los desafíos que enfrentan a diario.

En este contexto, el debate sobre el Régimen de Incentivo para Medianas Inversiones (RIMI) en el Congreso representa una oportunidad histórica para sentar las bases de un desarrollo económico más equilibrado y sostenible. Sin embargo, para que esta discusión sea efectiva, es fundamental que las principales coaliciones políticas, las gremiales empresarias y los sindicatos participen en un debate serio, sólido y contundente.

Las PyMEs representan más del 90% del entramado empresarial argentino y generan cerca del 70% del empleo formal. Son el motor de la economía, pero paradójicamente, son también las más afectadas por las crisis recurrentes. La falta de acceso al crédito, la incertidumbre regulatoria y los altos costos laborales las colocan en una posición de desventaja frente a grandes empresas y competidores internacionales. En este sentido, la creación de un régimen que incentive las medianas inversiones puede ser una herramienta clave para fortalecerlas, permitiendo que crezcan, innoven y generen más empleo de calidad.

El RIMI tiene como objetivos centrales incentivar la inversión productiva, promover el desarrollo económico, fortalecer la competitividad de los sectores productivos, incrementar las exportaciones y generar empleo. Estos son pilares fundamentales para cualquier política económica seria, pero su implementación efectiva dependerá de un diseño normativo que contemple las necesidades reales del sector y de un debate parlamentario que no se limite a la retórica, sino que busque soluciones concretas.

Uno de los principales problemas que enfrentan las PyMEs es la falta de previsibilidad. Las reglas de juego cambian constantemente, lo que dificulta la planificación a mediano y largo plazo. Un régimen como el RIMI, si es bien diseñado y sostenido en el tiempo, puede brindar la estabilidad que las empresas necesitan para proyectar inversiones. No obstante, es crucial que se establezcan mecanismos claros de acceso, evitando la burocracia excesiva y asegurando que los beneficios lleguen efectivamente a quienes los necesitan.

En este sentido, la participación de los sindicatos en el debate es clave. Históricamente, el sector gremial ha mostrado reticencias ante políticas de incentivo a la inversión, temiendo que impliquen una flexibilización laboral perjudicial para los trabajadores. Sin embargo, es fundamental entender que sin inversión no hay generación de empleo y que sin empleo no hay posibilidad de mejorar las condiciones laborales. Un equilibrio entre incentivos para el sector productivo y garantías para los trabajadores es posible, siempre y cuando haya un diálogo sincero entre todas las partes.

Las gremiales empresarias, por su parte, deben asumir un rol activo en la discusión. No basta con pedir incentivos fiscales o financiamiento, sino que deben comprometerse a garantizar que los beneficios obtenidos se traduzcan en crecimiento real, empleo y expansión de la actividad económica. Es necesario que el sector privado asuma una actitud responsable, invirtiendo en tecnología, capacitación y desarrollo para hacer más competitivas a las PyMEs argentinas en un mundo cada vez más globalizado.

Por otro lado, el debate legislativo debe trascender la grieta política. En los últimos años, la confrontación entre las principales coaliciones ha paralizado discusiones fundamentales para el desarrollo del país. La aprobación del RIMI no puede quedar atrapada en disputas partidarias. Es imprescindible que se llegue a un consenso amplio, entendiendo que este régimen no es un beneficio para un gobierno en particular, sino una política de Estado que impactará en el desarrollo económico a largo plazo.

Un aspecto clave que debe abordarse en el debate es la forma en que se financiarán estos incentivos. Argentina enfrenta un serio problema fiscal, y cualquier esquema de promoción de inversiones debe estar acompañado de una estrategia de financiamiento sostenible. Si bien la reducción de impuestos es un incentivo poderoso, es importante encontrar un equilibrio que no comprometa los ingresos del Estado. En este sentido, podrían explorarse mecanismos como la devolución de impuestos atada a la generación de empleo o la vinculación de los beneficios del régimen con el incremento de las exportaciones.

El RIMI también plantea la necesidad de mejorar la infraestructura productiva del país. Para que las PyMEs puedan aprovechar los beneficios de este régimen, es imprescindible contar con un sistema logístico eficiente, acceso a energía y conectividad adecuada. Sin estas condiciones básicas, cualquier incentivo se vuelve insuficiente. Es por ello que la discusión en el Congreso debe ir más allá de los aspectos fiscales y considerar un enfoque integral que incluya mejoras en infraestructura y políticas activas de apoyo a la producción.

Otro punto central es la promoción de la inversión extranjera. El RIMI busca atraer capitales del exterior, pero para lograrlo, Argentina debe ofrecer garantías jurídicas y un entorno de negocios predecible. La inseguridad jurídica y la volatilidad macroeconómica han sido históricamente barreras para la llegada de inversiones. Si el Congreso realmente quiere que este régimen tenga éxito, debe acompañarlo con políticas que generen confianza y previsibilidad para los inversores.

Por último, es importante que el régimen contemple incentivos específicos para sectores estratégicos. No todas las inversiones productivas tienen el mismo impacto en el desarrollo económico. Sectores como la tecnología, la industria del conocimiento, la biotecnología, la producción agroindustrial y la energía renovable tienen un potencial enorme para generar empleo de calidad y aumentar las exportaciones. Priorizar estos sectores dentro del RIMI puede ser una estrategia inteligente para potenciar el impacto de la medida.

En conclusión, la discusión sobre el Régimen de Incentivo para Medianas Inversiones es una oportunidad única para fortalecer el sector PyME en Argentina. Sin embargo, su éxito dependerá de que el debate en el Congreso sea serio, informado y libre de intereses sectoriales mezquinos. Es fundamental que las principales coaliciones políticas, las gremiales empresarias y los sindicatos participen activamente y trabajen en conjunto para diseñar una herramienta que realmente impulse el crecimiento del país. Solo con un enfoque integral y un compromiso genuino con el desarrollo productivo será posible construir una Argentina más competitiva y próspera.