El rol del Estado durante el kirchnerismo

  • Imagen

El rol del Estado durante el kirchnerismo

14 Septiembre 2012

Por Horacio Bustingorry I ¿Cuál ha sido el rol del Estado en el modelo kirchnerista? Para responder el interrogante es necesario enmarcar el accionar estatal en la política económica más general. Sus elementos distintivos permiten caracterizar al modelo K como neodesarrollista.

El neodesarrollismo K comparte algunos rasgos con el desarrollismo clásico. El crecimiento del PBI industrial, la incorporación de tecnología de punta a algunas ramas industriales y el fortalecimiento de las industrias de mayor productividad con un rol destacado de las empresas multinacionales son elementos compartidos por ambos proyectos. Sirva como ejemplo la importancia otorgada a industria automotriz en los dos casos. Además el desarrollismo procura incrementar la oferta energética para garantizar la industrialización del país. En esa lógica se inscriben la apuesta por el autoabastecimiento petrolero y las obras destinadas a elevar la provisión de energía eléctrica.

La matriz señalada permite entender las razones de la creación del Ministerio de Planificación Federal por el kirchnerismo. Las obras llevadas a cabo por este organismo están en sintonía con los puntos señalados. En el área energética se inauguraron las usinas San Martín y Belgrano, fue puesta en funcionamiento la central nuclear Atucha II y se finalizó la obra de la central hidroeléctrica Yacyeretá. También comenzó a funcionar la Térmica a Carbón Río Turbio, la Central Ensenada, la Línea Eléctrica Comahue-Cuyo y NEA-NOA y las Líneas de Alta Tensión Choele Choel-Puerto Madryn y Puerto Madryn-Pico Truncado. Dentro de este rubro también pueden incluirse la ampliación de los gasoductos de la Transportadora de Gas del Norte y del Sur, la estatización de Yacimientos Carboníferos Fiscales y la creación de Energía Argentina Sociedad Anónima (Enarsa).

Sin embargo los puntos similares que existen entre el desarrollismo clásico y el neodesarrollismo K no ocultan sus grandes diferencias. El desarrollismo clásico impulsado por los gobiernos de Arturo Frondizi y Juan Carlos Onganía fue una apuesta de la élite dominante en detrimento de los intereses populares. El neodesarrollismo K en cambio, pese a compartir algunos lineamientos generales con el anterior tuvo como carácter primordial ser una política de cuño nacional y popular. Señalaremos cinco ejes de análisis donde ambos proyectos presentan aspectos contrapuestos

1) El origen del proyecto: El desarrollismo de los años 60 se impulsó con el objetivo de desmantelar la obra de gobierno de Juan Domingo Perón quebrando la resistencia del movimiento obrero. Por su parte el neodesarrollismo K significó un viraje socioeconómico y político luego de dejar atrás una década de neoliberalismo.

2) La variable empleo: El desarrollismo clásico llevó a cabo un proceso de racionalización que implicó cierre de ramales ferroviarios y de ingenios azucareros. Además la apuesta por el gran capital implicó la quiebra de muchas pequeñas y medianas empresas. Todas esas medidas redujeron puestos de trabajo e incrementaron la desocupación. Por el contrario el modelo kirchnerista creó cinco millones de puestos de trabajo y disminuyó la desocupación a menos de un dígito, luego de los altos índices de la etapa neoliberal. Esto fue posible porque los gobiernos de Néstor y Cristina no sólo apostaron a industrias capital-intensivas sino que también protegieron a empresas de poca competitividad, las cuáles suelen ser las mayores creadoras de empleo.

3) El rol del movimiento obrero: El éxito del programa desarrollista dependía de disminuir las conquistas conseguidas por los trabajadores durante el peronismo clásico. El disciplinamiento de la masa laboral, el aumento de los ritmos de producción y el límite al poder obrero dentro de las fábricas facilitaría el mejoramiento de la productividad empresarial. Por el contrario, el neodesarrollismo kirchnerista se fortaleció en paralelo con un empoderamiento de los trabajadores. La anulación de la tablita de Machinea, la derogación de la Ley Banelco, la reapertura de paritarias y la reintroducción del Consejo del Salario son testimonio de ello. También lo son la implementación de la Asignación Universal por Hijo y la sanción de la Ley de Movilidad Jubilatoria.

4) El rol del imperio: El desarrollismo de la posguerra fue una estrategia del imperialismo norteamericano en el marco de la Alianza para el Progreso. El objetivo de Estados Unidos era evitar que los países de América Latina virasen al comunismo. Hoy en día la política económica de Estados Unidos otorga preponderancia a la valorización financiera en el plano interno y a exportar sus crisis a través del manejo de la tasa de interés en el plano externo. Por esa razón la política para la región consiste en impulsar los programas elaborados por los organismos multilaterales de crédito y condicionar las políticas locales a través del uso coactivo de la deuda externa.

El neodesarrollismo kirchnerista es una forma de resistencia a ese modelo. El programa K contiene algunos elementos antiimperialistas o si quiere, de independencia económica. El abandono de los planes del FMI, el control de capitales, la valorización productiva del capital por sobre la financiera, las políticas de desendeudamiento y el manejo soberano de la política monetaria van a contramano de los planes norteamericanos para Latinoamérica. Conclusión, el neodesarrollismo K es una apuesta local surgida del avance popular y no una estrategia del imperio.

5) El rol del Estado: Este último punto tiene relación directa con la pregunta inicial del artículo. El desarrollismo clásico redujo la presencia estatal en algunas áreas claves. El caso emblemático fue el Plan Larkin, programa diseñado en las usinas ideológicas del imperio para el cierre de ramales ferroviarios. Los gobiernos kirchneristas en cambio, potenciaron nuevamente al Estado luego de su retiro durante los años 90. El Estado cobró mayor presencia en el manejo de las variables económicas como el control de precios, la regulación de capitales y la política monetaria. Además no sólo se impulsó obra pública en el área energética sino también en el mejoramiento de infraestructura para un adecuado funcionamiento de la economía. En ese rubro hay que entender la ampliación y mejora de las vías de comunicación terrestre a lo largo y ancho del país como fueron la inauguración de la doble vía en la Ruta Nacional 14 y la Ruta Nacional 9. Cabe destacar que en la etapa kirchnerista no se produjo ninguna privatización y sí se realizaron algunas estatizaciones.

¿Cuándo se estatizó?

Las estatizaciones kirchneristas respondieron más a coyunturas particulares que a un plan sistemático. En general cuando existieron duros conflictos con las empresas adjudicatarias una de las opciones fue la reversión de los contratos. En ese grupo entran los casos del Correo Argentino, Aguas Argentinas, Tandanor y Aerolíneas Argentinas. También se estatizaron empresas cuando surgieron dificultadas en algunos puntos nodales del modelo. En esa línea se inscribe la estatización del sistema jubilatorio, que no sólo significó la recuperación del sistema previsional del desfalco realizado por las AFJP, sino que también implicó la puesta en práctica de un sistema de financiamiento alternativo ante la difícil coyuntura internacional y la demora en la implementación del Banco del Sur.
También ese el caso de la recuperación de YPF. La estatización se produjo cuando entró en déficit la balanza comercial petrolera y fue necesario recuperar el autoabastecimiento. Nótese que la matriz neodesarrollista del modelo también se hizo evidente en esta estatización parcial donde casi la mitad de las acciones fueron dejadas en manos privadas.
Este avance del Estado con estatizaciones puntuales y acotadas seguramente sea una opción poco tentadora para muchos militantes de izquierda que están maravillados con otras experiencias latinoamericanas. Sin embargo es probable que esta tendencia sea la más acertada visto que en la actualidad hasta Cuba necesita asociarse con el capital extranjero para mantener las conquistas sociales legadas por la Revolución.