Baterías para almacenar energía: buena idea (para la coyuntura, no para el largo plazo)
* El autor es ingeniero electricista, miembro de GiDI y docente en UTN Avellaneda
El sistema de Almacenamiento de Energía en Baterías, conocido mundialmente como BESS, funciona como una central de reservorio de electricidad en módulos de baterías que se cargan desde la red eléctrica durante la madrugada (cuando la demanda es más baja) y se descargan sobre la misma por la tarde (cuando se eleva el consumo). De esta manera se alivian los “picos” máximos de demanda y con ello las exigencias en las instalaciones y la posibilidad de evitar colapsos energéticos. El BESS tuvo implementaciones en varios países desarrollados con el objetivo de flexibilizar la red y fomentar las energías renovables en un marco planificado de generación distribuida. De a poco se está introduciendo en Sudamérica, aunque las realidades del sistema eléctrico son completamente diferentes.
En abril de este año, el gobierno nacional lanzó la iniciativa que denominó “AlmaGBA”. Mediante la Resolución SE 67/2025 convoca para el despliegue de 500 MW en BESS en nodos críticos de la red eléctrica de toda el área del Gran Buenos Aires, es decir, zonas en las que operan las distribuidoras Edesur y Edenor. Con el acto público de apertura de sobres el pasado 15 de julio, se presentaron cerca de diez oferentes con 27 proyectos que totalizaron 1347 MW. Se estima que la adjudicación se cerrará el próximo 29 de agosto y la puesta en marcha de las instalaciones está prevista para 2026.
El Área Metropolitana de Buenos Aires, con más de 15 millones de habitantes, depende sobre todo de generación externa, lo que obliga a transportar energía por grandes distancias, conductores con pérdidas, cuellos de botella y tiempos de respuesta lentos. Mientras tanto, las obras de ampliación tradicionales - nuevas líneas y subestaciones - requieren entre 3 y 5 años de ejecución, dadas las restricciones urbanas y regulatorias. La crítica situación económica de estos últimos años alteró presupuestos e impactó de lleno en las planificaciones de mediano plazo de Edenor y Edesur, viéndose afectadas sus inversiones de obras de estructura y mejora de la red que tanta urgencia presenta hace ya décadas y que recae siempre en una muy mala calidad servicio para los usuarios. Las distribuidoras atribuyen al retraso en los valores tarifarios la falta de recaudación, lo que deja ver un problema redundante difícil de resolver.
Este invierno volvió a mostrar la fragilidad del sistema. Durante una ola polar histórica, el lunes 1° de julio por la noche el SADI (Sistema Argentino de Interconexión) alcanzó un nuevo récord de demanda eléctrica para la temporada fría: 28119 MW. El GBA alcanzó el récord de 11236 MW. Edesur tuvo su récord de 4435 MW y Edenor, con 5951 MW, registró el pico de demanda más alto jamás observado no solo en invierno superando incluso el récord de verano que se registró el último marzo.
La primera justificación está en el termómetro, Buenos Aires registró la temperatura más baja en 34 años, con mínimas cercanas a –2°C. Este mix de frío extremo y consumo intensivo expone la urgencia de soluciones: con AlmaGBA ganamos tiempo operativo, pero ¿cuánto?
AlmaGBA es una respuesta técnica y política acertada para aliviar las tensiones inmediatas. Las baterías ofrecen flexibilidad operativa, instalación más rápida, sencilla y con menores costos urbanos. Pero no reemplazan a la generación firme que requiere tiempo, inversión y planificación.
La realidad es clara, mientras la demanda siga creciendo - como lo demostró este invierno - sin niveles de generación que estén próximos al consumo, seguiremos dependiendo de parches coyunturales. Es menester pensar y tomar decisiones hoy en generación nueva en el GBA, con un horizonte de no más de cinco años para poner al servicio del sistema eléctrico, ineludible para evitar un colapso estructural.
El gobierno debe ir más allá del almacenamiento: necesita un plan. Tiene que proyectar centrales distribuidas, articular capacidades técnicas y financieras, públicas y privadas, priorizando criterios ambientales y sociales. Debe, para esta tarea, convocar de forma urgente a todos los actores necesarios que se encuentran activos esperando ese llamado. AlmaGBA puede ser parte del camino, pero no el destino.