Tarifas y subsidios: ¿Qué hacer?
Por Manuela Bares Peralta, Martín Massad y Carolina Fernández
APU RADIO charló con Lara Bersten, docente, investigadora y miembro del Centro de Investigaciones en Política Energética (CIPE), por la nueva segmentación de tarifas que busca llevar adelante el Estado Nacional en el marco del acuerdo con el FMI.
Agencia Paco Urondo: ¿Crees que es posible llevar adelante una segmentación de la pirámide socioeconómica para poder aumentar las tarifas de los servicios públicos?
Lara Bersten: Creo que es posible. Pero antes quiero agregar un comentario, es cierto que el resultado es el incremento tarifario, pero en realidad, lo que se busca con esta segmentación es recortar subsidios. Es decir, el incremento tarifario resultante no se traduce en ingresos para las empresas distribuidoras, sino que va a estar dirigido a reducir los subsidios del Estado Nacional.
Volviendo a tu pregunta, básicamente, esta semana hubo tres audiencias públicas para debatir el precio de la energía que es uno de los componentes de la tarifa, la otra fue para poner en discusión el precio del gas y la otra fue específicamente para tratar la segmentación tarifaria. En principio, todo parece indicar que van a haber aumentos tanto en la tarifa de gas como de energía para todos los usuarios con excepción de aquellos que están bajo el régimen de la tarifa social. Hay que ver, en el contexto actual, que termina sucediendo ya que esto se esta debatiendo fuertemente dentro del gobierno.
APU: Ese debate dentro del Gobierno Nacional tiene dos posturas, la del Ministro Martín Guzmán que defiende esta segmentación y la postura más kirchnerista que sostiene que los aumentos de tarifas van a traer aparejada más inflación ¿Vos crees que esto es así?
L.B: Hay que evaluar la situación en sus distintos componentes. Por un lado, desde la formación de precios, el sector industrial ya viene teniendo incrementos bastante fuertes, en especial en el caso de la energía eléctrica, centrados fundamentalmente en el segmento residencial y comercial que, si bien no son formadores de precios, tienen un impacto económico. La propuesta de segmentación plantea que un aumento atado al coeficiente de variación salarial diferenciando, de esta manera, a aquellos que tienen tarifa plena de aquellos que tienen tarifa social. Es importante resaltar que, si bien se esta buscando una implementación con matices, de todas maneras, es necesario debatir el nivel de subsidios y hacia quienes van a estar orientados.
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APU: ¿Cómo se plane trabajar para conseguir una segmentación integral que tenga en cuenta la situación los inquilinos?
L.B: La propuesta que presentó el Gobierno Nacional tiene dos ejes. Uno de los ejes tiene que ver con una definición geográfica-espacial y el otro tiene que ver con los ingresos socioeconómicos de los hogares. Se van a cruzar bases de datos para afinar lo más posible la quita de subsidios, pero, de todas maneras, estamos hablando de un sector pequeño de la población total. Por ejemplo, a todos los barrios cerrados se les quitará el subsidio. Igualmente, siempre existen mecanismos de reconsideración y es importante que estén lo más aceitados posible.
Es cierto que, en el caso de los inquilinos, la segmentación tarifaria tiene cierto nivel de complejidad ya que, en muchos casos, la titularidad de los servicios no está regularizada. Si bien esta situación es fácil de solucionar ya que rápidamente puede subsanarse con el cambio de titularidad del servicio, es muy importante que, en esta primera instancia de implementación, el mecanismo de reconsideración este bien aceitado como dije.
De todas maneras, creo que este es un mecanismo válido para avanzar en la instrumentación de la segmentación tarifaria porque si bien los incrementos tarifarios son significativos son posibles de implementar. Además, permitiría que haya una mejor redistribución de los ingresos del Estado.
APU: Para los usuarios es muy difícil entender cuál es el precio real de los servicios, si bien escuchamos de boca de muchos especialistas que los costos de los servicios están inflados nunca terminamos de saber su costo ¿Cómo se determina?
L.B: La tarifa que pagamos incluye todo el costo de provisión del servicio, es decir, el precio del insumo base más la transmisión y distribución. Las ganancias de las distribuidoras y transportistas están fijadas y publicadas. Si tomamos en cuenta los aumentos que percibieron las distribuidoras, desde el 2019 hasta la actualidad, son bajos comparativamente con la inflación. Eso quiere decir que, las distribuidoras deben haber aumentado en torno al 20%. Si bien las empresas nunca dejaron de ganar y, especialmente, durante la gestión anterior tuvieron grandes ganancias, hay que ser honestos y decir que, en los últimos dos años, no aumentaron significativamente sus ganancias.
Pero, en mi opinión, el punto central del debate está en el precio de la energía. Mientras, los usuarios pagamos un valor que está muy por debajo del precio que realmente tiene la energía, la diferencia la paga el Estado. Ahí esta el nudo gordiano de la discusión respecto a los subsidios. Sin ir más lejos, en el último año, el Estado destino un poco más de 11 mil millones en subsidios que fueron, fundamentalmente, destinados a usuarios residenciales y comerciales. Ahí está el debate central.
APU: En los últimos meses, se habló mucho de posibles faltantes de gas para el sector industrial y de futuros aumentos como consecuencia de la guerra en Ucrania ¿Qué panorama tenés en torno a este posible conflicto?
L.B: En Argentina se definieron como segmentos prioritarios de demanda de gas el residencial y el comercial, esto quiere decir que, ante posibles faltantes lo primero que se cortaría es el gas destinado a la industria. Además, tenemos un techo de producción de gas debido a nuestra infraestructura, por eso últimamente se viene hablando mucho de la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner que permitirá ampliar la capacidad de transporte de gas. Esta obra va a ser muy importante, ya que, hoy tenemos un cuello de botella debido a la dificultad del transporte. Si bien la cuenca neuquina, Vaca Muerta, podría producir más gas no contamos con la infraestructura necesaria para transportarlo. Por otro lado, nosotros importamos una porción de gas a Bolivia que, al bajar su producción sólo podemos importar menos. El tercer y último componente es que el precio del petróleo y el gas licuado que, a raíz de la guerra, incrementó sus precios y comenzó a tener faltantes. Aún no está tan claro pero es posible que, en los próximos meses, haya faltantes y el primer perjudicado sea la industria.