Nuevo portal de APU: para iluminar la noche de la restauración conservadora

Por José Cornejo

Cuando inauguramos nuestra página anterior, la tercera, adelantábamos que “una era neoconservadora asoma”. Corría mayo de 2015 y el horizonte se veía oscurísimo. 

No nos equivocábamos en cuanto al escenario nacional, aunque nos quedamos chicos. Mauricio Macri ganó el balotaje de noviembre de 2015. En el febrero siguiente, no pudo imponerse Evo Morales en un plebiscito que le garantizaría su continuidad presidencial. En agosto de 2016, Dilma Rousseff sufrió un golpe institucional por un Congreso masivamente investigado por corrupción. En octubre, se perdió el plebiscito por la paz colombiana. Un mes después, fallecía el comandante Fidel Castro. En febrero de este año, la Alianza País ecuatoriana no pudo ganar la primera vuelta ecuatoriana y vamos a balotaje. Venezuela sufre una ofensiva formidable de parte de sus oligarquías montadas sobre el derrumbe del precio del petróleo. Y a la cabeza del imperio, un xenófobo misógino, erigido sobre un partido belicista derrotó al más amable partido de las finanzas planetarias.

Pero también decíamos entonces: “Y en el medio de estas placas tectónicas en tensión, las fuerzas militantes que hemos construido”. Y lo que hemos construido en nuestro territorio, la comunicación, es formidable. 

Un ejemplo cuantitativo. Desde la fundación de la Agencia Paco Urondo, en diciembre de 2005, han transcurrido más de 11 años. Desde entonces contabilizamos 13 millones de hits (páginas vistas, según google analytics). El último año, es decir, desde el 1 de marzo de 2016 hasta el 28 de febrero de 2017, la APU contabilizó 4,8 millones de visitas. Esto es, del total de las visitas de la Agencia, casi un 40% se realizó este último año. Y eso que la página se cayó múltiples veces cuando no podíamos dar abasto a nuestros lectores, como ocurrió cuando la gobernadora Vidal  contrató a un “voluntario” que había sido parte de la plantilla del Batallón 601.  

Decíamos en aquel junio de 2015, “por las potencialidades y límites de nuestra conducción y movimiento, hasta acá hemos llegado”. Hay que reconstruir una fuerza militante que pueda acumular desde afuera del Estado. O si tiene que acordar con él, no lo haga fotografiándose con una sonrisa con sus funcionarios. Porque eso da cuenta de las debilidades del campo popular en el territorio de la imagen. Y para eso necesitamos una página que pueda soportar la fenomenal demanda que tiene la agencia. 

Y hablando de imagen, notarán que el sitio arranca con una foto que satura la pantalla. Y vamos a mejorar los títulos, para proponer tipografías catástrofes. El macrismo, y un imperialismo en decadencia, nos van a tener a los sobresaltos. Como lo está demostrando el racconto que hacíamos al principio y las movilizaciones de esta primera mitad de marzo. Incluyendo en estas la reciente del Indio Solari Olavarría. En función de esto, hemos iniciado en la Agencia un frente de fotografía.

Algo más. El consumo noticioso migra al celular. Nuestro sitio móvil era modestísimo. Pero se nos impuso el teléfono. Hasta 2012, las visitas móviles no superaron nunca el 2,3% del total. Pero en 2013 dieron un salto a 9%, para alcanzar 53,4% en 2016. Esto teniendo en cuenta el enorme esfuerzo que hacían nuestros lectores para visitarnos desde su celular. La página móvil todavía está en periodo de pruebas, pero creemos que va a ser uno de los pilares de nuestro crecimiento, y que muy posiblemente en 2017 haya más lectores en movimiento que en un escritorio. 

La historia de la militancia y de la comunicación es un constante ensayo y error. No íbamos a escapar nosotros, que somos hijos de ambos. Pero los resultados son alentadores. Tanto en el plano cuantitativo, donde acabamos de superar los 100 mil “me gusta” de Facebook como en el plano cualitativo. Esto último lo vimos en la ofensiva que los medios oligopólicos le quisieron imponer a los fans del ex Redondo. Solari se comunicó con nosotros para romper ese cerco.

La página es otro pasito para combatir al capital. Ayúdennos a seguir mejorando.