Una nueva página para una nueva era
Se viene una nueva era. El kirchnerismo zanjó la crisis 2001-2003 de la clase dominante y habilitó crecientes derechos para nuestro Pueblo. No sin contradicciones, claro. El nivel de convulsión social, sobre todo generado por los más pudientes a partir de 2008, aceleró la confianza de nuestro Pueblo en Néstor y Cristina Kirchner quienes concentraron enormes cuotas de poder. Así, durante 12 años se pudo mantener una pax K.
Sin embargo, por las potencialidades y límites de nuestra conducción y movimiento, hasta acá hemos llegado. El Frente para la Victoria guarda enormes chances de ganar, pero no será lo mismo. ¿Qué sigue? Scioli, Massa y Macri no representan lo mismo –Mauricio es el niño mimado del establishment – pero que tienen guiños similares. (Algo que pudo demostrar sin dificultad esta semana el amigo de los tres, Marcelo Tinelli.) Una era neoconservadora asoma.
Ahora, dejar el Poder Ejecutivo nacional no es lo mismo que dejar el Estado. Se viene un escenario donde sea quien fuere que gane, enfrentará un parlamento fragmentado y un mosaico multicolor en las provincias. Y por fuera de los pasillos estarán sindicatos muy fortalecidos y corporaciones con ansias de revancha, la más notable de ellas es el herido pero no muerto Grupo Clarín. También las embajadas, que están a tope tal como se vio en el Nismangate. Y en el medio de estas placas tectónicas en tensión, las fuerzas militantes que hemos construido.
Nuestra tarea será que desde el 11 de diciembre podamos llegar lo más ordenados posibles, con una página potente (léase, que no se caiga) ante desafíos de todo tipo. Fuimos hackeados durante el kirchnerismo, ¿qué cosas no nos esperan ahora?
Una modificación notable es la cromática. Después de 9 años, pasamos de rojos y caquis guerrilleros al celeste y blanco. Los viejos colores buscaban decir: gobernando el kirchnerismo, le exigíamos desde la herencia del peronismo revolucionario. Pretendíamos hacer tendencia, sí, cada uno tiene sus aspiraciones. Ahora, que vamos a un escenario defensivo, pasamos a una etapa más movimientista, un nacionalismo amplio. En buen criollo: de “combatiendo al capital” a “todos unidos triunfaremos”.
¿Qué más? Muchas notas en home, muchas, muchas. Laburamos fuerte y queremos mostrarlo. Lo nuestro es un oficio y como es sabido, la práctica hace al maestro.
No hubiéramos podido erigir esta página en tiempo récord si no fuera por autoexplotación fenomenal de muchos compañeros, pero principalmente de Vladimir Di Fiore y de Matías Aguirre. A ellos, nuestro agradecimiento. En tiempos de hegemonía neoliberal, etérea y financiera, las trincheras también son digitales.
Hay muchas cosas para corregir, lo van a ir descubriendo ustedes con nosotros. Esto merece un brindis y los invitamos por adelantado. Pero ahora, a trabajar. Que como se vio en las recientes elecciones porteñas, los gorilas tampoco paran.