Manuela Castañeira: "La explotación sexual no puede ser considerada como un trabajo"
Por Federico Muiña
Esta entrevista se da en el marco de la marcha en contra del fallo del "2x1" (cuyo objetivo era beneficiar a los genocidas de la última dictadura con condenas más leves), mientras la ex candidata a presidenta más joven de nuestro país sostiene una bandera con la leyenda "A los genocidas: ¡Cárcel ya!". La reivindicación feminista, entonces, podría parecer fuera de lugar, pero no lo está. Justo el día anterior a la movilización, una militante del partido que ella conduce fue abusada por un militar cuando salía de la universidad.
APU: Esta marcha, como hace tiempo ocurría, logró unir a casi todas las organizaciones que se oponen al gobierno macrista bajo un mismo reclamo. Ni siquiera en la marcha del 24 de marzo se logró que haya un solo acto ¿Qué fue lo que cambió con respecto a marchas anteriores?
Manuela Castañeira: El vergonzoso fallo del 2x1, que beneficia a los genocidas fue lo que cambió el panorama. Esto no es más que la concreción de la política macrista de Derechos Humanos, la cual es ridícula, negacionista y peligrosa. Por este motivo, desde el Encuentro Memoria Verdad y Justicia, que nuclea a partidos como el nuestro, se logró que se dejen de lado las diferencias, incluso con agrupaciones kirchneristas que han reivindicado al genocida César Milani. Nosotros creemos que, desde la asunción de Mauricio Macri, se requiere de una intensa movilización para que no ocurran cosas como esta. Todavía no empezó la marcha y el Congreso ya sacó un dictamen que está por frenar la ley.
APU: En la actualidad, el feminismo está ganando terreno. Dentro de muchos partidos políticos de izquierda hay organizaciones, como Las Rojas en el MAS, que buscan la emancipación de la mujer. Y, teniendo en cuenta el ataque que sufrió una militante de tu partido, ¿por qué cree que es importante la presencia feminista en todas las marchas?
MC: Las mujeres feministas se tienen que comprometer con todas las luchas. Lo que hace a nuestra opresión es el patriarcado, que está íntegramente vinculado a lo militar y a la iglesia. Pero también juega un rol muy importante la opresión capitalista y la lucha de clases: las ya mencionadas instituciones buscan denigrar de forma constante a la mujer, negándole, por ejemplo, el derecho al aborto, o a cobrar sueldos menores que un hombre con el mismo trabajo. Por eso creemos que hay que unificar la lucha, ya que todo tiene que ver con todo. Lo que pasó ayer con nuestra compañera sigue demostrando que los militares todavía se sienten impunes frente a la sociedad y, sobre todo, frente a las mujeres.
APU: La legalización del aborto es un tema que suscita polémica incluso en organizaciones feministas, que no lo posicionan como uno de los principales reclamos por disminuir el caudal de votos ¿A qué se debe?
MC: Es un tema tan controversial que toda la sociedad tiene una opinión, ya sea por el sí o por el no, porque tiene que ver con una cosa muy profunda, que es el cuerpo de las mujeres. Desde el Estado, desde el gobierno, desde los empresarios y desde la iglesia, se inculca que cualquier institución o cualquier hombre pueden opinar, o inclusive peor, tiene el supuesto “derecho” de decidir sobre el cuerpo de las mujeres. Que las mujeres decidamos por nosotras mismas genera mucha revulsión y mucho descontento. Elegir darle menos importancia es un gravísimo error, porque significa bajar y ocultar banderas que deberíamos llevar bien en alto. Los derechos no se cambian por votos, se defienden en todas las instancias, inclusive en las electorales.
APU: Otro de los debates que genera polémica en el feminismo es la prostitución ¿Cuál es el debate con organizaciones como la Asociación Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR), que buscan una regulación del trabajo sexual?
MC: Nosotras somos abolicionistas, y entendemos que el "trabajo sexual", cuyo nombre real debería ser explotación sexual, no puede ser un trabajo. No hay ninguna posibilidad de dignificación, superación o realización a través de la venta del cuerpo y de algo tan íntimo como lo es la propia sexualidad. Además, hay que tener en cuenta el ámbito, lleno de violencia, donde las mujeres no tienen ningún tipo de control. Es muy similar a la esclavitud. Personas como Georgina Orellano, que defienden la prostitución como trabajo, no dan la posibilidad de plantear una salida diferente para las mujeres, que pueden y deben tener derecho a un trabajo digno, acceso a la cultura y a otro tipo de ámbitos. Por supuesto, hay que apoyar a las mujeres en todas sus situaciones, sobre todo a las que están en situaciones de explotación sexual, y como sociedad tenemos que ayudar a mejorar su situación cotidiana. Por eso acompañamos la lucha de Alika Kinan, víctima de trata y victoriosa en su juicio contra el Estado.
APU: Tomando como punto de partida la creación del nuevo IFS y la división que esto genera, ¿cuáles son las perspectivas de la izquierda en la región?
MC: Se ha dado un fenómeno de vacancia política, una crisis de representatividad de los partidos tradicionales. El macrismo casi no representa a la clase obrera, que no puede volver hacia el kirchnerismo sin más porque las heridas están muy abiertas. Hay grandes problemas de fondo que no resolvió. Todos esos sectores desencantados miran a la izquierda con simpatía, que se presenta como una alternativa de organización y de lucha. En cuanto a la fragmentación, es responsabilidad del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), porque se siguen negando a la unidad. No buscan evitar la división, tienen posiciones muy mezquinas y, sobre todo, sus dirigentes tienen un gran ego. Por eso creamos este nuevo frente, porque ellos no entienden que hay que estar a la altura de las circunstancias.