“Nosotres somos un feminismo popular y con consciencia de clase”
Por Melany Grunewald
El foro “El rol del feminismo en las luchas populares” enmarcó una exposición de ideas representativas en tanto al feminismo como ideología, movimiento y militancia, y cómo se encausa (y como seguir encausándolo) en las luchas populares. Expusieron Julia Mengolini, Graciela Morgade, Georgina Orellana, Marlene Wayar y Marta Dillon. Cada uno marcó su posición en el feminismo, desde lo personal y desde lo colectivo.
Julia Mengolini abrió con una exposición de Evita y el voto femenino. Nombró las razones que la hacían pensar que, aunque Evita no se proclamara a sí misma como feminista, sus acciones la encasillan como tal. El voto femenino, cumpliendo sus 70 años, ya se estaba trabajando antes que Evita. Pero fue Evita la que acercó el derecho a las mujeres populares y trabajadoras. También marcó sus similitudes con Cristina: como figura de mujer política, criticada e insultada, polémica, que sin posicionarse como feminista, muchas (y muchas otras no) de sus acciones políticas la colocan como un símbolo del feminismo actual.
Morgade, decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, tomó el revisionismo histórico que planteó Mengolini para trasladarlo de otro modo a la actualidad: el feminismo como práctica militante (aunque Evita lo fuese de manera anacrónica). El feminismo funciona en la clase popular y el voto femenino da cuenta de ello. Sin embargo, hoy parece ser figura excluida de los sindicatos (como espacio de lucha del trabajador). Es necesario no retroceder en las problemáticas sindicalistas desde una perspectiva de género para potenciar las relaciones con el feminismo. Dio como ejemplo la lucha por paritarias del sindicato de docentes, profesión con mayoría de mujeres, pero no tenidas en cuenta como tales. Morgade también expresó la importancia de las políticas de Educación Sexual Integral, entendiendo su constante modificación incluyendo la participación del feminismo en el ámbito, y la influencia positiva que genera.
Georgina Orellana tomó el micrófono y lo transformó en polémica. Agradeció que como trabajadora sexual le dieran el espacio para tener la palabra: “El feminismo es como el peronismo, tiene muchas ramas y algunos colectivos feministas excluyen a las putas y a las trans”. Orellana no se metió en el pasado, marcó el presente de la trabajadora sexual, la necesidad de poder participar de espacios de trabajo y sindicatos. Pero no debatió si la prostitución es un trabajo o no porque “eso es una trampa, escapa de la problemática sindical”. La representante de AMMAR también marcó su opinión en cuanto al gobierno actual: “El gobierno tiene sus propias políticas feministas, homosexuales (van y te arrojan a un Pedro Robledo). Dan batalla cultural con nuestro discurso. Entonces nosotros no tenemos que ser la diversidad sexual. Sino, la resistencia sexual. Si ellos son feministas, nosotres somos un feminismo popular y con consciencia de clase”. Cierra con más aplausos: “Ser feminista es dar la posibilidad a la otra de elegir lo que no elegiríamos nosotras. El feminismo es un movimiento anticapitalista y la lucha se da con todas las cuerpas adentro”.
Cuando comenzó Waygar, muchos se retiraron al foro de economía que daría Kicillof en pocos minutos. Esto no le impidió a la chilena exponer el caso de su país: cómo es el feminismo en Chile, sus dificultades, virtudes y desafíos en el cuestionamiento al patriarcado y al capitalismo. Planteó la necesidad de salir a la calle no sólo por los femicidios, sino por lo que genera el capitalismo y, al mismo tiempo, entrelazar a la región latinoamericana en esa lucha. Porque el feminismo es anticapitalista y “no sólo da pelea por los derechos de las mujeres, sino también por los de los hombres”.
Dillón también comenzó su discurso retomando a la compañera anterior, exclamándo todas las dimensiones que el patriarcado abarca, incluyendo la colonialista a nivel latinoamericano. En el marco de las opresiones que cuestiona el movimiento feminista, se detuvo para dar visión de una realidad cercana (y polémica) al momento: Dillón expuso que le incomodaba el foro de cierre (el de Kicillof), como si la mujer no hablara de economía ¿Por qué no podía cerrar el foro sobre feminismo? El cuestionamiento recibió sus aplausos por parte de los y las asistentes. La periodista especificó que la fortaleza de la lucha no está en envolverse en papeles victimizados, sino en ser irreverentes, molestas. En convertir, como las Madres y Abuelas de Mayo, el dolor en potencia. Su cierre se dedicó al análisis de la respuesta que dan los medios al feminismo, que buscan reponer en la agenda un modelo de mujer, ante el reclamo de visibilidad. El feminismo que necesitamos, es el que figura y se hace en la calle, sindicatos, y escuelas para disputar poder: “Un poder que nos permita estar en el foro de cierre. Que más mujeres en la lista no sea un favor, sino un derecho. Y para que se deje de culpar al movimiento Ni Una Menos del incremento de casos de hoy”.
El foro culminó con la exclamación de “Ni una menos, vivas nos queremos”, anclado en los porqués expuestos por las cinco compañeras, en la idea nueva que a cada uno se le abrió en la cabeza. Nos vamos todos muy distintos, pero un poco más iguales.