Teólogo: "La posibilidad de la interrupción voluntaria del embarazo implica una defensa real de la vida"
Por Mariano Nieva | Foto: Daniela Amdan
En un escrito cuyo título es “La Vida, centro del debate” redactado luego de la media sanción en la Cámara de Diputados de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, Tony Fenoy ex sacerdote teólogo y coordinador del Colectivo de Teología de la Liberación “Pichi Meisegeier”, con sede en la ciudad de La Plata, se expresó como católico y hombre de Iglesia. “El aborto es un tema de salud pública, libertades individuales, justicia social y decisión que las personas gestantes deben tener sobre sus cuerpos”.
A continuación el documento completo:
LA VIDA, CENTRO DEL DEBATE.
Se acaba de aprobar en la Cámara de Diputados/as la media sanción de la ley de interrupción voluntaria del embarazo y el proyecto llamado “de los 100 días”, de acompañamiento a las personas gestantes que tengan deseos de maternar y necesiten ayuda del Estado para poder hacerlo. Seguramente, en pocos días se tratará en el Senado.
Teniendo claro que el aborto es una realidad que existe en nuestro país, y al que acceden solamente las que tienen dinero para hacerlo, y que es un tema de salud pública, que el Estado como garante de derechos debe atender, más allá de principios religiosos o dogmaticos, venimos escuchando, y lo seguiremos haciendo, hablar del tema de LA VIDA. “Defensa de la vida”, “vida plena”, “protección de la vida”, y otras reflexiones inundan los canales de televisión, las radios, las redes sociales y los medios gráficos, muchas de ellas con poca profundidad y una liviandad que asombran.
¿Qué es la vida? ¿De qué hablamos cuando usamos la palabra vida en este debate?
¿Es vida respirar y que el corazón lata solamente? ¿Es vida un embrión incipiente, dependiente del cuerpo gestante? ¿Qué define la vida, solo lo biológico o todas las relaciones que nos constituyen como sujetos/as?
Dice sobre este tema la monja benedictina y feminista catalana Teresa Fourcades: “A causa de la íntima vinculación de la madre al hijo mientras este no es viable fuera de ella, la decisión de abortar es indisociable de la autodeterminación de la madre, de su libertad personal.”
“Mientras el feto no pude vivir independientemente de lamadre. Le corresponde a ésta la responsabilidad moralde decidir sobre su futuro, que es también el de ella (…) Respetar la decisión de la madre es respetar la integridad de su conciencia moral (…) Considerar que la voluntad de la madre cuando decide abortar el hijo que sin ella no puede sobrevivir ha de ser respetada y no puede ser penalizada, no significa que en la sociedad o la Iglesia no tenga que haber debate sobre este tema”
Decíamos en el año 2012 y en el 2018 como Colectivo de Teología de la Liberación “Pichi Meisegeier”: “No se puede más ocultar que el aborto es una realidad con la cual convivimos diariamente. Negarlo es una manera encubridora de sostener una desigualdad estructural que, a la sombra de la ilegalidad, siguearrebatando anónimamente la vida de miles de mujeres, fundamentalmente lasmáspobres, ante la impávida mirada de los sectores mas dogmáticos y conservadores de la sociedad que utilizan el discurso de la ‘defensa de la vida’ de manera hipócrita, sesgada negándolo cuando se trata de los pibes y pibas de nuestros barrios, avalando el discurso de los pibes chorros o la baja de edad de imputabilidad. Es evidente que: “La consigna de la ‘defensa de la vida amenazada’ o el estar ‘a favor de la vida’ pueden tener significaciones bien distintas según quien sea el enunciador. Si el enunciador es de aquellos que han “optado por los embriones” el significado de “vida” tendrá contornos precisos. Si, en cambio, el enunciador es de aquellos que se esfuerzan por evocar la “memoria peligrosa y subversiva” del Vaticano II, de Jesús de Nazaret, “vida” deberá interpretarse centralmente a la luz de la realización de la justicia, de la inclusión social, de la participación política, del disfrute de los derechos humanos. Será preciso leer la “vida” a la luz de la realización histórica del reino de Dios”.
Dentro de las iglesias, más allá de que no hay posiciones uniformes sobre el tema, siempre hubo una tendencia a sacralizar “la vida antes de la vida” y “la vida después de la vida”. Mucha preocupación por el embrión y mucha preocupación por el lugar donde estará el alma después de la muerte… ¿Y la vida concreta? ¿Qué pasa con la vida de todos los días, de sus gozos, deseos, placeres, dolores, angustias y esperanzas? ¿No es sagrada la vida del trabajador y la trabajadora; la de los/as pibes/as de la calle, la de los jubilados y jubiladas?
¿No era sagrada la vida de las mujeres embarazadas torturadas en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) con presencia de funcionarios eclesiásticos? ¿No era sagrada la vida de los/as bebés nacidos/as en cautiverio y entregados/as muchas veces a familias de genocidas por religiosas de distintas congregaciones? ¿No era sagrada la vida de los/as compañeros/as arrojados/as al rio en los vuelos de la muerte luego de la bendición sacerdotal?
¿Dónde estaban los funcionarios de distintas instituciones – iglesias cuando el pueblo salió a resistir la reforma previsional del 2017 que redujo en 20 puntos las jubilaciones? NO LOS VIMOS… ¿Esas vidas no había que defenderlas?
¿Dónde estaban esos mismos funcionarios de distintas miradas religiosas cuando como pueblo salimos a repudiar el 2x1 de la “Corte suprema de injusticia” e impedimos que los genocidas caminaran libremente por las calles? NO LOS VIMOS… ¿La memoria de los/as 30000 no era sagrada?
Mucha cerrazón y mucha hipocresía. Mucho dogmatismo y mucha mentira. Instituciones – Iglesiasque niegan el deseo, el placer¸ el sexo. Que denigran a las mujeres y a las disidencias sexuales. Que se creen con la autoridad moral de definir como hay que ser varón y como mujer. Que nos quieren enseñar cómo vivir nuestra sexualidad, cuando muchos de ellos son pedófilos y encubridores. Decía Jacques Galliot, obispo destituido de Evreaux, Francia: “Ojo. Que en nombre de los principios, matamos a las personas”. Si lo sabrán las mujeres muertas por abortos clandestinos.
El tema del aborto es un tema de salud pública, de libertades individuales, de justicia social y de la decisión que las personas gestantes deben tener sobre sus cuerpos .La posibilidad de la interrupción voluntaria del embarazo no solo implica ampliación de derechos sino que es una defensa real de la vida.
Termino con lo que dice Ivone Gebara, teóloga feminista brasilera: “Me pregunto: ¿pero qué vida defienden? ¿Por qué no defienden la vida de los/as niños/as de la calle y que son abortados/as de la sociedad? ¿Y porque no defienden la vida de la gente que no tiene tierra, que no tiene comida, que no tiene viviendas, que no tiene futuro? ¿Por qué solo de los embriones es habla en nombre de Dios y por qué no se habla de otras vidas en nombre de Dios?”.
EDUACIÓN SEXUAL PARA DECIDIR.
ANTICONCEPTIVOS PARA NO ABORTAR.
ABORTO LEGAL PARA NO MORIR.
QUE SEA LEY.
Antonio D. Fenoy.