TRIMARCO S.A: El Gobierno y el periodismo amarillista, organizados para encubrir la trata
Por Lucía Cholakian Herrera
Marita Verón desapareció el 3 de abril de 2002 en Tucumán. Desde entonces, su madre, Susana Trimarco; desató una lucha por su búsqueda que al día de hoy continúa siendo una lucha contra la explotación sexual y desaparición forzada de miles de mujeres argentinas en manos de las redes de trata. La batalla dada por Trimarco inició y continúa abriendo debates en torno a la explotación sexual, la prostitución, la complicidad de la Justicia y del aparato policial y el amparo y negligencia estatal. Esta semana, estaba planificada en una biblioteca pública de Mendoza la presentación del libro “TRIMARCO S.A.”, del autoproclamado periodista Christian Sanz. “Fuerte”, “documentada”, “irrefutable” y “primicia” son algunas de las palabras que componen el primer párrafo del texto que acompaña la presentación del libro “Trimarco SA” de Christian Sanz. El mismo, según su gacetilla editorial, contiene información exclusiva acerca de la desaparición de Marita Verón en el año 2002 y las posteriores acciones de su madre, Susana Trimarco, para dar con su paradero.
Este libro es un ejemplo más de cómo el periodismo amarillista busca deslegitimar la lucha de las mujeres, revictimizar y perpetuar la explotación de nuestros cuerpos en manos de las redes de trata.
El tono conspiranoico y los constantes intentos de las narrativas amarillistas del periodismo autoproclamado “de investigación” no son novedad. Tampoco lo son los discursos que una y otra vez generan nuevos recursos para deslegitimar y, en consecuencia, ser cómplices de la lucha de las personas que pelean por echar luz sobre y desmantelar las redes de trata que en Argentina desaparecen a miles de mujeres por año. Lo que sí es una novedad es que la presentación de este libro estuviera programada para el 11 de agosto en una Biblioteca Pública de Mendoza -la General San Martín, situada en la capital de la provincia-. Ante los repudios en redes sociales, la fecha fue cancelada. Alejandro Frías, el Encargado de Editorial de la Secretaría de la Cultura de la Provincia, aseguró que se trató de un “error”.
“Estamos preparando acciones legales contra el autor del libro”, explica el abogado de Susana Trimarco, Carlos Garmendia. Argumenta que Christian Sanz, además de hacer interpretaciones falaces de fragmentos de los expedientes a los cuales aún no se sabe cómo accedió -ya que son reservados a las partes-, miente descaradamente y manipula información. “Hay una intención económica: él quiere vender el libro. Pero nos preocupa que permitan fomentar eso en un espacio público como es una Biblioteca dependiente de la Secretaría de Cultura”, explica. El abogado ilustra dichas aseveraciones con un caso específico, también publicitado en la gacetilla del libro: un episodio en el cual, debido a la conmoción de Susana en los primeros meses de la búsqueda a Marita, confundió una llamada de su hijo Horacio con la voz de su hija desaparecida. El autor de TRIMARCO S.A. anuncia en su publicidad que el libro revela una “primicia” respecto a una supuesta conversación telefónica entre madre e hija. Dicha conversación no existió, y esto fue aclarado en instancia oral en el año 2012.
La polémica desatada por la promoción desde un organismo público del libro generó su suspensión. Sin embargo, en el marco de una gestión cultural signada por el creciente vaciamiento de los centros de la cultura, el desmantelamiento de espacios por falta de financiamiento y la irrefutable desidia sobre ciertas fiestas tradicionales como es la de la Vendimia -en la cual, por ejemplo, por falta de seguridad y planificación se cayó una parrilla de luces en pleno ensayo general-, cabe resaltar que dicha presentación, tal vez, no estaba tan lejana a la línea de planificación cultural que el gobierno de Cambiemos impulsa a lo largo de todo el territorio nacional.
El análisis de los contenidos de la gacetilla del libro permiten acceder a una perspectiva arcaica respecto a las desapariciones sistemáticas de las mujeres en Argentina con fines de trata y explotación sexual. Sin ir más lejos, el texto refiere a la evaporación de Marita Verón en el año 2002. La lucha de la organización feminista y de los movimientos que pelean día a día por encontrar a cada una de las mujeres que faltan han dado cuenta ya de que en nuestro país las mujeres no nos evaporamos: nos desaparecen. En aquella noción, la de desaparición, se encarnan desde el fin de la última dictadura cívico militar una serie de sentidos que apuntan a una serie de responsables comunes: el sistema patriarcal, la Justicia con sus procesos entorpecidos por la corrupción y los arreglos con las redes prostituyentes, la policía -todas las policías-, y un Estado que opera como cómplice y negligente, habilitando a que todas las instituciones previamente mencionadas perpetúen su impunidad.
Así, las mujeres seguimos desapareciendo. Marita Verón falta hace 15 años. Susana Trimarco, con la fuerza que sólo tienen aquellas madres y abuelas que en este país luchan por saber qué pasó con sus hijos, desató una búsqueda en aquel año que se extendió a todo el territorio nacional: por Marita y por cada una de las mujeres que faltaban. Fue por aquella lucha que creó la Fundación María de los Ángeles, que pelea contra la trata de personas y acompaña a las víctimas que logran salir de aquellos círculos de explotación.
No sorprende tanto, entonces, que un gobierno provincial en connivencia con el amparo del nacional tenga tal desliz u error. Sin ir más lejos, hablamos del mismo Estado que fue responsable de la segunda desaparición de Nadia Rojas la semana pasada en manos de una red de trata con fines de explotación sexual. ¿Presentarán las secretarías de cultura de provincias afines a Cambiemos las memorias de las luchas de todas las organizaciones que incansablemente buscan a las mujeres que desaparecen asumiendo el rol que los verdaderos responsables jamás asumieron? La respuesta es muy obvia. ¿Interesan estos temas a las y los periodistas que cada día fomentan la culpabilización de las víctimas, el encubrimiento de las redes de explotación y la complicidad con los aparatos estatales cómplices? Algún día, ojalá, haya un giro en su ambición profesional. Ojalá, algún día, se construya aquel periodismo cuyo interés no sea el de la venta y el visto bueno del aparato policial sino el de contar la verdad.