Cavallo propone: "Vamos por una convertibilidad al palo y pongámosle franjas rojas, blancas y estrellas a nuestra bandera"

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Cavallo propone: "Vamos por una convertibilidad al palo y pongámosle franjas rojas, blancas y estrellas a nuestra bandera"

08 Noviembre 2020

Por Groncho Mars |​ Ilustración: Leo Olivera

“Mi viejo me había dicho que me colara entre las cosas de Marcelo Bielsa”, me cuenta Gregor, “pero la verdad, me ponía un poco nervioso. Me caía bien Sebastián Abreu, pero no se quedaba en el mismo lugar mucho tiempo. Que Martín Palermo, que Marquitos Di Palma. Fue cuando apareciste por mis pagos magiares y te pediste una cerveza tratando imitar el tono del lugareño cuando supe que nuestros caminos se unían y, si me preguntan, todavía no me arrepiento. Todos estos recuerdos me llegan porque me acabo de dar cuenta de que este es nuestro informe número 22”, cierra mi amigo. Yo lo abrazo por que lo quiero, pero más para disimular que no sé si me está elogiando o dando con un caño. Mejor, arranquemos.

Un gran remedio para un gran mal

En el modo metralleta al que nos tiene acostumbrados, Elisa Carrió volvió a dar un reportaje en donde habló de todo sin dejar claro nada. Luego de recordar que ella estaba retirada de la política, pero que “la situación dramática de la República la obligaba a salir a hablar”, se encargó de sepultar políticamente a Mauricio Macri, diciendo que “ya fue”. Aseveró que estaba enojada con él, pero no aclaró por qué y en un par de días se le pasó, aunque dejó en claro que “lo acompañamos a cumplir el mandato y paramos dos golpes”. Uno, ahí, como que empezó a abrir grande los ojos al escuchar de un tema del cual no tenía noticia alguna. “A mí nunca me permitieron, con una formación enorme, ser presidente de los argentinos; ni el periodismo ni la gente”, alegó marcando que la “meritocracia” que tanto defiende le jugó en contra, y que sus aliados del set y la gente son necesarios cuando sabés que el pueblo no te va a votar. Con todo el tiempo del mundo (la nota duró como 50 minutos) llamó a respaldar la designación de Daniel Rafecas promovida por el gobierno nacional para el cargo de procurador general de la Nación, porque si no “el kirchnerismo iba a poner uno peor”. Luego afirmó que el presidente “Alberto Fernández necesita nuestra ayuda porque Cristina le realizó un golpe a su autoridad”. Ahí ya sumábamos 3 en un ratito y a esa altura uno se preguntaba si Lilita tenía un golpe detected de una sintonía muy fina que le permitía percibirlo allí donde nadie más lo veía o si pasaba algo más. Saltando a la economía y con la misma devoción religiosa con que se rige en la vida, dijo que el ministro “Guzmán no está negociando con el Fondo. Eso supone que no le va a pagar o que es tan lento como lenta fue la reestructuración de la deuda”. Claro, debe pensar que la genuflexión que practicaron los ministros de finanzas en los años que gobernó la coalición que ella misma creó y nos llevó al mayor endeudamiento histórico es la forma rápida y correcta de negociar. Ya en ascendiente parabellum afirmó que “no había precios” y con la misma rigurosidad con las que suele hacer sus importantes denuncias agregó que “ella entró a una farmacia y había faltante de todo”; que “no se vacunaría” y que “le compraría a los chicos un complemento de vitamina D”, ya que “el año que viene si no es el coronavirus puede ser otro” porque “salen de laboratorios” y “si se extinguen muchas especies humanas también nos vamos a extinguir”. Ahí respiramos tranquilos porque esa frase hizo que toda la entrevista cobrara sentido: Lilita no desvaría, lo que sucede es que no es como nosotros, quizás como Mirtha Legrand y muy pocos más. Por eso puede ver cosas que nosotros no vemos. Vendría a formar parte de algo así como los X- Force de la República. Lástima que nunca, el periodismo, sus aliados y la gente, se lo permiten demostrar.

Y a mí cualquier bondi me viene bien

Mauricio Macri se tomó varios días para salir a contestar la carta de Cristina Fernández de Kirchner y la razón quedó clara cuando pudimos ver que su tuiteo comenzaba diciendo que “le costaba entender la carta de la vicepresidenta”. Por primera vez en mucho tiempo supimos que estaba hablando en serio. Pero después, el presidente de la Fundación FIFA agregó que se sentaría a la mesa de diálogo convocada por el presidente Alberto Fernández si se cumplían las siguientes condiciones: “la Constitución Nacional sobre la mesa, dar de baja el embate a la Justicia, al procurador, a la Corte y a la propiedad privada”. No sabemos para qué quiere la Constitución, pero sí que cuando se refiere a la Justicia lo hace con respecto a la que el puso ahí para procurar no tener que responder con su propiedad si la Corte llega a colocar las causas sobre la mesa y la que quede privada sea su libertad. Al recibir palazos de distintos sectores que se preguntaron desde qué lugar puede poner condiciones alguien que dejó al país en una tremenda crisis, Mufaza habría dicho “para qué me invitan si saben cómo me pongo”, y explicó que “poner condiciones de local o visitante es algo que me quedó de los tiempos de Boca”. Y cuando le explicaron que la mesa era para hablar del tema del dólar, habría replicado “mientras no sea sobre los que tengo afuera, yo me siento a hablar. No debe ser muy diferente a cuando gobernaba”. Si Mauricio intentó marcar la cancha con cal para que la vean los propios, debe haber llovido mucho porque la línea se empezó a borrar rápidamente cuando se hizo pública una foto de Lilita recibiendo en su casa a María Eugenia Vidal y a Horacio Rodríguez Larreta. Es que Lilita se adapta rápidamente al nuevo presente y cuando canta “Macri ya fue”, tiene su propia versión que dice “Vidal no sé y si vos querés, con Larreta me ven”. Lo increíble es que los medios generadores de opinión pública se la pasan hablando 24/7 de “la enorme grieta que se creó en el Frente de Todos por la carta de Cristina” mientras en Juntos por el Cambio están reordenando fila y limando asperezas.

Pero no quiso mi vida, sólo me pidió dinero

Hablando de la moneda extranjera, en las últimas semanas vimos cómo el ministro Martín Guzmán se calzó la 5, paró la bocha, empezó a manejar los tiempos cambiarios con la idea de estabilizar los dólares paralelos y metió una semanita de tranquilidad que era necesaria. “La brecha cambiaria es algo que nos ocupa porque los mercados paralelos generan expectativas y el contado con liquidación es también un mercado, existe, no lo podemos negar, pero debemos hacer que no sea tan volátil”, aseguró. Para ello no dudó usar todas las herramientas a su alcance, inclusive el teléfono para pedir una ayudita a los amigos que, parece, respondieron. Algunos dicen que exageró poniendo trabas para el “solidario” ya que el 80% de los interesados en adquirirlos fueron rechazados con distintos tecnicismos, pero ya vemos cómo los que gritaban eufóricos que el dólar no tenía techo y exigían una pronta devaluación, ahora no le ponen mala cara a uno de $130. Con el impuesto a las riquezas a tiro, el acuerdo con el FMI por la reestructuración de la deuda se vuelve clave para hacerle los cuernitos a La Nación quien, compitiendo con Clarín para ver quién es el grinch celeste y blanco, asegura que el veranito de la otra semana no puede durar mucho ya que, según su mirada, la baja del contado con liqui se logró con una fuerte intervención del Anses. Mientras tanto, Luis Majul hace su aporte poniéndole unas fichitas a que los ahorristas cobren sus sueldos a principios de mes y salgan corriendo a comprar la divisa norteamericana, lo que nos va avisando que se viene una nueva operación mediática. Para reforzar ese “espaldarazo” que Lilita le quiere dar al presidente liberándolo “de la carga” que significa un ministro “lento como Guzmán”, sacaron del freezer a Domingo Cavallo para que diga que el apuntado “no tiene plan económico” y que “hay que ajustar aunque no es necesaria una gran devaluación”. Ajustar, devaluar, no tener, tres cosas que siempre nos propondrá el “Mingo”, leas cuando leas lo que el declare. “No tiene ideas claras ni un diagnóstico adecuado de la realidad. La Argentina tiene una economía bimonetaria y hay que saber cómo manejarla”. “Te lo digo yo, que no sé por qué me siguen llamando si siempre tiro el mismo diagnóstico y cada vez que me pusieron a conducirla, terminé derrapando y estrolándola contra la pared”, habría agregado por lo bajo.

El clarín estridente sonó y la voz del gran jefe, a la carga ordenó

Esta semana nos enteramos que el gobierno argentino confirmó la compra de 25 millones de dosis de la vacuna Sputnik V a Rusia, 12,5 millones si contamos que se aplica en dos veces. Así, sin vueltas ni ambages, lo anunciaron diarios como Página 12, Ámbito, El Cronista, Infobae y hasta La Nación. Clarín, que tiene muy metido eso de “si quieren venir, que vengan, les presentaremos batalla dialéctica” tituló en su tapa “Pese a las dudas, el Gobierno decidió comprar 25 millones de dosis de la vacuna rusa”, algo que trabaja luego en el interior poniéndola “entre luces y sombras”. Me lo imagino a Héctor Magnetto batiendo el dedo índice de derecha a derecha mientras dice “no en mi cancha”. Eso queda más en evidencia cuando abajo, en la misma tapa, anuncia lo que sucedería más tarde de una manera muy particular: “Al final, la corte revisaría su actitud y fallaría a favor de Cristina”. Ya en el interior y con un poco más de delicadeza, dice que la corte mantiene los jueces cuestionados por los K, pero de manera provisoria hasta que se haga un concurso para reemplazarlos. Así termina uno de los culebrones del mes de octubre, manteniendo a los jueces en sus puestos, pero limitados en el tiempo hasta que se concursen esos cargos y haciendo lo mismo con la posibilidad de que un presidente “ponga y saque” jueces a dedo, como se le antoje. Se nos vienen unas semanitas donde el record ostentado por Alfredo y Diego Leuco, Jorge Fernández Díaz, Laura Di Marco y Juana Viale de nombrar en un programa 85 veces a Cristina va a quedar chiquito. Lo que no entiendo bien es lo que intenta graficar Majul, ya que mientras busca dejar en claro que “la vicepresidenta ya se fue, ya dejó el barco”, por otro lado asegura que sigue firme trabajando para lograr su impunidad. Su nota es de una belleza humorística que me da real envidia. “Un asesor del jefe de Estado” se hace preguntas, “los amigos más impacientes de Alberto” piden cabezas. Los “albertistas puros” consideran a Grabois “un chanta”, la carta de Cristina era “envenenada” y, atenti a esto, “la revolución inconclusa del proyecto Artigas incluyó la muerte de un carnero mal alimentado y la plantación de perejiles debajo de un eucaliptos”. Clarín pasó la sección de humor a la tapa y La Nación a la columna de Luis. Así no se puede. 

Che, pibe, vení, votá

¡Qué semanita para Donald Trump! Primero se cruzó, vía Twitter, con Sacha Baron Cohen, el actor que interpreta a Borat. El presidente norteamericano posteó que no le parecía gracioso, sino “repugnante y falluto”. A lo que Cohen le contestó “que el tampoco lo consideraba gracioso y aun así el mundo entero se ríe de él”, para luego agradecerle la “publicidad gratuita para su nueva película”. Luego llegó el tan esperado día en que se definía el futuro del imperio en unas elecciones que se mostraron muy parejas y anodinas hasta el momento en que el presidente de los EEUU se cansó y la pudrió. Se autoproclamó ganador al mismo tiempo que pedía que se dejaran de contar los votos porque se estaba llevando a cabo un fraude, y avisó que iría a la Corte para evitarlo. Claro, allí metió como 4 Rosenkrantz, por si acaso. “Estábamos listos para una gran celebración, estábamos ganando en todos lados y de repente se frenó todo. Los resultados eran fenomenales”, comentó el primer mandatario. Estas declaraciones, ¿no le recuerdan a alguien? Mientras tanto, un juez de la Corte Federal del distrito de Washington ordenó encontrar 300.000 votos que “estarían perdidos” por el sistema postal, el que está comandado por un gran amigo de Trump, con lo cual existe la posibilidad de que el presidente se esté denunciando a sí mismo. Con él, todo es posible. Más allá de este paso de ballet, es interesante analizar un poco cómo se llega a esto. En la tierra de la democracia y las libertades, primero hay que anotarse para votar, lo que muchas veces queda sujeto a rigurosas limitaciones. Superada esa primera etapa, se sufraga un día martes, en horario laboral, con colas que pueden llegar a las 4 horas de espera si eres blanco y hasta 6 si eres afrodescendiente. Con un voto que no es obligatorio. Aún así, si pasaste todo estos pasos previos, te quedan ganas y lográs sufragar, tu voto no elige directamente al presidente sino que los ganadores de cada estado suman una cantidad de electores en un “colegio” que termina decidiendo quién gobernará a la potencia más grande del mundo. Es decir, en EEUU, al presidente lo votan 400 personas. Si Nicolás Maduro hiciera algo parecido ya tendría dos portaviones estacionados en el patio trasero del palacio Miraflores. La ventaja de ser el único país sin embajada estadounidense. Joe Biden, quien se relame porque siente la posibilidad de destronar al magnate al alcance de la mano, salió a contestarle diciendo que “es el pueblo estadounidense el que decide el resultado. El proceso democrático debe seguir y continuar hasta que finalice”. Después de lo que vimos y de los “detalles” aquí reflejados, no se si me hubiese atrevido a decir que decide el pueblo. O que este es un proceso democrático. Capaz sea esta la republica con la que sueña Lilita. Lo que queda claramente demostrado es que luego del grito de fraude y de este proceso eleccionario, ya nadie se pregunta dónde está Wally, la novedad reside en encontrar dónde se oculta el secretario general de la OEA, Luis Almagro. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Elecciones en EEUU ¿Dónde está Almagro? #elecciones #gronchomars #trumpvsbiden2020

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Mai onli frends, di end

Sin embargo la nota que se lleva el destacado de la semana es la que nos cuenta cómo, fogoneados por algunos famosos, se generó una ola de personas que piensan no vacunarse por las razones tan descabelladas que el presidente tuvo que salir al cruce avisando que no preguntaban si la vacuna tenía ideología, sino si servía. Es curioso, esta gente cuando eran pibes le dieron a los jaimitos, mielcitas, comieron esas gallinitas dulces; crecieron y se clavaron cerveza la Diosa, tomaron vino marca Promoción y ahora de grandes vienen a poner reparos porque piensan que los quieren “usar de conejillos de indias”, cuando lo vinieron siendo toda la vida.