Gana Dilma: límites y desafíos para el PT
Por Santiago Gómez, desde Porto Alegre
Este cronista no tiene dudas que Dilma Rousseff ganará las elecciones, ni tampoco que el PT tiene que organizar a la población si no quiere depender de Lula con 74 años en el 2019. Durante el próximo gobierno, Dilma deberá crear una regulación que posibilite la pluralidad en los medios de comunicación, los cuales están dominados por cinco familias; la principal es propietaria de la cadena O Globo.
La política en Brasil está atada a la publicidad, cuidar la imagen es la premisa antes que cualquier otra cosa. “O brasileiro não gosta de brigar de frente”. Para la llegada de Lula a la presidencia, se construyó el “Lulinha pas y amor”, como llaman acá a la transformación de la imagen radical y confrontativa de Lula, por la del acuerdo y el diálogo. Para ello fue contratado Duda Mendonça, el mismo que contrató el Pato Urribarri para ser presidente argentino.
El Brasil virtual de los medios argentinos no es el Brasil real. Como el resto de los BRICS es un país muy injusto, con una pequeña elite millonaria, y cincuenta millones que con el PT salieron de la pobreza. A diferencia de la equiparación que los marxistas hicieron entre Perón y Getulio, en términos de derechos adquiridos, que es de lo que se trata el asunto, el Perón brasilero es Lula. Getulio es Yrigoyen. Con Lula un albañil puede tener un hijo médico. En términos de avances sociales, Argentina le lleva a Brasil 60 años de ventaja.
A diferencia de lo que sucedió en Argentina con el kirchnerismo, el PT tuvo un crecimiento constante desde su creación en 1980 hasta que Lula llegó al gobierno en el 2003. Pero una vez llegado al gobierno, los cuadros del PT asumieron la administración del Estado y dejaron de construir territorialmente. Lo hecho hasta acá le posibilitará a Dilma la reelección, pero el PT deberá construir militancia si quiere seguir gobernando Brasil más allá del 2019.
Brasil desde Porto Alegre
La capital de Rio Grande dos Sul es considerada la vanguardia política del país. Basta recordar que aquí fue el histórico Forum Mundial del 2001, al que asistieron Lula, Evo y Chávez.
La gestión petista de Porto Alegre sirvió de modelo a municipios como Rosario y Morón. En agosto de este año se realizó un acto al que asistió Dilma Rousseff y junto 15.000 personas. En septiembre el PT realizó otro y asistieron 20.000 personas. En la provincia de São Paulo viven 44 millones de habitantes, en Rio Grande do Sul 12.
Hacer política en este país es muy difícil, la población la rechaza. Haciendo campaña en un barrio, que fue villa y el PT urbanizó, conocí a una mujer que se reconocía petista pero las elecciones las trabajó para una candidata que no entró a la segunda vuelta provincial. “Soy petista, pero tengo que trabajar”. Todos los partidos contratan personas para hacer campaña. De nada sirvió que intentara convencerla de militar para el PT en la segunda vuelta; me repetía “fica tranquilo, sempre votei PT”. La mujer, como tantos otros con los que hablé, reclamó que el PT dejó los barrios. “¿Y sabés lo que pasó cuando el PT dejó los barrios? Entraron los narcos”, me dijo. Sabemos que el territorio para los narcos es allí donde el Estado o la política no llegan.