En su Día: No docentes y Universidad
Por Diego Kenis
Profesor y licenciado en Historia y docente de esa carrera, Roberto Cimatti prefiere sin embargo definirse como miembro de otro sector de los trabajadores de la Educación Superior, los no docentes, estamento que incluye a quienes se desempeñan en tareas administrativas, técnicas y de mantenimiento. Hace veinticinco años ingresó a la planta permanente de la Universidad Nacional del Sur y desde hace quince forma parte de la lista Azul dentro de su vida política. Hace casi tres semanas, resultó electo por sus compañeros para ocupar la única banca que poseen los trabajadores en el Consejo Superior Universitario, que junto a la Asamblea Universitaria son los dos máximos órganos del cogobierno de la institución.
Ante la celebración del Día del Trabajador No Docente Universitario este miércoles 26, establecido en conmemoración del Congreso que en 1973 unificó a las federaciones del ramo, AGENCIA PACO URONDO lo consultó para conocer los principales aspectos que caracterizan a un sector que Cimatti define “en expansión, luego de décadas de estancamiento”. “Durante los últimos años se han financiado nuevos cargos para todas las Universidades Nacionales y la creación de nuevas instituciones ha ampliado el número de trabajadores no docentes”, enfatiza.
Al cabo de casi tres gestiones kirchneristas, ¿cuáles han sido los principales cambios para el sector, comparativamente con las gestiones neoliberales anteriores?
Un tema central fue la concreción del Convenio Colectivo de Trabajo (CCT) para el sector en el año 2006. Este fue un hecho trascendental aunque no exento de conflictos entre los trabajadores como consecuencia del reencasillamiento. Este último en muchas instituciones universitarias se hizo desconociendo los criterios establecidos para el mismo, dejándose de lado el criterio de función por otros como el clientelismo de las conducciones gremiales de turno.
Además, no se cumplieron los acuerdos salariales acordados originariamente y en el medio del proceso de implementación del CCT se modificaron. No obstante esto, la actual situación salarial es buena para el sector si se la compara con otros ámbitos de la administración pública.
A pesar de los avances logrados por los trabajadores en general, persiste como residuo de décadas de neoliberalismo el trabajo precarizado. Al respecto, una reciente investigación de Victoria Basualdo sobre la tercerización pone el acento en que esta forma de precarización laboral no afecta solo a un grupo de trabajadores, en condiciones de debilidad, sino que también es una amenaza para el colectivo de los asalariados. Esta situación se mantiene aún en la administración pública en general y en las Universidades Nacionales en particular.
¿Qué resta por discutir o conquistar?
Los avances que se deben lograr como colectivo dependen de la fisonomía de cada una de las Universidades, no son lo mismo las “tradicionales” o “históricas” como la del Sur que las más recientes que están dando sus primeros pasos. Esto genera ciertas dificultades a la hora de igualar las condiciones de trabajo de todas las universidades nacionales.
Un tema relevante que debe ser debatido es el del trabajo tercerizado que ya mencionamos, cuestión ésta que no debe reducirse al ámbito de los trabajadores universitarios sino al de toda la población económicamente activa, al conjunto de los trabajadores. En el caso de nuestra universidad, si bien se han generado nuevos puestos de trabajo genuinos, vinculados principalmente a la creación de la radio universitaria y del sector audiovisual en general, persiste la tercerización en áreas como la limpieza y la vigilancia. Lo paradójico es que el agrupamiento de mantenimiento, producción y servicios generales en el que se radican aquellas funciones ha crecido, pero el impacto de la tercerización iniciada durante el auge de las políticas neoliberales sigue siendo importante, y persiste.
Este tema es fundamental porque en la universidad pública existen dos categorías de trabajadores: los conveniados y los tercerizados, sumándose como mecanismo para reemplazar las funciones no docentes el de locación de servicios. Consideramos que una institución educativa que forma profesionales, técnicos, científicos y humanistas no debe aceptar formas de trabajo precarizado.
A nivel gremial, ¿cómo se estructura la agrupación del sector?
Los trabajadores no docentes nos agrupamos en asociaciones de base que están nucleadas en la Federación Argentina del Trabajador de Universidades Nacionales (FATUN), existiendo también aunque minoritariamente trabajadores sindicalizados en la ATE (NdR: Asociación de Trabajadores del Estado) como en el caso de la Universidad Nacional del Comahue.
En la paritaria nacional la parte empleadora está representada por el Consejo Interuniversitario Nacional y los trabajadores de las Universidades Nacionales por la FATUN. Participa además el Ministerio de Educación, en función de lo establecido en la Ley de Presupuesto.
En materia de participación política en las Universidades, ¿cuál es la situación y cuáles sus limitantes?
En materia de participación en el gobierno universitario, la principal limitante es el criterio de representación establecido en la Ley de Educación Superior. Esta norma dejó a criterio de cada universidad la integración de los trabajadores no docentes a sus órganos de gobierno. De todas maneras, se ha avanzado en este sentido aunque siguen existiendo universidades donde los trabajadores no participan del gobierno, como en la UBA.
Por otra parte, la participación en el gobierno universitario genera nuevas tensiones en el colectivo no docente dado que al integrarlo el trabajador ejerce la función como parte de la patronal.