Abelardo Ramos y el mal del mitrismo en el fondo de la historia

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REFLEXION SOBRE EL PADRE DE LA IZQUIERDA NACIONAL

Abelardo Ramos y el mal del mitrismo en el fondo de la historia

30 Octubre 2023

Hay una figura en el siglo veinte argentino que mezclo la literatura, la poesía y la historia, ese es Jorge Abelardo Ramos. Su obra se caracteriza por una brillante descripción de los personajes históricos con un lenguaje poético pero coloquial. De manera clara y expositiva en Revolución y Contrarrevolución en la Argentina narra la historia nacional, desde sus comienzos hasta el golpe oligárquico del 76. Vale la pena detenerse en esa obra ya que intenta trazar una línea histórica donde busca marcar cual es la contradicción que hace avanzar la historia de nuestro país. Lo esencial de esa obra es el hecho de que discute de derecha a izquierda, ya que va contra la visión liberal mitrista y también tira dardos envenenados contra lo que él llama el fubismo o la izquierda oligárquica, es decir los sectores de la izquierda profundamente antinacionales que coinciden en las ocasiones históricas importantes con la más rancia derecha por su carácter cipayo. Esto se constataría en 1955 por ejemplo, con el apoyo de los partidos de izquierda a la Fusiladora.

Un elemento central en Ramos para analizar a la Argentina es la dicotomía entre las provincias y la capital, entre la burguesía portuaria importadora y las distintas facciones de la burguesía del interior y su importancia en la historia argentina. Entiende que los enfrentamientos políticos del siglo diecinueve provienen de cómo administrar las riquezas que genera el puerto, y que la necesidad de constituir la organización nacional se subordinaba a eso. Por ejemplo, en el enfrentamiento entre Rosas y Rivadavia, lo que ve es que para la clase ganadera bonaerense no le es necesario conformar una nación organizada ya que, puede garantizarse por sí sola el comercio con Inglaterra, en cambio Rivadavia representante de la burguesía comercial porteña necesitaba un país jurídicamente organizado para permitir la entrada de la manufactura británica. En este último se necesita que Argentina sea un país que demande los productos británicos para eso necesita expansión territorial y organización política. A diferencia de otros revisionistas, tiene una actitud crítica con Rosas y es más cercano a Roca, que es visto como el hacedor de la organización nacional. Dicho sea de paso, es quien federaliza las rentas de la aduana, es decir termina el proceso de formación del estado argentino en términos económicos como financieros.

 Ya hablando del siglo veinte, es uno de los pocos intelectuales que no es furibundamente antiperonista durante la primera gestión justicialista. Su acercamiento es previo al proceso de llegada de las clases medias intelectuales al peronismo en los sesenta y setenta. Entiende Ramos que dada la debilidad orgánica de la burguesía fraccionada en facciones con distintos intereses, el peronismo surge como mecanismo por el cual se puede generar un mercado interno fuerte y un desarollo industrial. En este contexto escribe su primer libro América Latina, un país. En donde sostiene la idea de la Patria Grande, es decir la idea de que se debe constituir una Nación Latinoamericana.

De esta manera a partir de la década del 60 se convierte en uno de los principales pensadores del llamado pensamiento nacional, ya que en sus ensayos se ve una visión nacionalista, pero a su vez reivindicativa de lo latinoamericano. Le da un gran valor a las Fuerzas Armadas, ya que les da un papel fundamental en los procesos de liberación nacional. Ya que constituyen el elemento que permite sostener los procesos emancipatorios. Por esto criticara el antimilitarismo de la izquierda marxista argentina o como él le decía la izquierda oligárquica. Sus libros se volverán en los setenta una obra indispensable para la militancia peronista junto con los de José María Rosa.

Se marcará en su obra un estilo agudo donde mediante la ironía y el humor marcará con apodos certeros a los personajes históricos argentinos. Ramos poseía un estilo directo, en donde mediante ideas claras y definidas se ofrece una cronología política definida. Eso no salvara de estar metido en grandes polémicas de la época, ya sea con Miliciades Peña o con su crítica aguda a los Montoneros. También tendrá una crítica marcada al alfonsinismo, a contrapelo de la intelectualidad argentina encandilada con Alfonsín en los primeros años, tildará de socialdemócrata y contradictorio los supuestos avances de esos primeros años.

Para finalizar se puede sostener que para entender el siglo veinte argentino, es necesario leer a Abelardo Ramos. Ya sea para comprender las contradicciones de nuestra historia o para entrar por primera vez en la historia argentina con una prosa cargada de poesía e ironía.